?Gobierno de Espa?a o Gobierno del PP?
Una de las cosas que m¨¢s me sorprendi¨® del ya de por s¨ª sorprendente proceso de elaboraci¨®n de la Ley de Extranjer¨ªa fue la intervenci¨®n final, en el turno de explicaci¨®n del voto, del portavoz del PP, Luis de Grandes. Quienes se aprestan a celebrar la aprobaci¨®n de esta ley, dijo, deben saber que no est¨¢n celebrando la derrota del Gobierno del PP, sino que, al poner en circulaci¨®n una mala ley, est¨¢n celebrando una derrota del Gobierno de Espa?a. Jam¨¢s pens¨¦ que un dirigente del PP llegar¨ªa a cometer la torpeza de diferenciar entre el Gobierno del PP y el de Espa?a. Es lo ¨²ltimo que un dirigente de un partido que ocupa el Gobierno de la naci¨®n debe hacer.Pero es que, adem¨¢s, ni la persona ni la ocasi¨®n eran las apropiadas. Porque si hay una ley en la que el Gobierno ha actuado como Gobierno del PP y no como Gobierno de Espa?a ha sido en la Ley de Extranjer¨ªa. Y si hay alguien individualmente responsable de que as¨ª haya sido es el portavoz del grupo popular, que deb¨ªa haber hecho todo lo posible para evitar que as¨ª fuera.
El Gobierno se enfrent¨® con la Ley de Extranjer¨ªa desde una perspectiva exclusivamente partidista. Al tratarse de una iniciativa de CiU, permiti¨® que se iniciara su tramitaci¨®n parlamentaria, aprovechando para darse un aire no s¨®lo de centrismo sino incluso de progresismo, pero con la convicci¨®n ¨ªntima de que no iba a ser posible que se aprobara antes de que finalizara la legislatura. Una vez acordada la tramitaci¨®n por la v¨ªa de urgencia, tampoco reaccion¨® porque se iban a celebrar las elecciones catalanas y hab¨ªa que hacer lo posible para que CiU las ganara. ?nicamente tras la investidura de Jordi Pujol como presidente de la Generalitat, el Gobierno desatar¨ªa una fren¨¦tica actividad para intentar dar la vuelta en el Senado al texto aprobado en el Congreso. El resultado es conocido. ?Es ¨¦se el comportamiento del Gobierno de Espa?a o el del Gobierno del PP? ?Qu¨¦ c¨¢lculo es el que ha estado detr¨¢s de su inactividad antes de las elecciones catalanas y de su hiperactividad despu¨¦s? ?Qu¨¦ ha hecho el portavoz parlamentario del PP durante ese tiempo?
?ste es el gran problema del Gobierno del PP, por el que no "despega". ?nicamente piensa en la direcci¨®n del Estado en clave partidista. Privatiza en beneficio propio mediante la colocaci¨®n al frente de las empresas privatizadas de sus amigos, que a continuaci¨®n le devuelven el favor mediante la creaci¨®n de grupos de comunicaci¨®n al servicio del Gobierno. Ataca desde el Estado a los grupos de comunicaci¨®n que no se le someten, utilizando el Decreto-Ley, la Comisi¨®n del Mercado de Telecomunicaciones, las ruedas de prensa del portavoz de La Moncloa y operaciones todav¨ªa m¨¢s turbias. Manifiesta una "parcialidad territorial" escandalosa, dependiendo del partido que gobierne en cada comunidad, como el ¨²ltimo incidente entre el presidente de Asturias y el ministro de Fomento ha puesto de manifiesto. Ya no es s¨®lo Andaluc¨ªa.
Pero, sobre todo, demuestra una parcialidad terrible en el asunto en el que jam¨¢s deber¨ªa hacerlo. En la pol¨ªtica antiterrorista. El PP la ha entendido como una palanca para llegar al poder cuando estaba en la oposici¨®n y como un instrumento para conservarlo desde que est¨¢ en el Gobierno. Rompi¨® de facto el Pacto de Ajuria Enea en el verano de 1993 con la exigencia del "cumplimiento ¨ªntegro de las penas" (exigencia que, por cierto, parece que va a desaparecer del programa electoral del PP); atac¨® al Gobierno aprovechando el asesinato de Tom¨¢s y Valiente en v¨ªsperas de las elecciones de marzo de 1996. Y no ha dejado de hacer electoralismo en ese terreno desde entonces. Con el acto de las Ventas tras el asesinato de Miguel ?ngel Blanco. Con el anuncio de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de que hab¨ªa autorizado contactos con ETA en medio de la campa?a para las elecciones europeas, auton¨®micas y municipales del 13 de junio. Y con los ataques desaforados al PNV de estos ¨²ltimos d¨ªas, con referencias "kosovares" dif¨ªcilmente justificables en boca de un presidente de Gobierno.
El Gobierno hace electoralismo con los contactos con ETA y con la ruptura de los contactos. Aparcando, como "¨¢rea de desacuerdo", la pol¨ªtica antiterrorista con el PNV durante tres a?os y activando el conflicto con dicho partido cuando se aproximan las elecciones generales. El 12 de marzo veremos qu¨¦ opinan los ciudadanos.
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