Malos tratos
La influencia de los medios de comunicaci¨®n en el conocimiento de las circunstancias en las que se desarrolla la violencia dom¨¦stica, la posible falta de diligencia de autoridades judiciales en casos que han terminado en muerte -caso Mar Herrero- est¨¢n provocando que la sociedad exija de jueces y pol¨ªticos una respuesta eficaz a un problema que empieza a ser end¨¦mico.De ah¨ª que la presi¨®n social dirigida a intentar dar soluci¨®n a tanta violencia sea bienvenida, como lo es la organizaci¨®n de unas jornadas por el Instituto Andaluz de la Mujer con este fin. Sin embargo, unas jornadas que limitan la presencia a jueces, fiscales y forenses y que pretenden, dice su directora, "un mayor compromiso de los jueces en la protecci¨®n de las v¨ªctimas", a quienes imputa "falta de rigor en la aplicaci¨®n de la ley", no son suficientes. No cabe duda que el maltrato dom¨¦stico se ha desarrollado, entre otras causas, por una falta de sensibilidad, pero achacar exclusivamente esta falta en los jueces aunque sus decisiones a veces rayan lo incomprensible, por decirlo suavemente, es desconocer la multiplicidad de causas que originan esta violencia, entre ellas el hecho de una sociedad asentada en la masculinidad con subordinaci¨®n y dependencia de la mujer, limitada a tareas complementarias.
Es posible que una mayor formaci¨®n, no jur¨ªdica, que se presume, sino cultural de los jueces, podr¨ªa aumentar su sensibilidad y prevenir casos de violencia, pero para que el problema pueda empezar a despejarse deber¨ªan adoptarse medidas m¨¢s amplias, como han hecho jueces y fiscales de Madrid, creando un foro permanente para dise?ar el mapa de la violencia dom¨¦stica y en el que est¨¢n presentes instituciones penitenciarias, agentes de la autoridad y asociaciones de v¨ªctimas, lo que se echa de menos en las anunciadas por el IAM.
Si adem¨¢s, siguiendo el ejemplo del presidente de nuestra comunidad, la mujer entra en pol¨ªtica en condiciones de paridad con el hombre y el juez de vigilancia escuchara a la v¨ªctima antes de pronunciarse sobre la libertad del agresor, se ayudar¨ªa en la soluci¨®n de un problema que s¨®lo ser¨¢ resuelto cuando la sociedad admita de hecho la plena igualdad entre la mujer y el hombre.
EUGENIO SU?REZ PALOMARES
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