La locuaz ministra

La pol¨¦mica persigue a Dominique Voynet, la ministra francesa de Medio Ambiente. En agosto de 1997, mientras estaba de vacaciones, Par¨ªs registr¨® su m¨¢ximo hist¨®rico de contaminaci¨®n por ozono y la ministra se vio obligada a ordenar la reducci¨®n a la mitad la circulaci¨®n de autom¨®viles. Ahora, la ministra ha sido atacada con sa?a por permanecer entre el 19 y el 24 de diciembre en la paradisiaca isla de La Reuni¨®n (oc¨¦ano ?ndico), participando en un coloquio sobre la protecci¨®n de su arrecife de coral, mientras la marea negra se aproximaba a las costas de Brete?a. Una ausencia que a la que, como aperitivo, antecedi¨® una declaraci¨®n no menos pol¨¦mica sobre la amenaza del Erika: "Fotografiarme con impermeable, pala en mano y calzando botas de goma, no har¨¢ retroceder la marea negra".Una postura que cambi¨® radicalmente cuando, ya de vuelta a Francia y en vista del esc¨¢ndalo suscitado, pos¨® ante las c¨¢maras en la escuela de Veterinaria de Nantes y se mostr¨® preocupad¨ªsima por la suerte de las miles de gaviotas intoxicadas por hidrocarburos. Pero este gesto no bast¨® para acallar la pol¨¦mica. De hecho, al d¨ªa siguiente de su afanada fotograf¨ªa ante la escuela de Veterinaria, la propia Voynet volvi¨® a echar le?a al fuego al declarar, respecto a la carga de petr¨®leo que a¨²n queda dentro del Erika, lo siguiente: "Sacar de ah¨ª ese petr¨®leo equivaldr¨ªa a una inversi¨®n de 1.000 millones de francos , pues hay que calentar a 90 grados el fuel que permanece a 120 metros de profundidad para as¨ª estar en condiciones de bombearlo".

A la hora de la verdad, ni calor, ni bombeado ni miles de millones han hecho falta. El combustible ha salido por su propio pie de las bodegas del Erika, amenazando con aumentar el da?o ecol¨®gico.