Savio arregla un problem¨®n
El Madrid jug¨® el primer tiempo de forma convincente, pero volvi¨® a su precario estado en la segunda parte
Savio arregl¨® un encuentro complicad¨ªsimo para el Madrid, que ofreci¨® todas sus versiones, hasta el punto de convertirse en materia de estudio. Un equipo que hab¨ªa actuado con garant¨ªas en la primera parte, se fue a pique en la segunda, preso de la d¨¦bil base que le sostiene. El primer error -el penalti que fall¨® Hierro- result¨® suficiente para desestabilizarle. Se cay¨® a trozos y, por un momento, se dieron las circunstancias para vivir otra noche tr¨¢gica en Chamart¨ªn. Agarrotado y sin recursos, pareci¨® entregado. Con orden y paciencia, el Rosenborg se coloc¨® en la misma posici¨®n que el Zaragoza: a la espera de cazar una pieza cada vez m¨¢s sencilla. No lo merec¨ªa el Madrid despu¨¦s de una convincente primera parte, pero as¨ª funciona el equipo en estos d¨ªas. La cosa pintaba tan fea que los aficionados comenzaron a impacientarse, a cargar contra varios jugadores -Guti a la cabeza- y a pensar en lo peor. No ocurri¨® porque muy a ¨²ltima hora Savio enganch¨® un remate espectacular que entr¨® por la escuadra. Una jugada que surgi¨® de la nada y que sac¨® a flote al Madrid, cuya meritorio partido en el primer tiempo debi¨® darle una ventaja m¨¢s c¨®moda.La angustia destruy¨® al Madrid en el segundo tiempo, sometido a un estado de ansiedad que no le permite ning¨²n regalo. Hierro regal¨® un penalti en un momento crucial del partido. El Madrid ganaba, jugaba con entusiasmo, abrumaba al Rosenborg y parec¨ªa cercano a la victoria. A un minuto del descanso, Morientes fue derribado por Hoftun en el ¨¢rea, circunstancia que se interpret¨® como un carpetazo al encuentro. Pero Hierro se reserv¨® el lanzamiento del penalti, lo fall¨® y puso al Madrid ante la evidencia de su situaci¨®n: un equipo con un frag¨ªlisimo sistema nervioso, incapaz de sostenerse en las situaciones adversas. El efecto del error de Hierro se observ¨® inmediatamente. El Madrid se present¨® en el segundo tiempo con las mismas dudas que le han llevado a su cr¨ªtica situaci¨®n actual. Dudas que afectan a todo el mundo. A Del Bosque tambi¨¦n. Retir¨® a Bizzarri para este partido y aline¨® a Casillas, que fracas¨® en el gol de Carew, un tallo que sembr¨® el terror en cada bal¨®n colgado sobre el ¨¢rea madridista. Casillas pag¨® su inexperiencia en el cabezazo de Carew, y partir de ese momento se produj¨® el efecto domin¨®. El Madrid se derrumb¨® l¨ªnea por l¨ªnea y volvi¨® donde sol¨ªa.
REAL MADRID 3
ROSENBORG 1Real Madrid: Casillas; Karembeu, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Helguera, Redondo, Guti (Seedorf, m.64, Anelka, m.90), Savio; Ra¨²l y Morientes (Julio C¨¦sar, m. 88). Rosenborg: Jamtfall; Bergaolmo, Johnsen, Hoftun, Basma; Strand (Aaroy, m.89), Skammelsrud, Berg; Sorensen, Carew y Jacobsen (Winsnes, m. 50). ?rbitro: Michel Piraux (B¨¦lgica). Goles: 1-0. M. 18. Ra¨²l, dentro del ¨¢rea, tras un rechace del meta noruego. 1-1. M. 47. Carew, de cabeza. 2-1. M. 84. Savio, de un gran zurdazo. 3-1. M. 90. Roberto Carlos, en acci¨®n individual. 25.000 espectadores en el Bernab¨¦u. Segunda jornada de la segunda fase de la Liga de Campeones, en la que el Madrid ya suma dos victorias.
La decisi¨®n de Del Bosque admite alguna cr¨ªtica. Quem¨® a Bizzarri, quiz¨¢ definitivamente, y meti¨® a Casillas en un apuro considerable. Es cierto que hay un problema en la porter¨ªa del Madrid, pero ayer se agrav¨®. Ahora puede que sean dos problemas. Habr¨¢ que ver el impacto del error de Casillas sobre un muchacho sometido a una tensi¨®n extrema. Si algo le servir¨¢ de ayuda, ser¨¢ la sufrid¨ªsima victoria. El gol de Savio tendr¨¢ un valor impagable sobre el portero y sobre el equipo, que tiene abierto el paso a los cuartos de final. Nadie lo habr¨ªa dicho en varias fases de la segunda parte, en plena quiebra de juego. Pero todas las carencias del segundo tiempo parecieron m¨¢s relacionadas con la fragilidad del ¨¢nimo que con otros problemas.
A partir de la debilidad nerviosa se aprecieron defectos t¨¢cticos, errores individuales, carencias que se antojaban enormes. Sin embargo, el Madrid funcion¨® con eficacia y buen tino en el primer tiempo. Se produjeron no menos de diez llegadas a la porter¨ªa del Rosenborg, con una participaci¨®n tremenda de Morientes y Ra¨²l en los remates. Como casi siempre, Ra¨²l se reserv¨® un papel importante. Aprovech¨® un error monumental del portero para llegar al rechace y dejar el bal¨® en la red. Era lo m¨ªnimo despu¨¦s de un exhaustivo trabajo colectivo. El Madrid jug¨® con entusiasmo, un punto acelerado, sin demasiada precisi¨®n. Pero su autoridad sobre el Rosenborg se hac¨ªa incuestionable. Hierro daba m¨¢s presencia a la defensa, Redondo impon¨ªa alg¨²n respeto en el medio campo y el resto correspond¨ªa a Ra¨²l, Morientes y Savio, que no es poco. Hubo oportunidades y algunos buenos momentos frente a un equipo ordenadito y poco m¨¢s. El penalti que fall¨® Hierro dio un giro total al partido. Con lo justo, el Rosenborg puso al Madrid frente a la evidencia de su situaci¨®n actual: un enfermo que requiere de todos los cuidados del mundo.
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