LA CR?NICA Feliz Navidad, mister Scrot EMPAR MOLINER
Hola peque?uelos, les habla la Doctora Love: hoy explicaremos c¨®mo reconocer un libro er¨®tico y sabremos en qu¨¦ se diferencia de un libro no er¨®tico. ?Hay diferencias entre un libro er¨®tico como Las tres seguratas se lo montan a cuatro patas y un libro no er¨®tico como Sinu¨¦ el egipcio? Pues s¨ª. Muchas. Las mismas que podr¨ªa haber entre El incre¨ªble Hulk y una lata de esp¨¢rragos El gigante verde. Y no me digan que no hay diferencias con la tonta excusa de que ambos son verdes porque tambi¨¦n son verdes el caracol Perejil y un moco, y que yo sepa nadie ha hecho una tesis comparada sobre ellos. La diferencia es nimia, pero abismal. La misma que podr¨ªa haber entre Starsky y Hutch y Los Pecos. Claro que se parecen, nadie lo niega. Ambos d¨²os se componen de un individuo moreno y rizado combinado con otro rubio y lacio. Pero lo que de verdad los hace distintos es que s¨®lo uno de los d¨²os es capaz de interpretar Canci¨®n para Pilar. Y eso supone un abismo.No, las cosas no son tan simples como parecen. Para documentar mi tesis fui a la presentaci¨®n de Cuentos er¨®ticos de Navidad, que publica Editorial Tusquets. Por cierto, que siempre asocio los libros de Tusquets con una marca de pat¨¦. Y no es s¨®lo porque sean exquisitos, sino porque la mayor¨ªa tienen la tapa negra. ?No les pasa?
Despu¨¦s de una lectura gustosa y atenta de las 206 p¨¢ginas de Cuentos er¨®ticos de Navidad doy fe de que tan s¨®lo en 30 de ellas hay puro sexo. Y eso supone menos del 15% del total del libro.
Es decir, que hay libros, como American psycho, Madame Bovary, La segona mort de Shakespeare, de Jordi Mata, o incluso la biograf¨ªa de Jackie Kennedy, que tienen muchas m¨¢s p¨¢ginas de guarrer¨ªa. Por no hablar de se?ores tradicionalmente perversos como Henry Miller. Pero ellos no son ni mucho menos er¨®ticos. ?Y saben por qu¨¦?
La respuesta, amiguitos, est¨¢ en lo que duran las descripciones. En ning¨²n libro normal encontrar¨¢n descripciones tan largas, minuciosas y detalladas como en un libro er¨®tico. Son siempre proporcionales a la guarrindonguer¨ªa de las escenas de sexo que vienen a continuaci¨®n. Si en el libro hay una org¨ªa, tengan por seguro que la descripci¨®n de la l¨¢mpara del techo durar¨¢ tres p¨¢ginas y ser¨¢ sublime.
Eso es debido a que el autor se lo tiene que montar antes de explicarnos el encuentro sexual. No puede pasarse las 30 p¨¢ginas del relato d¨¢ndole al tracatr¨¢ porque ya no ser¨ªa un libro er¨®tico, sino una revista con nenas. Y las revistas con nenas tienen fotos.
En una cata a ciegas literaria, podr¨ªamos descubrir cu¨¢l es el autor er¨®tico s¨®lo calculando cu¨¢nto dura la descripci¨®n de la llegada a casa de su protagonista. Si mete la llave en la puerta, se limpia los pies en el descansillo y medita durante m¨¢s de dos p¨¢ginas lo que va a cenar, significa que cuando abra la puerta dos mellizas n¨®rdicas le estar¨¢n esperando s¨®lo vestidas con unos pantys de compresi¨®n decreciente. Si dura menos de dos p¨¢ginas (pongamos tres l¨ªneas), detr¨¢s de la puerta le esperar¨¢n la soledad y el alcoholismo.
S¨¦ lo que me dir¨¢n: que Proust se pas¨® siete vol¨²menes para explicar los pasos b¨¢sicos de mojar una magdalena en el caf¨¦ con leche y en cambio En busca del tiempo perdido no encajar¨ªa del todo en la colecci¨®n La Sonrisa Vertical. Y tendr¨ªan raz¨®n. Pero no pueden negarme que lo ¨²nico que consigue Marcel siendo tan puntilloso con los detalles es ponernos a todos a cien. Mi amiga Luz, en el volumen dos empez¨® a tener calor y tuvo que desabrocharse parcialmente, y yo misma, ya en el tercero, not¨¦ que se me secaba la garganta y -no quisiera turbarles- tenues gotitas de sudor perlaron mi escote de Doctora Love.
?Y por qu¨¦? Porque tanto rato leyendo si es mejor mojar bollos o magdalenas en el caf¨¦ te hace creer err¨®neamente que se abrir¨¢ la puerta y saldr¨¢ el se?or Swann semidesnudo.
Imaginen, amiguitos, lo que pasar¨ªa si Mercedes Abad empezase su relato diciendo: "Aquel d¨ªa (f¨ªjate t¨²) me levant¨¦ con ganas de mojar una magdalena en el caf¨¦". ?Eh? ?Qu¨¦ pensar¨ªamos todos? Pues que es una calentorra. Nos frotar¨ªamos las manos y dir¨ªamos "?uy ahora...! ?C¨®mo nos vamos a poner...!" Luego resultar¨ªa que la magdalena ser¨ªa s¨®lo un detalle para entretener; el plato fuerte vendr¨ªa despu¨¦s, cuando la protagonista tuviese una escena er¨®tica con una foto de Jean-Michel Jarr¨¦ (el de Campos magn¨¦ticos). Pero justamente ¨¦ste ser¨ªa el acto que convertir¨ªa a la magdalena en sublime.
El d¨ªa de la presentaci¨®n me entretuve hablando de esto y aquello con los autores y en un descanso nos dedicamos a contar y clasificar las 30 p¨¢ginas que s¨ª hablan de sexo. Se las detallo para que se les pongan los dientes largos, pero sobre todo para que imaginen la descripci¨®n sublime que ven¨ªa antes. Cunnilingus (cuatro), stript¨ªs (cuatro), masturbaciones (seis; una de ellas en el Londres victoriano, dos con foto, una de las cuales es de Sharon Stone). Fantas¨ªas con la cu?ada (2), con familiar pr¨®xima o amiga de mam¨¢ (dos), franceses (uno). ?Sigo? Actos con o entre menores (dos), roces bajo la mesa (uno), penetraciones (dos), sexo por dinero (uno), tr¨ªos (uno), excitaci¨®n con cad¨¢veres (uno), otros orgasmos (cuatro), uso literario po¨¦tico o imaginativo de flujos vaginales (dos), consecuci¨®n de erecci¨®n a cualquier precio inclusive la muerte (uno), faroles (dos).
S¨®lo tengo un reproche para los 13 magn¨ªficos autores. ?Saben cu¨¢ntos preservativos usan durante este enloquecido work in progress? Cero. Como dec¨ªa un amigo m¨ªo motorista, "los ¨¢ngeles del infierno son los otros".
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