Las pol¨¦micas 'stock options' de Telef¨®nica obligan al Gobierno a endurecer su fiscalidad

La tormenta pol¨ªtica desatada por las stock options (opciones para la compra de acciones) de Telef¨®nica ha obligado al Gobierno a buscar nuevas f¨®rmulas para frenar la pol¨¦mica. Primero fueron las enmiendas presentadas por el PP a los Presupuestos del 2000 que obligan a los poseedores de las opciones a declararlas a la Comisi¨®n de Valores. Ayer, el vicepresidente segundo y ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, anunci¨® que ha dado instrucciones a la Direcci¨®n General de Tributos para endurecer la fiscalidad.Aunque la f¨®rmula concreta est¨¢ a estudio, fuentes de Hacienda se?alaron que se trata de que los sobresueldos millonarios que se perciben a trav¨¦s de las opciones guarden una determinada proporci¨®n con las retribuciones normales. Lo que exceda de ese porcentaje no disfrutar¨ªa de la reducci¨®n del 30% que ahora se aplica para las ganancias as¨ª obtenidas, cuando han transcurrido m¨¢s de dos a?os entre la opci¨®n y la compra, al tratarse de una renta irregular.

En el caso de Telef¨®nica, esto significar¨ªa que los cerca de 45.000 millones que la compa?ia repartir¨¢ entre sus directivos tengan una penalizaci¨®n fiscal. Este plan se instrument¨® en el a?o 1997 y vence en febrero del 2000, justo antes de las pr¨®ximas elecciones generales. Para esa fecha estar¨¢ aprobada la modificaci¨®n que prepara Tributos del reglamento del IRPF vigente.

Cultura del "pelotazo"

Las enmiendas del PP, presentadas la pasada semana, se limitaron a establecer requisitos de transparencia en este tipo de retribuciones desde el 1 de enero del 2000. En concreto, se obliga a comunicar a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) las retribuciones as¨ª pactadas, a incluirlas en los estatutos de la empresa y a recibir el visto bueno de la junta de accionistas.Pero esto ha parecido ahora insuficiente al propio Rato, alertado por la nueva cultura del pelotazo que parece instalarse en los aleda?os del PP. El presidente de Telef¨®nica, Juan Villalonga, amigo del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y nombrado por ¨¦ste, simboliza en esta etapa la idea del enriquecimiento r¨¢pido que tan malos resultados le dio al anterior Gobierno del PSOE.

La diferencia es que ahora todo es legal, como se encarg¨® ayer de dejar claro el propio Rato. "No se trata de un pesebre", dijo el vicepresidente, "sino de la utilizaci¨®n de instrumentos legales que existen en los mercados a disposici¨®n de cualquiera". Pero una cosa es esto y otra diferente es que se utilice sin medida para pagar sobresueldos millonarios con ventajas fiscales mediante la compra de opciones en la propia empresa.

A ello responde la modificaci¨®n fiscal anunciada, que Rato quiere dejar fuera del debate pol¨ªtico. "Me parece injusto politizar esta cuesti¨®n", dijo y asegur¨® que la oposici¨®n "pierde el tiempo" al intentar que el Gobierno cargue con la responsabilidad pol¨ªtica del uso de las llamadas stock options.

"Lo que me parece absolutamente fuera del debate", a?adi¨®, "es que a personas que no tienen nada que ver con la pol¨ªtica, sino que son profesionales perfectamente cualificados se les quiera mezclar en un debate pol¨ªtico". A la pregunta de si entiende que el cambio fiscal anunciado es la respuesta del Gobierno a un "abuso" por parte de Telef¨®nica, contest¨®: "no, para nada".

Lo que se persigue es un nuevo tratamiento fiscal "equitativo" con las dem¨¢s rentas del trabajo y que las opciones guarden "cierta proporci¨®n" con los salarios fijos. La opci¨®n se pacta, por lo general, a un precio inferior al de mercado, y cuando se ejercita el derecho, es decir, cuando se compra la acci¨®n, de la ganancia s¨®lo tributa un 70% en el IRPF como una renta del trabajo y si han transcurrido m¨¢s de dos a?os.

Pese a su intenci¨®n de sacar este asunto del debate pol¨ªtico, Rato tendr¨¢ que dar explicaciones en el Congreso, tras rechazarse esta semana la comparecencia de Villalonga. Algo que el vicepresidente, si pudiera, evitar¨ªa, como ayer dej¨® claro en respuesta a una pregunta sobre si est¨¢ dispuesto a asumir el coste pol¨ªtico que al Gobierno le supone la operaci¨®n de Telef¨®nica.

Las relaciones de Rato con el presidente de la compa?¨ªa han quedado, por otra parte, seriamente da?adas, tras la dura batalla que precedi¨®, hace unas semanas, a la rebaja de las llamadas locales.