Netanyahu y la Inquisici¨®n
El inter¨¦s de los historiadores por la Inquisici¨®n espa?ola, manifiesto en el ¨²ltimo cuarto de siglo en forma de centros de investigaci¨®n, cursos, congresos, reuniones cient¨ªficas, libros y revistas, se ha visto reactivado ahora con motivo de la aparici¨®n de un llamativo libro de 1.300 p¨¢ginas, Los or¨ªgenes de la Inquisici¨®n en la Espa?a del siglo XV, de Benzion Netanyahu, padre del ex primer ministro de Israel. Del libro se hizo amplio eco este peri¨®dico (Babelia, 4 de diciembre de 1999), pronunci¨¢ndose luego sobre ¨¦l el prestigioso acad¨¦mico don Antonio Dom¨ªnguez Ortiz. Ya hace muchos a?os tuve ocasi¨®n de participar en una reuni¨®n cient¨ªfica (Nueva York, 1983) donde Netanyahu anticip¨® pol¨¦micamente sus tesis. Al publicarse el libro, me ocup¨¦ de ¨¦l con detenimiento en la Revista de la Inquisici¨®n, interviniendo luego como ponente cr¨ªtico, junto a otro ponente decididamente favorable y laudatorio (el profesor Alcal¨¢), en los dos congresos (Lisboa 1998, y Cuenca 1999) que han tratado estas cuestiones. Ello me lleva a traer aqu¨ª algunas reflexiones sumarias sobre la obra que tanta expectaci¨®n ha despertado.Seg¨²n ha sido creencia com¨²n, la Inquisici¨®n fue creada en Espa?a (por bula de Sixto IV de 1 de noviembre de 1478, a petici¨®n de los Reyes Cat¨®licos) para combatir el criptojuda¨ªsmo de los conversos. La Inquisici¨®n iba dirigida as¨ª contra los conversos, o falsos conversos, que manten¨ªan unas pr¨¢cticas judaicas incongruentes con su nueva religi¨®n cristiana. Esta motivaci¨®n (una Inquisici¨®n creada por motivos religiosos, para velar por la puerza de la fe) es la que proclaman todos los textos fundacionales (bulas de los papas, documentos de los reyes, instrucciones, cartas, etc¨¦tera), lo que no impidi¨® que en el XIX autores como Llorente o Ranke hablaran de un pretexto, lo religioso, y de unas verdaderas y ocultas motivaciones, bien de car¨¢cter pol¨ªtico (dome?ar a la nobleza, o centralizar el poder en una Espa?a plural), o de car¨¢cter econ¨®mico (apropiarse las fortunas confiscadas de los reos).
Netanyahu se adhiere en parte a esas cr¨ªticas (las motivaciones pol¨ªtico-econ¨®micas), pero adem¨¢s presenta un nuevo y original argumento: la Inquisici¨®n habr¨ªa sido creada como un instrumento de pol¨ªtica racista. En cuanto a los m¨®viles econ¨®micos, y habida cuenta de que ya los especialistas han demostrado que la Inquisici¨®n no fue precisamente un buen negocio, Netanyahu sostiene que aunque el af¨¢n de dinero no fuera motivo determinante de la creaci¨®n de la Inquisici¨®n, lo econ¨®mico luego se instrumentaliz¨®, trat¨¢ndose de sacar partido de ello. En lo que respecta a los m¨®viles pol¨ªticos, cree ¨¦l que la Inquisici¨®n fue instrumento de una compleja operaci¨®n consistente en ganar para la causa regia el apoyo de las ciudades, debilitando a la nobleza y garantizando el absolutismo mon¨¢rquico. Con todo, su tesis principal y m¨¢s novedosa es la que presenta a la Inquisici¨®n como instrumento racista que pretend¨ªa una "soluci¨®n genocida": el exterminio de los conversos. Establece as¨ª un paralelismo de la actuaci¨®n inquisitorial con el exterminio nazi. Sobre todo ello, cabr¨ªa decir lo siguiente:
a) Es incomprensible que esa Inquisici¨®n racista fuera fundada por un rey, como Fernando, conocidamente antirracista y amigo y protector de los conversos. ?Pero es que acaso el Papa le otorg¨® una Inquisici¨®n racista distinta a la pedida por el rey antirracista? En absoluto. Fernando logr¨® exactamente lo que quiso. Ni que decir tiene que este enigma se resuelve aceptando que Fernando fue amigo de los conversos y enemigo de los falsos conversos, a los que s¨ª persigui¨®.
