Est¨¢ que arde
JUVENAL SOTO
M¨¢laga est¨¢ que arde. En poco tiempo esta ciudad y su provincia han cambiado para peor: del territorio apacible que eran, s¨®lo sobresaltado por las epidemias de gripe que aquejaban a los nativos y a los alemanes de la tercera edad aqu¨ª residentes, ahora mismo son algo as¨ª como un far west en el que impera el m¨¢s hamp¨®n, el m¨¢s mangante, el m¨¢s asesino. Todo sin que el presunto responsable de Seguridad Ciudadana de M¨¢laga y su provincia, el subdelegado del Gobierno de Aznar, haga ni pum por remediarlo, o diga ni p¨ªo por explicarlo.
Si a finales del verano este territorio ya salvaje ostentaba un r¨¦cord de atentados contra las vidas y las haciendas de los que por aqu¨ª habitamos, entrado el oto?o la cosa ha ido a m¨¢s: asaltos diurnos y nocturnos a cafeter¨ªas y restaurantes, asesinatos, robos a mano armada y sin armar -ah¨ª est¨¢n el aeropuerto de San Juli¨¢n, Marbella, Estepona y la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol, ejemplos de uno y otro estilo-, atentados municipales contra parcelas repletas de restos arqueol¨®gicos, edificios p¨²blicos y privados que se medio caen -o que se caen del todo- ante la desidia y la incapacidad de quienes tienen la obligaci¨®n de velar por ellos, constantes e intensos saqueos del medio ambiente y un etceter¨ªsima fatigante dibujan un paisaje sobrecogedor frente al cual al ciudadano pel¨®n le caben dos opciones disyuntivas: marcharse o fortificarse.
Como pegar un bote resulta m¨¢s complicado que tener un d¨®berman tras la puerta blindada del piso, la mayor¨ªa de los damnificados optan por la fortificaci¨®n incluso mental, por eso dicen: "Esto ha llegado con la democracia. Antes, con el Caudillo, la cosa iba mejor, incluso M¨¢laga era mundialmente conocida como El para¨ªso del invierno". Tampoco, digo yo, es preciso remontarse a los tiempos tremendos. No tan antes, decimos muchos, con un alcalde y un gobernador socialistas la cosa iba mejor. Y eso que a la derecha se la tiene por gente de orden. En fin, que ¨¦stos del PP tienen gafe, o no sirven ni para derecha.
El caso es que en a?o y pico los edificios del llamado Centro Hist¨®rico malague?o han acelerado su desmoronamiento hasta resquebrajarse -para rajas v¨¦anse las del Palacio de los Deportes y las del t¨²nel de la Alcazaba, obras m¨¢s fresquitas en el tiempo y en el desastre- y caerse pese a un plan que proclama Ponle color al centro, queriendo aludir, supongo, a ciertas subvenciones destinadas, dicen, a restaurar edificios antiguos y en mal estado, subvenciones mod¨¦licas, digo yo, por el espeso y casi infinito tr¨¢mite burocr¨¢tico que exigen a quienes desean beneficiarse de ellas. Y el caso es, tambi¨¦n, que en a?o y pico lo que era una calamidad criminal reducida al ¨¢mbito marbell¨ª se ha expandido por toda la costa de la provincia malague?a, de modo que si hoy te libras del atraco en Fuengirola ser¨¢ porque ma?ana te apu?alar¨¢n en Nerja, no sin que en el ¨ªnterin hayas sido objeto de un tir¨®n en M¨¢laga.
As¨ª las cosas, iba yo diciendo, hay gente que ha optado por largarse sin m¨¢s, tal es el caso de la familia de la recientemente asesinada Roc¨ªo Wanninkhof. Es lo dicho: M¨¢laga est¨¢ que arde.
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