Penderecki opina que no se crear¨¢ m¨²sica sin instrumentos nuevos
El compositor estrena en Espa?a "Las siete puertas de Jerusal¨¦n"
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Krzystoff Penderecki, a sus 66 a?os, es el rey de la sinfon¨ªa moderna, ese g¨¦nero musical denostado por creadores de hoy. El compositor polaco afirma que no hay manera de crear cosas nuevas con instrumentos de hace 300 a?os. ?l ya ha inventado algo para remediarlo: un tub¨¢fono, instrumento fabricado con madera y PVC capaz de dar notas m¨¢s graves que la percusi¨®n. Lo dise?¨® para su obra Las siete puertas de Jerusal¨¦n, que presenta el s¨¢bado en el Teatro Real, con la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid y el Coro de Valencia.
Penderecki tiene pinta de ser tranquilo y paciente. Se pasea con la partitura de Las siete puertas de Jerusal¨¦n debajo del brazo y usa la batuta como separador de los pentagramas. Toma asiento ante un ventanal del Teatro Real, que muestra la llegada de coches oficiales al entierro de do?a Mar¨ªa de las Mercedes de Borb¨®n, madre del Rey, observa el paisaje nublado y se toma su tiempo para las respuestas.Ha probado las vanguardias y las ha incorporado a su obra pausada, religiosa, espiritual y amante de la l¨ªnea sinf¨®nica, m¨¢s deudora con los a?os de Bruckner y Bach ("el mayor genio musical que ha habido sobre la tierra", dice) que de Stokhausen.
Progreso y tradici¨®n
"El progreso tiene que ser fiel a la tradici¨®n, no romper con ella", se?ala. Y cuenta que como profesor del conservatorio en Alemania se ha tenido que enfrentar a alumnos que se negaban a aprender lo que era el contrapunto, el gran legado de Bach para la historia. Le tuvo que pasar a ¨¦l, que de ni?o, cuando estudiaba viol¨ªn, quer¨ªa ser Paganini, hasta que escuch¨® unas obras del compositor alem¨¢n que cambiaron su vida. "Trat¨¦ de imitar a Bach desde entonces, escribir fugas, partitas, polifon¨ªa, algo que me ha durado hasta hoy", admite.
Y es que, para Penderecki, "las vanguardias son fundamentales para evolucionar, pero eso no quiere decir que la gente tenga que renegar de un legado de siglos", insiste. Cuando pasaba eso, corr¨ªan los a?os sesenta y setenta. Entonces, los artistas eran menos tolerantes con lo que consideraban caduco. Corr¨ªan las ¨²ltimas d¨¦cadas de un siglo que ha producido multitud de corrientes en el arte hasta llegar al presente. "Los j¨®venes compositores de hoy lo tienen muy dif¨ªcil. Para crear un estilo, tienes que elegir un camino y en la actualidad hay muchas opciones", cuenta. "Ahora, no se pueden hacer obras de hoy con instrumentos de hace 300 a?os. No se puede progresar en un museo. Todo aquel que quiera hacer cosas nuevas tendr¨¢ que plantearse crear m¨²sica para nuevos instrumentos, que deben ser fabricados con las manos. S¨¦ que un camino es el de la electr¨®nica, pero a m¨ª no me gustan los aparatos en los que no se puede controlar el sonido con el cuerpo humano".
?l ya ha puesto su granito de arena. "Aunque la creaci¨®n y la fabricaci¨®n de instrumentos es cosa de ingenieros, yo me he permitido el lujo de dise?ar uno para Las siete puertas de Jerusal¨¦n. Es un tub¨¢fono, una pieza de madera con tubos de pl¨¢stico que logra un sonido m¨¢s grave que el de la percusi¨®n y que ya otros compositores se han interesado por ¨¦l", explica.
Es la aportaci¨®n de un compositor al que se enmarca en la m¨²sica religiosa hoy, que se considera el heredero del sinfonismo, de aquel lazo que en este siglo entronca con Anton Bruckner, Sostakovich o Sibelius, pero que ha bebido de las vanguardias salvajes, con los aromas de sus admirados Pierre Boulez o Stokhausen para obras como Trinos a la memoria de las v¨ªctimas de Hiroshima (1960). "Yo compongo en forma sinf¨®nica. Las siete puertas de Jerusal¨¦n es precisamente la s¨¦ptima en mi obra de un g¨¦nero muy despreciado en estos tiempos. Yo creo que es por la aceleraci¨®n de la vida, que no es propicio para que se compongan piezas pausadas, lentas, elaboradas y profundas", sostiene Penderecki.
De hecho, pocas obras han llegado hoy a la profundidad de su Requi¨¦m polaco. Una obra con tintes religiosos pero muy pegada a la tierra y a sus compatriotas. "Era una ¨¦poca triste. La compuse en los a?os ochenta cuando el comunismo iba a desaparecer, pero nadie lo ve¨ªa y yo, y todo el mundo, cre¨ªamos que no se iba a poder salir de la dictadura comunista y resucitar en una nueva vida, pero no en el m¨¢s all¨¢, sino en un nuevo pa¨ªs", cuenta.
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