b) Si la Inquisici¨®n fue racista contra los conversos jud¨ªos, ?por qu¨¦ persigui¨® tambi¨¦n a los moriscos?; ?eran ellos de la misma raza? Y si fue racista contra los jud¨ªos conversos y los moriscos, ?por qu¨¦ persigui¨® a los protestantes europeos que vinieron a Espa?a y a los propios protestantes espa?oles?; ?cu¨¢l es aqu¨ª la raza com¨²n? Y si fue racista contra conversos, moriscos y protestantes, ?por qu¨¦ persigui¨® tambi¨¦n a los cristianos viejos y luego a una multitud de eclesi¨¢sticos, frailes y monjas, obispos, cardenal de Toledo, etc¨¦tera? ?Cu¨¢l era la raza perseguida por la pretendida Inquisici¨®n racista? El ¨²nico vestigio racista de la historia inquisitorial es la limpieza de sangre, fen¨®meno sobrevenido y posterior.
c) Si la Inquisici¨®n fue ideada para eliminar la competencia de los pr¨®speros conversos, y si las gentes que sufr¨ªan esa competencia eran las oligarqu¨ªas municipales de cristianos viejos, ?c¨®mo se explica que las Cortes de Castilla, donde esas oligarqu¨ªas hac¨ªan o¨ªr su voz, nunca pidieran que la Inquisici¨®n fuera introducida? Y si el motivo discriminatorio fue racista, ?c¨®mo se explican los incesantes matrimonios de acaudalados conversos con cristianos viejos?
d) Netanyahu cree que la Inquisici¨®n fue pedida por los reyes al papa por unas razones, y justificada en los documentos por otras. Imagina as¨ª una especie de farsa general, o confabulaci¨®n general, para justificar con fines religiosos otros perversos y secretos motivos. Ahora bien, con independencia de que resulta literalmente inimaginable un fen¨®meno as¨ª a lo largo de siglos, conviene recordar que nada m¨¢s fundarse la Inquisici¨®n, el papa Sixto IV y el rey Fernando tuvieron un dram¨¢tico enfrentamiento en el que, por escrito, se dijeron de todo. Lo ¨²nico que el papa no dijo es que el rey hubiera actuado movido por otros m¨®viles. Le acus¨® incluso de haberle enga?ado, sin duda por reservarse el rey el nombramiento de los inquisidores, pero no porque la finalidad de la Inquisici¨®n fuera otra. En el motivo religioso estaban todos de acuerdo.
e) La comparaci¨®n con el exterminio nazi resulta inadmisible. Y ello no s¨®lo por razones cuantitativas (el n¨²mero de v¨ªctimas, escandalosamente dis¨ªmil), o por mezclar en el mismo saco fen¨®menos represivos de siglos y circunstancias harto distintas (en el siglo XV la herej¨ªa era considerada delito), sino adem¨¢s por razones cualitativas de car¨¢cter penal. En un sitio se trata de condenas en virtud de procesos individuales; con una lamentable presunci¨®n de culpabilidad y dudosas garant¨ªas, si se quiere, pero procesos individuales al fin. En otro, de masacres colectivas e indiscriminadas, realizadas sin juicio alguno. ?Significa esto una indirecta defensa de la Inquisici¨®n? En absoluto. Ahora bien, rechazando cualquier forma de represi¨®n, y repudiando cualquier forma de intolerancia, resulta obvio que no todo ha sido lo mismo.
