Jugada maestra del general Serrano
El jefe de la polic¨ªa colombiana logra un ¨¦xito editorial con 'Jaque mate', su relato de la lucha contra los 'narcos'
A mediados de este a?o, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez llam¨® a Rodrigo de la Ossa, responsable de la editorial Norma, y le habl¨® de la posibilidad de un libro fascinante sobre su amigo el general colombiano Rosso Jos¨¦ Serrano, actual jefe de la Polic¨ªa Nacional, y sus fascinantes relatos sobre la lucha contra las mafias del narcotr¨¢fico.El general Serrano confiesa que no es escritor, que es "de origen campesino y de lenguaje sencillo y coloquial". Por ello busc¨® a un escritor profesional que le ayudara a dar forma al r¨ªo de an¨¦cdotas y vivencias acumuladas por el que, seg¨²n Estados Unidos, es el "mejor polic¨ªa del mundo". Con la bendici¨®n del premio Nobel de Literatura se eligi¨® a Santiago Gamboa, radicado en Roma y autor de dos novelas policiacas, para ayudar a Serrano, y, finalmente, el s¨¢bado pasado apareci¨® en las estanter¨ªas Jaque mate, un libro de 302 p¨¢ginas en el que la realidad relatada por el general bien podr¨ªa parecer la ficci¨®n necesaria para una pel¨ªcula de acci¨®n.
La prueba del inter¨¦s que ha despertado es que los primeros l5.000 ejemplares "desaparecieron" en tres d¨ªas. Ya est¨¢ lista una segunda reedici¨®n de 25.000. El libro, escrito en primera persona, como si de una autobiograf¨ªa se tratara, est¨¢ firmado por el general Rosso Jos¨¦ Serrano, "con la colaboraci¨®n de Santiago Gamboa". Son cap¨ªtulos en los que se mezcla la vida de este general de 57 a?os -casado con una mujer alemana, y con un hijo- y la captura de los siete principales capos del cartel de Cali -al final se a?adi¨® la historia de la reciente Operaci¨®n Milenio, en la que cayeron otros 31 narcos-.
Jaque mate es tambi¨¦n un retrato del general. "De m¨ª dicen que no soy un hombre de grandes teor¨ªas, sino de instinto, de un sentido com¨²n agudo", cuenta el mismo Serrano en el libro. En su relato, Serrano deja al descubierto episodios de corrupci¨®n y algunos de los secretos y devociones de los hombres que manejan el negocio de la droga. El t¨ªtulo elegido por el jefe de la polic¨ªa, de hecho, tambi¨¦n nace de las cloacas de la droga. A uno de los cabecillas del cartel de Cali, Miguel Rodr¨ªguez Orejuela, le llamaban "el ajedrecista" por su destreza para evadir la justicia. Finalmente, Serrano lo captur¨®. Fue su jaque mate.
La captura de Rodr¨ªguez Orejuela se logr¨® gracias a su devoci¨®n a la Virgen y a su costumbre de encenderle una vela todas las noches. Esa vela se convirti¨® en la pista que llev¨® a la polic¨ªa hasta su escondite.
"El s¨¢bado 15 de julio de l995, en las horas de la ma?ana, recibimos de un informante una comunicaci¨®n seg¨²n la cual Miguel Rodr¨ªguez Orejuela se encontraba en el apartamento 402 del edificio Colinas Santa Rita, en Cali". As¨ª empieza el cap¨ªtulo dedicado a este cabecilla del cartel de Cali que paga hoy una condena de 15 a?os en una prisi¨®n de Bogot¨¢.
"All¨¢ est¨¢ ahorita, vayan y lo ver¨¢n", dijo el hombre por tel¨¦fono, y los de la CIA [la agencia de espionaje de EEUU] y la DEA [agencia estadounidense contra la droga] confirmaron que era la voz de uno de sus mejores informantes". "De inmediato tom¨¦ el avi¨®n y vol¨¦ a Cali con ?scar Naranjo, director de Inteligencia, 14 agentes especiales y cuatro hombres de la DEA y la CIA".
Y contin¨²a el relato con la llegada a un apartamento de 70 metros con 25 l¨ªneas telef¨®nicas, donde s¨®lo encontraron a una empleada y a un conductor "perfectamente instruidos para no decir nada".
Seguros de que hab¨ªa un zulo donde se ocultaba el capo, el general y los agentes desocuparon el lugar, desarmaron y buscaron sitios secretos. "Parec¨ªamos obreros de la construcci¨®n", y como a las nueve de la noche, ya desilusionado -"este tipo se nos vol¨®"-, Serrano regres¨® a Bogot¨¢.
Pero volvieron al apartamento, pues los informantes insist¨ªan en su versi¨®n. Encontraron el escondite abierto -la entrada era un espacio de 40 cent¨ªmetros, debajo del lavamanos, que se abr¨ªa con un alfiler- y un tanque de ox¨ªgeno al que le quedaba media hora.
Hilando cabos se supo que un teniente de la polic¨ªa hab¨ªa sacado al capo en el portaequipajes de un coche. "?se fue uno de los casos de corrupci¨®n que m¨¢s me doli¨®", cuenta en el libro Serrano. "El desquite" lleg¨® tres semanas despu¨¦s.
Empez¨® tambi¨¦n con la llamada de un informante, sigui¨® con la llegada de los agentes, que rodearon el lugar, con la larga espera, hasta que ocurri¨® "el milagro": una vela encendida en un edificio a oscuras, y el desenlace cuando los del grupo de asalto "sorprendieron al capo en calzoncillos meti¨¦ndose al escondite".
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