Desde T¨¢nger, ocultos en camiones

Cruzan el Estrecho escondidos en los bajos de camiones y autobuses, y cuando llegan a Madrid preguntan por los barrios de Lavapi¨¦s o Embajadores, los m¨¢s conocidos en su tierra. La mayor¨ªa de los 40 chavales atendidos por el programa de ayuda de las asociaciones Paideia y AMAL desde septiembre procede de T¨¢nger. Sobre todo, de los barrios de Ben Dibane y Bni Makada, unos abigarrados y deprimidos vecindarios producto del ¨¦xodo rural.En su tierra, muchos de estos chavales no eran ni?os sin hogar. Ten¨ªan familia y viv¨ªan con ella, aunque pasaban mucho tiempo en la calle. "A menudo, una de las ilusiones que les llevan a emigrar es la de poder enviar dinero a sus padres", explican los educadores Zohra y Mohamed.

"Buscan un futuro mejor, porque en T¨¢nger muchas veces s¨®lo pueden trabajar de aprendices en talleres ganando 50 dirhams a la semana; es decir, lo que cuesta una comida para una familia", a?aden. "All¨ª hay centros de formaci¨®n profesional, pero no los suficientes, y sus padres necesitan que ganen dinero cuanto antes. Adem¨¢s, tampoco pueden pagarles los libros ni tienen una casa donde se pueda estudiar en condiciones", apostillan.

Les mueve ese anhelo de mejora y, a menudo, tambi¨¦n la idea ilusoria de convertirse nada m¨¢s llegar a Madrid en los reyes del mambo (dinero f¨¢cil, buenas ropas y zapatillas deportivas, ligar a tope en las discotecas...).

"En el norte de Marruecos se sintonizan cadenas de televisi¨®n espa?olas que si t¨² las ves piensas que esto es el para¨ªso terrenal. Tambi¨¦n es frecuente que los conocidos que han emigrado regresen en verano contando que les va muy bien, aunque sea falso. Todo eso hace que los chavales tengan una idea falsa de la vida en Espa?a", explican los educadores. Pronto se estrellan contra la realidad. La misi¨®n de este programa es evitar que el golpe deje secuelas irreversibles.