f) Resulta sorprendente la unilateralidad de Netanyahu en el tratamiento de las fuentes: su elogio sin medida de las obras y autores pro-conversos, y su acritud beligerante hacia todo lo que no encaja en sus tesis. ?l no cree en lo que dicen los papas, ni los reyes, ni los inquisidores, ni los tratadistas inquisitoriales, ni ning¨²n testimonio anti-converso. S¨ª cree a pies juntillas cualquier testimonio de los pro-conversos. La pregunta podr¨ªa ser pues: ?por qu¨¦ no hay que creer a los Reyes Cat¨®licos y a Sixto IV, que fueron quienes pidieron las bulas y quien las otorg¨®, y s¨ª hay que creer a gente como Isaac Abravanel o Isaac Arama cuando dicen que los conversos no judaizaban?
g) Y una ¨²ltima y fundamental cuesti¨®n. Toda esa presunci¨®n de farsa general, alegando falsos motivos religiosos para encubrir los verdaderos, racistas y pol¨ªticos, es construida por Netanyahu sobre cierto argumento que parece la l¨ªnea de flotaci¨®n del libro. Se trata de un argumento de congruencia, basado en la habitual proporci¨®n que suele darse en la vida entre medios y fines, o entre los males y remedios empleados. ?l asegura que los jud¨ªos tuvieron a los conversos por traidores y no por h¨¦roes. Con otras palabras, que los conversos no fueron mayoritariamente falsos conversos, sino verdaderos, es decir, cristianos aut¨¦nticos. Siendo pues el problema criptojud¨ªo un problema residual y menor, ?c¨®mo se pudo crear un aparato como el de la Inquisici¨®n para remediar aquello? Conclusi¨®n: aunque los documentos digan lo que digan, la Inquisici¨®n tuvo que ser creada para otra cosa. Pero este argumento, aparentemente persuasivo, es fruto de una falacia. En ¨¦l Netanyahu compara lo que el problema converso era entonces, o lo que ¨¦l cree que era, con lo que la Inquisici¨®n llegar¨ªa a ser. As¨ª aun aceptando que el problema de los falsos conversos fuera un problema menor, cosa bien dif¨ªcil de aceptar, Netanyahu olvida que lo que hicieron los reyes tras recibir la bula del Papa fue nombrar a dos frailes desconocidos para intervenir en Sevilla. Es decir, que no se arbitr¨® un remedio espectacular para un problema peque?o (que d¨¦ a pensar que el fin pretendido fuera realmente otro), sino un remedio en principio bastante ajustado al problema. Con los a?os, la Inquisici¨®n creci¨® m¨¢s y m¨¢s, pero eso ya es otra historia. Por lo dem¨¢s, y en favor de que la soluci¨®n era bastante previsible, conviene recordar que ya Juan II pidi¨® al papa Nicol¨¢s V, y tambi¨¦n Enrique IV a P¨ªo II, introducir la Inquisici¨®n en Castilla, accediendo los pont¨ªfices mediante dos bulas, de 1451 y 1462, que luego quedaron en papel mojado. Los Reyes Cat¨®licos lo intentaron por tercera vez, y en 1478, lamentablemente, el aparato inquisitorial se puso en marcha.
Las discrepancias expuestas hasta aqu¨ª no impiden destacar la importancia del libro en cuesti¨®n, la ardua labor de investigaci¨®n que lo ha hecho posible, y la luz que arroja en m¨²ltiples cuestiones. Netanyahu es una primera autoridad y su obra merece reconocimiento y respeto. Ojal¨¢ en el futuro esas tesis centrales, por ahora inaceptables, puedan ser reconducidas y matizadas por su prestigioso autor.
Jos¨¦ Antonio Escudero es director del Instituto de la Inquisici¨®n.
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