El ex dictador volver¨¢ a un Chile cambiado
Si el exdictador Augusto Pinochet es devuelto a Chile en los pr¨®ximos d¨ªas, encontrar¨¢ un pa¨ªs distinto del que dej¨® hace 15 meses, cuando emprendi¨® viaje a Londres. El general comprobar¨¢ que las cosas han cambiado en Chile. Para empezar, sus herederos pol¨ªticos de la derecha le han abandonado o, cuando menos, se han olvidado de ¨¦l. Comprobaron -razones electorales obligan- que la imagen de Pinochet era un lastre que en vez de aportar votos los restaba. El antiguo dictador no ha estado presente en la campa?a electoral, y ni una voz pide ahora su reincorporaci¨®n a la pol¨ªtica.
Y as¨ª fue como Joaqu¨ªn Lav¨ªn, antiguo alumno aventajado del dictador y hoy aspirante a la presidencia, declar¨® con total desparpajo tres meses despu¨¦s de la detenci¨®n en Londres: "Para lo que es la marcha del pa¨ªs, da lo mismo la situaci¨®n de Pinochet. Es fuerte decirlo, pero la mayor¨ªa del pa¨ªs est¨¢ en otra".La fortaleza f¨ªsica y pol¨ªtica del hombre m¨¢s poderoso de Chile en el ¨²ltimo cuarto de siglo ha menguado de forma dram¨¢tica a lo largo de su detenci¨®n. Hace 15 meses, el antiguo comandante en jefe del Ej¨¦rcito todav¨ªa se sent¨ªa con agallas para afrontar el debate pol¨ªtico, desde el flamante cargo de senador vitalicio, en una instituci¨®n como el Parlamento, que siempre despreci¨®. Ahora, Pinochet es un hombre que est¨¢ mucho m¨¢s solo y con una salud que se ha deteriorado paulatinamente. Las visitas a Londres de pol¨ªticos de derecha, empresarios y simples admiradores de la obra del dictador disminuyeron conforme avanzaba la campa?a de las elecciones presidenciales. Hoy s¨®lo la familia, el Ej¨¦rcito y un pu?ado de incondicionales agrupados en la Fundaci¨®n Pinochet dan aliento al anciano l¨ªder.
Los dos partidos pol¨ªticos de la llamada derecha pinochetista (Uni¨®n Dem¨®crata Independiente -UDI- y Renovaci¨®n Nacional -RN-) han entrado en una repentina fase de amnesia aguda y ninguno de sus dirigentes quiere hablar del r¨¦gimen militar ni del general al que hasta fecha reciente ensalzaron hasta la saciedad. Durante la campa?a para las elecciones del domingo, el candidato de la alianza derechista (Lav¨ªn), que visit¨® a Pinochet en Londres poco despu¨¦s de la detenci¨®n, se desmarc¨® de la figura del exdictador, y s¨®lo se refiri¨® a ¨¦l para decir que "pertenece al pasado y hay que mirar al futuro".
Pinochet no ha estado presente en la campa?a electoral, y muchos de sus conciudadanos se han olvidado o quieren olvidarse de ¨¦l. Otros le han perdido el respeto, porque ya no infunde el temor de cuando se permit¨ªa afirmar que en Chile no se mueve una hoja sin su conocimiento. Se asiste, pues, al ocaso pol¨ªtico de Pinochet, como titulaba ayer un diario santiaguino. Si finalmente el ministro brit¨¢nico del Interior, Jack Straw, confirma lo anunciado el martes, volver¨¢ a Chile un hombre debilitado pol¨ªticamente al que ning¨²n tribunal le ha reconocido inmunidad. Para el exdictador y sus seguidores, un regreso en estas condiciones tendr¨¢ irremediablemente un regusto amargo, porque nadie ha declarado su inocencia. Simplemente se han considerado razones humanitarias.
En este marco, Pinochet deber¨¢ enfrentar en su pa¨ªs las 55 querellas criminales que han sido presentadas en su contra por graves violaciones de los derechos humanos durante la dictadura. Los familiares de las v¨ªctimas de la represi¨®n ya han adelantado que no parar¨¢n hasta verlo en el banquillo. En este sentido, la Agrupaci¨®n de Familiares de Detenidos Desaparecidos ha pedido al Gobierno de Eduardo Frei que se comprometa ante los chilenos a que Pinochet sea juzgado en Chile.
Su condici¨®n de senador le ampara y le da inmunidad frente a cualquier acci¨®n de la justicia, a menos que sea desaforado. En las ¨²ltimas horas no se ha escuchado en Chile una sola voz reclamando la reincorporaci¨®n de Pinochet a la actividad parlamentaria. Hasta el general Luis Cort¨¦s Villa, director de la Fundaci¨®n Pinochet, se ha remitido al "irreparable deterioro de la salud de mi general" para insinuar que el exdictador deber¨ªa quedarse en casa. Sin embargo, constitucionalmente, Pinochet no puede renunciar a su esca?o, que, como ¨¦l mismo dise?¨®, es vitalicio.
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