El IRA designa a su representante para iniciar la entrega y destrucci¨®n de sus armas
El Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA) se sum¨® formalmente anoche al proceso de paz en Irlanda del Norte anunciando la designaci¨®n de un "interlocutor" ante la comisi¨®n internacional de desarme presidida por el general canadiense John de Chastelain. La proscrita facci¨®n armada responsable de centenares de muertes en el Ulster hizo llegar a la redacci¨®n de la radio televisi¨®n irlandesa RTE, en Dubl¨ªn, un escueto comunicado que resume su disposici¨®n a decir adi¨®s a las armas tras d¨¦cadas de implacable guerra contra las tropas brit¨¢nicas y la mayor¨ªa protestante de la provincia.
El comunicado del IRA no hizo p¨²blica la identidad del "interlocutor" designado. En Belfast, la oficina del general canadiense John de Chastelain, presidente de la comisi¨®n de desarme, dijo que esta inc¨®gnita era comprensible dada la "situaci¨®n de seguridad".El pronunciamiento del IRA se produjo pocas horas despu¨¦s de que el destino de Irlanda del Norte quedara oficialmente en manos de los otrora enemigos protestantes unionistas y cat¨®licos republicanos tras una veloz sucesi¨®n de pasos hist¨®ricos en Londres, Dubl¨ªn y Belfast que auguran un formidable cambio para el futuro pol¨ªtico del Ulster.
En un comunicado transmitido a un periodista de Belfast, el IRA anunci¨® que "har¨¢ honor" a sus "compromisos" y "confirma haber nombrado a un emisario para entablar las conversaciones con la comisi¨®n internacional encargada del desarme".
El comunicado est¨¢ firmado por P.O"Neill, el nombre codificado que permite la autentificaci¨®n de los comunicados de este grupo. El IRA no revela el nombre del intermediario que, seg¨²n las especulaciones que hac¨ªa ayer la prensa local, podr¨ªa ser Padraic Wilson, un antiguo comandante de los presos del IRA, de 42 a?os y considerado como relativamente moderado. Otros dos nombres que ayer se hab¨ªan barajado eran el de Joe Cahill, vicepresidente honorario del Sinn Fein, quien en su d¨ªa cumpli¨® una sentencia por contrabando de armas; y el de Brian Keenan, el cerebro de la campa?a de atentados terroristas en Inglaterra.
Este negociador debe entrar en los pr¨®ximos d¨ªas en contacto con la comisi¨®n dirigida por el general canadiense John de Chastelain. Con ¨¦l establecer¨¢ el calendario y las modalidades de desarme. Seg¨²n el general, el desarme podr¨¢ ser efectivo en enero. En principio, deber¨¢ consistir en una destrucci¨®n de las armas del IRA en presencia de un miembro de la comisi¨®n. El Acuerdo de Stormont prev¨¦ el fin del desarme para mayo del 2000.
En la atm¨®sfera de tenue optimismo -no es la primera vez que los irlandeses saborean las promesas de paz-, lo ¨²nico que maravillaba tanto a pol¨ªticos como a la gente de a pie en Irlanda del Norte eran las sorpresivas im¨¢genes que transmit¨ªa la televisi¨®n desde la verde colina coronada por el castillo neocl¨¢sico de Stormont: David Trimble, el protestante jefe del Partido Unionista del Ulster (UUP), afirmando con emoci¨®n genuina el comienzo "de una nueva era". Los guerrilleros de ayer, encorbatados y solemnes, hablando de la paz posible. Escolares que visitaban el castillo de Stormont, impresionados por lo que un pecoso cat¨®lico de 10 a?os llamado Sean Murphy describi¨® como "milagro".
En el campo republicano se impuso la econom¨ªa de emociones. M¨¢s pragm¨¢ticos, los dirigentes del Sinn Fein se limitaron a expresar esperanzas en un futuro equitativo. Aunque los discursos oficiales conten¨ªan inevitablemente palabras como "d¨ªa hist¨®rico" y "un nuevo cap¨ªtulo", lo cierto es que los republicanos est¨¢n m¨¢s conscientes de los posibles tropiezos que le esperan al proyecto. Est¨¢n irritados porque Trimble haya fijado febrero como fecha para que el IRA entregue sus armas a la comisi¨®n de desarme presidida por De Chastelein.
El primer ministro laborista brit¨¢nico, Tony Blair, se sum¨® apasionadamente al coro de los optimistas cuando declar¨® que "ha llegado la hora de que la esperanza reemplace al dolor y la confianza se imponga al miedo". Blair, sin embargo, resumi¨® el temor de todos los pol¨ªticos y toda la gente del Ulster en este cap¨ªtulo advirtiendo que peligros no faltan. "Todav¨ªa existe gente que tratar¨¢ de alterar el progreso que hemos logrado".
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