La crisis reaviv¨® viejas rencillas a los dos lados del canal

La negativa francesa a importar vacuno del Reino Unido no provoc¨® por s¨ª sola el duelo comercial sostenido por ambos pa¨ªses. Las hostilidades se intensificaron al saberse la pasada semana que lodos prohibidos que conten¨ªan residuos fecales hab¨ªan sido utilizados en Francia para fabricar piensos. Convenientemente aderezada por la prensa sensacionalista, la noticia desencaden¨® una campa?a contra los productos franceses que amenaza con enturbiar las excelentes relaciones pol¨ªticas entre Londres y Par¨ªs.Hasta que salt¨® el esc¨¢ndalo de los residuos fecales, el abanderado del boicot a los productos franceses, Nick Brown, ministro brit¨¢nico de Agricultura, estaba m¨¢s bien solo. Nadie en el Gabinete laborista le secund¨® y hasta el primer ministro, Tony Blair, subray¨® que cualquier veto comercial ser¨ªa "ilegal y contraproducente".

Brown, que por cierto no ha borrado la tradicional melod¨ªa gala Fr¨¨re Jacques de su contestador autom¨¢tico, tuvo que conformarse con un "boicot personal" a los productos franceses. Anim¨®, eso s¨ª, a tiendas y supermercados a mejorar su etiquetado para que todo lo fabricado en el Reino Unido mostrara su denominaci¨®n de origen.

Manzanas y queso

Las grandes superficies comerciales empezaron a retirar de sus estantes las manzanas francesas golden delicious y el queso brie. Los vinos franceses no han sufrido tanto. Al mismo tiempo han aparecido en las tiendas pegatinas con la bandera brit¨¢nica en carnes de ternera y aves, frutas y hasta quesos.

Pero la respuesta del consumidor brit¨¢nico ha sido tibia. Y a Brown, por el contrario, su batalla personal le ha supuesto ya la cancelaci¨®n de una cita con su hom¨®logo franc¨¦s, Jean Glavany. Seg¨²n este ¨²ltimo, un pol¨ªtico que boicotea los productos franceses no es el interlocutor adecuado para mantener "un di¨¢logo sereno". El frustrado encuentro deb¨ªa haberse producido hoy mismo en Londres.

Cuando el mi¨¦rcoles pasado los ganaderos franceses bloquearon durante dos horas a los camiones brit¨¢nicos a la salida del Eurot¨²nel en Calais, Blair se decidi¨® a llamar por tel¨¦fono a Lionel Jospin para tratar de calmar los ¨¢nimos. Ninguno de los dos quiere que un contencioso comercial oscurezca su deseo de reforzar la identidad europea en el terreno de la seguridad.

Desde que el esc¨¢ndalo de la sangre contaminada con el virus del sida provocara la ca¨ªda del Gobierno en 1993, Francia trata con exquisita cautela los asuntos sanitarios y alimentarios. Por eso Jospin ha otorgado tanto valor a las dudas de la Agencia Francesa para la Seguridad Sanitaria de los Alimentos sobre la evoluci¨®n de la epidemia.