El Pacto Local: es la hora de los munincipios
En la construcci¨®n de la Comunidad de Madrid, hace m¨¢s de 16 a?os, tuvieron un protagonismo destacado los ayuntarnientos, que, en su totalidad, se pronunciaron por que lo que era hasta entonces provincia se configurara como una comunidad aut¨®noma en el marco del reci¨¦n creado Estado de lasAutonom¨ªas. Naci¨®, as¨ª, nuestra instituci¨®n con una fuerte vocaci¨®n municipalista y todos los partidos reconocieron ese rasgo como uno de los elementos claves para que se consolidara, ante los ciudadanos, como una instituci¨®n ¨²til y cercana. En paralelo, y al igual que lo hicieron el resto de las comunidades aut¨®nomas, Madrid acometi¨® su proceso de consolidaci¨®n gestionando las competencias y servicios regulados en el Estatuto de Autonom¨ªa y asumiendo los que se le transfirieron desde la Administraci¨®n General del Estado. A partir de entonces, y gracias al consenso entre las fuerzas pol¨ªticas madrile?as, la Comunidad de Madrid ha ido reforzando su peso pol¨ªtico y ampliando su capacidad de actuaci¨®n con el aumento de sus competencias: la gesti¨®n, en 1995, de la ense?anza universitaria y, en 1999, de la no universitaria, han dejado muy avanzado ese proceso, s¨®lo a expensas de la recepci¨®n, confiamos que a lo largo de la legislatura, de las competencias y servicios, entre otros, en materia de Sanidad o Justicia.Ahora, en el filo del siglo XXI, Madrid tiene que apostar de manera decisiva por dar un nuevo paso. No en la direcci¨®n de concentrar y centralizar las competencias que ya tiene y que tendr¨¢ en un futuro pr¨®ximo, sino en el de la recuperaci¨®n de su originaria vocaci¨®n municipalista. Es decir, materializando, a nivel de Madrid y con car¨¢cter de urgencia, el Pacto Local, uno de cuyos instrumentos jur¨ªdicos b¨¢sicos habr¨¢ de ser el desarrollo de la Ley de Bases de R¨¦gimen Local de la Comunidad de Madrid.
Entre 1995 y 1999, el Partido Popular se comprometi¨® reiteradamente a cumplir ese objetivo, sin que pasara de la mera declaraci¨®n de intenciones a los hechos pese a las exigencias de los socialistas y de un buen n¨²mero de Ayuntamientos. En ese sentido, hemos perdido cuatro a?os. No podemos perder m¨¢s tiempo. Es imprescindible iniciar cuanto antes un proceso de consenso con los Ayuntamientos para dise?ar con rigor un nuevo mapa de competencias que tenga como objetivo reforzar el peso pol¨ªtico, financiero y administrativo de las corporaciones locales, dot¨¢ndolas desde el principio de suficiencia financiera, de nuevos servicios y de m¨¢s recursos para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
No se trata de un mero reajuste t¨¦cnico entre dos niveles de la Administraci¨®n, sino de una opci¨®n profundamente democr¨¢tica, que tiene como objetivo acercar el poder pol¨ªtico a los ciudadanos, aproximar la gesti¨®n de las soluciones a los lugares donde se plantean los problemas. La Comunidad, sin duda, traspasar¨ªa la gesti¨®n de algunas competencias y servicios en favor de los municipios. Pero reforzar¨ªa su prestigio ante los madrile?os, se har¨ªa m¨¢s permeable a sus demandas, m¨¢s ¨²til, en definitiva. La democracia saldr¨ªa notablemente reforzada.
Tras el fiasco del Pacto Local a nivel estatal, el Pacto Local que propugnamos para la Comunidad deber¨ªa establecer como principio un tratamiento igual para el conjunto de los municipios de la regi¨®n: todos deber¨ªan tener acceso al mismo nivel de competencias y recibir, por tanto, las mismas transferencias desde la Comunidad, aunque puedan establecerse a lo largo del proceso diversas fases en su aplicaci¨®n. En todo caso, al final del mismo, todas las corporaciones de la regi¨®n habr¨¢n de estar equiparadas, quedando establecido el principio de que no puede haber Ayuntamientos de primera y Ayuntamientos de segunda.
Es evidente que ese proceso deber¨ªa de incorporar elementos correctores en el caso de aquellos municipios (que son m¨¢s de 100) de las zonas rurales con un bajo nivel de poblaci¨®n mediante la institucionalizaci¨®n, a trav¨¦s del Pacto Local, de mancomunidades de car¨¢cter comarcal, que tuvieran un mayor peso competencial para poder compartir la gesti¨®n de servicios en zonas de la regi¨®n territorialmente homog¨¦neas. Asimismo, habr¨¢n de considerarse las especiales condiciones de 1a red de 1as grandes ciudades perif¨¦ricas que conforman las coronas metropolitanas y contemplarse, como un elemento clave del Pacto Local, la capitalidad de Madrid, de tal modo que quede definida de una vez la especificidad de la Villa como capital del Estado.
Se trata, sin duda, de un proceso complejo. Pero absolutamente necesario para hacer de nuestras administraciones entes "m¨¢s pegados al terreno" y para establecer una din¨¢mica nueva y m¨¢s fluida en la relaci¨®n entre la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos. Tambi¨¦n se trata de un proceso que hay que abordar con urgencia, lo cual significa que a lo largo del a?o 2000 las fuerzas pol¨ªticas de la regi¨®n deber¨¢n negociar entre ellas y con los municipios para consensuar los contenidos de Pacto Local, de tal modo que ya en los Presupuestos regionales y locales para el 2001 queden incorporadas las partidas y los recursos necesarios para hacer frente al proceso.
Estamos ante un reto de notable envergadura pol¨ªtica que, de alg¨²n modo, supone retomar con fuerza la profunda vocaci¨®n municipalista que dio origen a nuestra Comunidad.
De todos, pero especialmente del Gobierno regional y de la mayor¨ªa que le sustenta, depende que entremos en el nuevo siglo con una Comunidad m¨¢s descentralizada pol¨ªticamente y m¨¢s desconcentrada administrativamente y con unos ayuntamientos m¨¢s eficaces y autosuficientes desde el punto de vista financiero. Es, en definitiva, la hora de los municipios. En lo que de los socialistas depende, desde el Grupo Parlamentario de la Asamblea hasta el ¨²ltimo concejal de la regi¨®n, pasando por sus alcaldes, estamos, desde ya, en condiciones de ponernos manos a la obra. Es una declaraci¨®n de principios, pero tambi¨¦n una invitaci¨®n al conjunto de las fuerzas pol¨ªticas de izquierda, al Partido Popular, especialmente al se?or Ruiz-Gallard¨®n, a trabajar a fondo para su culminaci¨®n. De que se lleve adelante con inteligencia, con participaci¨®n de los ayuntamientos, con voluntad negociadora entre las fuerzas pol¨ªticas, va a depender que el Pacto Local en la Comunidad de Madrid no acabe como el promovido desde el Estado, una iniciativa que fue anunciada a bombo y platillo por el Gobierno y acab¨® como el parto (que no pacto) al que alud¨ªa Horacio en su Arte po¨¦tica: "Se ponen de parto los montes y nace un rid¨ªculo rat¨®n".
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