Fondos reservados
Todo el gasto p¨²blico ha de tener su justificante; con una excepci¨®n: la que ata?e a los gastos reservados, de los que se puede disponer sin justificante y sin que generen apunte contable. Hasta la democracia, todos los ministros ten¨ªan una partida de gastos reservados; desde la democracia, s¨®lo cuatro responsables de gasto ten¨ªan y tienen este tipo de partidas: el presidente del Gobierno y los ministros de Exteriores, Defensa e Interior. Y eso era todo: ni eran ni son secretos, en su cuant¨ªa, porque estaban y siguen estando en el presupuesto; ni autorizaban para cualquier cosa ni para nada en concreto. En la actualidad, y por el esc¨¢ndalo surgido con motivo de algunas disposiciones de este gasto que han sido conocidas, hay una minicomisi¨®n del Congreso que algo se entera de su destino, aunque es reservada y desconozco el alcance o precisi¨®n de ese conocimiento; se trata, por tanto, de un control pol¨ªtico, en relaci¨®n con un instrumento pol¨ªtico, por el que se da confianza a unos agentes pol¨ªticos (ministros) para gastar sin dar cuenta; es una confianza pol¨ªtica, dada por quien tiene el poder de regulaci¨®n del gasto: el Congreso y el Senado.Por supuesto que quien gasta lo reservado est¨¢ sujeto a la Constituci¨®n y las leyes. Pero aqu¨ª viene la esencia, en ning¨²n lugar expresa, de esta instituci¨®n: se supone o se puede colegir que al menos una parte de ese gasto comportar¨¢ alg¨²n tipo de irregularidad o ilegalidad; por ello la instituci¨®n era y sigue siendo hondamente hip¨®crita. No autorizamos a hacer ilegalidades; pero eximimos del control para que no se produzcan. Y me refiero a supuestos de gasto que la gente suele dar como buenos, por ejemplo, por razones de seguridad: pagar esp¨ªas, confidentes; sobornar a funcionarios extranjeros (polic¨ªas, diplom¨¢ticos, pol¨ªticos, agentes), periodistas, escritores, catedr¨¢ticos, lo que sea; por seguridad. Es evidente que en tales casos no se puede hacer la retenci¨®n por el IRPF o cargar el IVA, a veces, por cuant¨ªas que inciden en los supuestos de delito fiscal; tampoco el soborno, porque sea a extranjeros, se excluye de los supuestos del C¨®digo Penal; cuando exist¨ªan los delitos monetarios, los pagos hacia afuera comportaban en ocasiones la comisi¨®n de tales delitos; y podr¨ªamos seguir. Es claro que las leyes no se declaran en suspenso, pero el valor entendido es el que es. Y, dado que, salvo puristas totales, la gente, la mayor¨ªa de los pol¨ªticos, entiende que estas pr¨¢cticas son convenientes o necesarias, parece razonable dar por supuesto que esta hip¨®crita instituci¨®n ser¨¢ interpretada y apreciada con cierta dosis de hipocres¨ªa.
Lo que ocurre es que la gente, los medios, la oposici¨®n o quien quiera que sea puede no estar de acuerdo con la disposici¨®n concreta que haga un ministro, si llega a conocerla; y algunos incluso se escandalizan, al menos con mucho griter¨ªo; muchos pueden pensar que la seguridad exige pagar chivatos, qu¨¦ le vamos a hacer, pero no, por ejemplo, compensaciones a personas o funcionarios que incurren, por razones de seguridad u otras plausibles, en riesgos o responsabilidades especiales; pero la apreciaci¨®n pol¨ªtica de la oportunidad de ese gasto corresponde al responsable del mismo y el juicio que le afecte habr¨¢ de ser esencialmente pol¨ªtico. Tambi¨¦n hay situaciones m¨¢s extremas o que la gente estima menos aceptables: utilizar fondos reservados para pagar a un asesino, por razones de seguridad, no parece a mucha gente aceptable, pero lo que est¨¢ mal es el asesinato, no tanto la utilizaci¨®n de los fondos. O la utilizaci¨®n de los fondos en exclusivo beneficio del propio responsable; podr¨¢ haber quiz¨¢ un delito de apropiaci¨®n indebida, que traspasa los l¨ªmites de lo tolerable.
Quien dispone de fondos reservados tiene una grave carga sobre sus espaldas; se da por supuesto que va a hacer o debe hacer cosas prohibidas. Estimo que la hipocres¨ªa de la instituci¨®n requiere cierta hip¨®crita comprensi¨®n con las personas que tienen esta carga; est¨¢ bien que haya un mayor control pol¨ªtico, compatible con la discreci¨®n; en cuanto a los l¨ªmites infranqueables, ?por qu¨¦ los pol¨ªticos, el poder legislativo, no los fijan de manera tajante y razonablemente clara, p¨²blica o reservada para que el responsable tenga alguna idea de esos l¨ªmites, aparte de los que le dicte su propia conciencia y criterio?; por ejemplo, no matar; u otros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.