Acuerdo para un Gobierno aut¨®nomo en el Ulster
Protestantes y cat¨®licos eliminan el obst¨¢culo de la entrega de armas para desbloquear el proceso de paz
La largamente esperada paz para Irlanda del Norte se hallaba anoche finalmente al alcance de la mano. Unionistas probrit¨¢nicos protestantes y nacionalistas cat¨®licos, en un gesto hist¨®rico, emitieron declaraciones expl¨ªcitas de su voluntad de paz. En una acci¨®n perfectamente coordinada que premi¨® los esfuerzos del mediador norteamericano George Mitchell, el Sinn Fein de Gerry Adams y el Partido Unionista del Ulster (UUP) del l¨ªder protestante David Trimble dijeron por separado que les une una vocaci¨®n pacifista capaz de eliminar los obst¨¢culos que desde hace un a?o y medio impiden la formaci¨®n de un Gobierno aut¨®nomo para el Ulster, un acto de despedida gradual al control del Gobierno del Reino Unido sobre la atribulada provincia.
Ambos -Sinn Fein y UUP- dejaron entrever su decisi¨®n de renunciar a la violencia. Y eso fue un claro y exitoso ejercicio de flexibilidad pol¨ªtica: los republicanos del Sinn Fein, actuando oficiosamente en nombre del IRA, dijeron que el desarme de la principal facci¨®n extremista republicana es "esencial" para el proceso de paz. El UUP de Trimble, mientras, dijo que la formaci¨®n de un Gobierno aut¨®nomo, aun sin el desarme del IRA, era una cuesti¨®n imperativa para salvar el llamado Acuerdo del Viernes Santo (1998). En otras palabras, los republicanos han dicho que abandonan la lucha armada y los protestantes creen, por primera vez, en las palabras de sus enconados enemigos.La era que se abri¨® tras semanas de agrias discusiones secretas en los salones del viejo castillo de Stormont, en una de las colinas que dominan el buc¨®lico paisaje de Belfast, depende ahora de un elemento clave: la inclusi¨®n de un interlocutor del IRA en las futuras negociaciones para el desarme, una tarea a cargo de la comisi¨®n internacional presidida por el general canadiense John de Chastelain.
Ser¨¢ la primera vez que un representante de la organizaci¨®n armada republicana se pondr¨¢ la corbata para asistir, en nombre de la proscrita banda de extremistas, a la mesa de negociaciones con una agenda clara: los m¨¦todos, el calendario y la formaci¨®n de una comisi¨®n mixta que se encargue de verificar que las pistolas, las ametralladoras, las granadas y, en fin, los explosivos del IRA deben ser destruidos en un programa simult¨¢neo a la destrucci¨®n de los arsenales de los numerosos grupos paramilitares protestantes.
Con gran riesgo para su propio futuro pol¨ªtico, Trimble ha abandonado obviamente la demanda protestante de "sin desarme no hay Gobierno" conjunto. Su aceptaci¨®n de la garant¨ªa del Sinn Fein fue indispensable para alimentar el clima de optimismo. Consciente de que el giro que ha impuesto en su partido, la principal fuerza pol¨ªtica en el Ulster, implica una invitaci¨®n a una revuelta en las filas unionistas, Trimble -ganador del Premio Nobel de la Paz junto con John Hume, el l¨ªder nacionalista cat¨®lico del liberal Partido Socialdem¨®crata- se preparaba anoche para dedicar todos sus esfuerzos a convencer a sus partidarios de que la f¨®rmula concebida por Mitchell constituye el ¨²nico camino hacia la paz y convivencia tras 30 a?os de violencia sectaria. Trimble luc¨ªa sereno y confiado cuando apareci¨® ante las c¨¢maras de televisi¨®n para anunciar el advenimiento de "una genuina convivencia" con los republicanos en el Gobierno que ¨¦l preside y en cuyo Gabinete hay dos asientos reservados para el Sinn Fein.
Todo, naturalmente, depende del apoyo que Trimble espera recibir durante la sesi¨®n del Consejo Unionista del Ulster, el aparato supremo del partido, en cuyo ¨¢mbito habitan sus principales adversarios. Aglutinados en facciones que todav¨ªa creen que el proceso de paz es una intolerable concesi¨®n a las "exigencias de los terroristas", los rivales de Trimble afilaban sus cuchillos para la asamblea prevista para el 27 de noviembre.
La paz, por supuesto, no llegar¨¢ ma?ana. Lo sabe Gerry Adams, que debe aplacar a sus propios rebeldes, los mismos republicanos que m¨¢s de una vez le han denunciado como "traidor".
Londres mantuvo una actitud esc¨¦ptica. El primer ministro laborista, Tony Blair, no se hab¨ªa pronunciado con el entusiasmo que cualquiera habr¨ªa supuesto ante semejante avance en la b¨²squeda de paz que ¨¦l propici¨® desde un principio. El editorial del Daily Telegraph, portavoz de las corrientes m¨¢s conservadoras y, por ende, aliadas de Trimble, denotaba confusi¨®n ante el r¨¢pido paso de las hist¨®ricas negociaciones. Lo ¨²nico claro de su pieza principal en la p¨¢gina de opini¨®n fue su emplazamiento a Trimble para que explique a su partido el verdadero alcance del pacto en ciernes. The Times expres¨® el sentimiento de muchos con una caricatura que resume su escepticismo: mostraba a Adams y a Trimble abrazados, con el transfondo de estrellas y corazones. El jefe del Sinn Fein, m¨¢s alegre que su nuevo amante, Trimble, en la nueva empresa norirlandesa, confesaba a los lectores que, "por cierto, todo esto son gilipolleces".
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