Publicidad y religi¨®n

En la Navidad de este ¨²ltimo a?o del siglo, la publicidad ha alcanzado sus m¨¢ximos niveles de agresividad. En particular, se ha puesto de moda utilizar s¨ªmbolos religiosos como algo gracioso e incluso chusco con fines publicitarios. Hay m¨²ltiples ejemplos de ello, pero me detendr¨¦ en especial en el anuncio en el que se recurre a la eucarist¨ªa, centro de la vida cristiana, para promocionar una marca de coches. Procede recordar a este respecto las palabras pronunciadas hace pocos d¨ªas por el cardenal Rouco, seg¨²n el cual es inadmisible la utilizaci¨®n de s¨ªmbolos religiosos en anuncios publicitarios. La reacci¨®n de los cristianos -dijo el cardenal- deber¨ªa consistir en no comprar esos productos anunciados. Comparto plenamente la opini¨®n de monse?or Rouco. El mismo Cristo est¨¢ f¨ªsicamente presente en el sacramento de la eucarist¨ªa. Trivializar este sacramento mediante un anuncio publicitario m¨¢s o menos ingenioso constituye una falta de respeto a las creencias religiosas de millones de cat¨®licos. Seg¨²n parece, para algunos, la libertad de expresi¨®n consiste en ofender libremente los sentimientos religiosos del pueblo cristiano. ?Qu¨¦ especie de indolencia nos afecta a los cat¨®licos que nos hace permanecer indiferentes cuando nuestra religi¨®n es objeto de irrisi¨®n constante?-