Un cabezazo frena al Madrid

Un cabezazo de nada pudo finalmente con el Madrid. Y le arruin¨® una tarde en la que insinu¨® progresos evidentes, de la que mereci¨® salir con la frente alta y los tres puntos en el bolsillo. Vencido hacia la izquierda en la primera parte, atacando indistintamente por los dos costados en el arranque de la segunda, el equipo blanco estuvo a punto de sacar del campo a la Real Sociedad, que pis¨® el Bernab¨¦u con la ¨²nica pretensi¨®n de defenderse. El Madrid mejor¨® cuantitativa y cualitativamente la posesi¨®n, se mostr¨® m¨¢s din¨¢mico, y hasta recuper¨® lo m¨¢s valioso del repertorio de unos cuantos futbolistas, Savio y Seedorf a la cabeza. La suma de esos aspectos debieron alcanzarle para cerrar con ¨¦xito la contienda, por mucho que le faltara punter¨ªa y una pizca de imaginaci¨®n en el ¨²ltimo tramo del campo; por mucho incluso que ninguna de las mejoras tuviera relaci¨®n alguna con Anelka, el hombre alrededor del cual el interino Del Bosque hab¨ªa construido su estrategia; por mucho tambi¨¦n, si se quiere, a esa dimisi¨®n inconsciente que present¨® el equipo tras la consecuci¨®n del 1-0. Pero no le bast¨®.El f¨²tbol volvi¨® a ser cruel con el Madrid y le regal¨® un empate que el conjunto donostiarra, en realidad, ni siquiera pele¨®. Y si lo hizo fue de aquella manera, a lo Clemente, uno de esos t¨¦cnicos que no deja abandonar el terreno propio a ninguno de los suyos sino es con un justificante firmado. Desde que esta Liga cambi¨® su sistema de puntuaci¨®n no se ve¨ªa a un jugador fugarse a una esquina para entretener el bal¨®n y proteger un simple empate. Eso hizo ayer De Pedro en los ¨²ltimos compases de un encuentro al que el Madrid no supo como regresar tras el 1-1.

Durante 70 minutos el Madrid puso una sonrisa en la grada. La lleg¨® a poner en estado de impaciencia, por lo que tard¨® en traducir su superioridad en el resultado, pero sin dejarla perder la mueca de satisfacci¨®n. Helguera organizaba bien, Guti disfrutaba como enganche, Ra¨²l recuperaba sus costumbres de delantero, Savio irrump¨ªa como una bala por el flanco izquierdo, Seedorf, sin perder su anarqu¨ªa, arrojaba sobre el Bernab¨¦u todo su poder de desequilibrio, y hasta Karembeu funcionaba razonablemente como central. Hab¨ªa ocasiones, una dosis m¨¢s que aceptable de juego y mucha determinaci¨®n. Mucho m¨¢s de lo que se hab¨ªa visto ¨²ltimamente por el Bernab¨¦u.

La Real, uno de esos equipos que silban aunque no lleven la iniciativa, no logr¨® sentirse a gusto bajo el dominio del Madrid. Savio estaba causando estragos por la izquierda, desbordando y doblando una y otra vez a L¨®pez Rekarte, y Roberto Carlos se aprovechaba de la situaci¨®n asomando por ah¨® con cierta frecuencia. Fue arrollado por Savio de tal forma L¨®pez Rekarte que Javier Clemente le dej¨® en los vestuarios tras el descanso. Le supli¨® por Jos¨¦ F¨¦lix Guerrero, que tampoco encontr¨® la soluci¨®n en los 15 minutos que aguant¨® en el campo. Pero el Madrid empez¨® a alternar de banda sus ataques y la Real se qued¨® sin recursos para aguantarle. Hasta Anelka, que volvi¨® a dejar una actuaci¨®n gris, intrascendente, se sum¨® al partido por unos minutos.

Fue entonces cuando Seedorf quiso poner su firma al partido. Agarr¨® la pelota en la derecha y encar¨® a Aranzabal, le enga?¨® con una bicicleta y luego se lo quit¨® de encima pas¨¢ndole el bal¨®n por debajo de sus piernas; corri¨® hasta el fondo y centro hacia atr¨¢s. Por ah¨ª apareci¨® Savio que fusil¨® con la derecha. Un golazo que daba la raz¨®n a lo que suced¨ªa en el campo.

Pero el 1-0 jug¨® contra el Madrid. La Real no invitaba al miedo, pero a los blancos les entr¨® la sensaci¨®n de estar obligados a proteger el resultado. Y dejaron a jugar, y pensaron en defenderse. Entonces, en un c¨®rner, Helguera floje¨® por alto, Pikabea le gan¨® la posici¨®n y cabece¨® cruzado para el 1-1. Lo dem¨¢s fue impotencia local y viajes visitantes al c¨®rner.