El acuerdo entre guerreros se impone a la paz civil
?Qui¨¦n mata a qui¨¦n en Argelia? El asesinato del n¨²mero tres del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) parece confirmar que la vieja pregunta que se hacen los argelinos, sorprendidos entre dos fuegos en la guerra civil librada desde hace siete a?os por el Ej¨¦rcito y las guerrillas islamistas, sigue sin tener una inmediata respuesta. Pero, al margen de recordar la inquietante inc¨®gnita, los balazos que acabaron ayer con la vida de Abdelkader Hachani amenazan con dejar en papel mojado la tregua que acata el Ej¨¦rcito Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (EIS), brazo armado del FIS, y ponen en entredicho la pol¨ªtica de reconciliaci¨®n civil emprendida por el presidente Abdelaziz Buteflika tras su elecci¨®n, el pasado abril.En realidad, el alto el fuego del EIS, en vigor en la pr¨¢ctica desde hace dos a?os aunque oficializado el pasado mes de junio, es un acuerdo entre guerreros que dej¨® al margen a los dirigentes pol¨ªticos. El comandante de la guerrilla del ala militar del FIS, Madani Merzag, negoci¨® la tregua directamente con los generales Tewfik Median y Smain Lamari, jefes respectivamente de los servicios de informaci¨®n exterior e interior del Ej¨¦rcito. Ese acuerdo dio al traste con las conversaciones que manten¨ªan, tambi¨¦n en secreto, el ex general Mohamed Betchin, en nombre del entonces presidente de Argelia, el tambi¨¦n general retirado Liam¨ªn Zerual, y Abdelkader Hachani, en representaci¨®n del l¨ªder hist¨®rico del FIS, Abassi Madani.
Precisamente la excarcelaci¨®n de Hachani en julio de 1997 parec¨ªa anticipar, junto con la aparente libertad de movimientos concedida a Madani, que el acuerdo para poner fin a la guerra civil iba a tener una doble vertiente pol¨ªtica y militar. Pero el l¨ªder hist¨®rico del FIS volvi¨® poco despu¨¦s a quedar sometido a un estricto r¨¦gimen de detenci¨®n domiciliaria, mientras a Hachani se le prohib¨ªa hacer declaraciones p¨²blicas.
Tras las matanzas que ensangrentaron los alrededores de Argel a finales de ese mismo verano no se volvi¨® a hablar de tregua en Argelia. Mientras tanto, Zerual renunci¨® a completar su mandato y fue su sucesor, el ex ministro de Exteriores Buteflika, quien finalmente endos¨® desde el poder civil el acuerdo entre militares y guerrilleros. La excarcelaci¨®n de los primeros presos islamistas y la aprobaci¨®n de la Ley de Concordia Civil, ratificada en refer¨¦ndum el pasado mes de septiembre, parecieron culminar el proceso de pacificaci¨®n.
De hecho, tras una larga guerra civil que se ha cobrado 100.000 muertes reconocidas, las acciones de las guerrillas integristas que se mueven en torno a la nebulosa del Grupo Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (GIA) -entre 1.500 y 7.000 combatientes, seg¨²n expertos franceses- acababan de ser consideradas por Buteflika como un persistente "epifen¨®meno". El presidente argelino admit¨ªa as¨ª el pasado viernes en un foro internacional celebrado en M¨®naco que las ¨²ltimas brasas del terror segu¨ªan vivas, aunque el incendio pod¨ªa darse por controlado. Pero precisamente en la ¨²ltima semana los ataques de grupos armados islamistas se han recrudecido, con un saldo de medio centenar de muertes, seg¨²n los registros de la prensa de Argel, que tambi¨¦n ha informado de recientes e inusuales atentados contra unidades militares.
Cuando se aproxima el comienzo del Ramad¨¢n, el mes sagrado musulm¨¢n de ayuno y oraci¨®n, el asesinato de Hachani supone un nuevo mazazo para la pacificaci¨®n de Argelia. El n¨²mero tres del FIS hab¨ªa salido hace apenas un mes de su forzoso mutismo para declarar en una entrevista al diario suizo Le Temps que la violencia iba a seguir golpeando en el pa¨ªs magreb¨ª mientras el r¨¦gimen siguiera neg¨¢ndose a comprometerse con una "democratizaci¨®n real". Quienes han hecho fortuna en la guerra civil de Argelia parecen ser los m¨¢s interesados en acallar su voz para siempre.
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