INVESTIGACI?N Estructura social Un informe de la UE alerta sobre la discriminaci¨®n de las mujeres en la ciencia
Las cient¨ªficas europeas ocupan muy pocos puestos de decisi¨®n; sus trabajos a menudo se eval¨²an peor; obtienen menos fondos y becas para investigar; y est¨¢n peor remuneradas que sus colegas masculinos. Y ello a pesar de que al principio de su carrera igualan en n¨²mero a los hombres. Son algunas de las conclusiones de un informe sobre el papel de las mujeres en la ciencia encargado por la Comisi¨®n Europea, en fase de publicaci¨®n. "La escasa representaci¨®n de las mujeres en la ciencia amenaza el objetivo de lograr la excelencia cient¨ªfica, adem¨¢s de ser un desperdicio y una injusticia", dicen las autoras, un comit¨¦ de 12 investigadoras que recomienda acciones positivas.
El informe, elaborado en un a?o, analiza en primer lugar las estad¨ªsticas de universidades, centros de investigaci¨®n y empresas. Pese a que los datos disponibles son escasos, "proporcionan una sorprendente instant¨¢nea de exclusi¨®n y segregaci¨®n", dice el informe, que recomienda insistentemente registrar a partir de ahora datos estad¨ªsticos separados por g¨¦neros. Para Carmen Vela, directora de la empresa espa?ola Ingenasa y una de las autoras, las cifras son importantes cualitativamente, porque "dibujan un panorama muy parecido en todos los pa¨ªses, desafortunadamente".As¨ª, incluso en los pa¨ªses de la UE donde la discriminaci¨®n es menor (Finlandia, Francia y Espa?a), las mujeres representan s¨®lo entre el 13 y el 18% de los full professors (profesores titulares) en las universidades. En Holanda, Alemania y Dinamarca, este porcentaje baja al 6,5%.
Varones blancos
En los puestos con capacidad de decisi¨®n en organismos que definen la pol¨ªtica cient¨ªfica europea la cosa no mejora: "Los varones blancos de m¨¢s de 50 a?os dominan aplastantemente los comit¨¦s cient¨ªficos senior que conceden becas, fondos y premios. Los receptores tienden a estar en el mismo sector demogr¨¢fico. Esto afectar¨¢ inevitablemente la elaboraci¨®n de la agenda cient¨ªfica", dicen las autoras, que se preguntan: "Una mayor presencia de mujeres en los consejos de ministros y en comit¨¦s de decisi¨®n... ?hubiera resultado en un patr¨®n distinto de inversi¨®n de fondos?". Los premios son otro ejemplo: entre 1901 y 1998, s¨®lo 11 de los 457 premios Nobel de ciencias son mujeres.
Vela se confiesa sorprendida por los datos: "Al principio, la sensaci¨®n que todos tenemos es la de que no hay ning¨²n tipo de discriminaci¨®n. Yo, personalmente, no la he sentido. Pero cuando te pones a analizarlo ves que existe". Sin embargo, en su opini¨®n, el esp¨ªritu del trabajo no es revisar "la cl¨¢sica batalla de sexos, ni quitar a los hombres lo que tienen, sino de que las mujeres tengan lo que se merecen".
Los casos de sorpresas desagradables por los datos salpican el informe. El m¨¢s conocido es el de dos investigadoras suecas publicado en la revista Nature en 1997, que analiz¨® por qu¨¦ era el doble de probable que un hombre consiguiera una beca post-doctoral a que lo hiciera una mujer. Concluyeron que los evaluadores confer¨ªan inadvertidamente a los hombres, s¨®lo por el hecho de serlo, una ventaja equiparable al valor de 20 publicaciones cient¨ªficas en revistas de prestigio. El estudio, adem¨¢s de una marea de comentarios, provoc¨® el cambio de composici¨®n de los comit¨¦s de evaluaci¨®n, para incluir m¨¢s mujeres.
El prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) estadounidense admiti¨® recientemente haber adjudicado a 15 investigadoras menos espacio, recursos y salarios que a sus 197 compa?eros hombres. Desde que hace cuatro a?os las mujeres sugirieron que hab¨ªa un sesgo, el MIT ha incrementado un 20% el salario de las investigadoras para equipararlo al de los hombres. En este centro, lo mismo que en la Universidad de Harvard y en Caltech (California), en los a?os sesenta a las mujeres no se les permit¨ªa graduarse en f¨ªsica o en astrof¨ªsica. La conocida astrof¨ªsica Margaret Burbidge recuerda c¨®mo en los a?os cincuenta, para acceder al telescopio Mount Wilson en California, de la Carnegie Institution, era su marido, tambi¨¦n astrof¨ªsico, el que deb¨ªa solicitar tiempo de observaci¨®n como si fuera para s¨ª.
Un fen¨®meno revelado en el informe es el del frecuente abandono de la carrera investigadora por parte de mujeres que han invertido gran esfuerzo en prepararse. "Tras el doctorado hay una especie de agujero negro... un drenaje de mujeres que se pierden para la ciencia", explica Vela. Las cifras demuestran que mientras la proporci¨®n de estudiantes hombres y mujeres es similar, e incluso superior a favor de las mujeres en algunas disciplinas, los hombres ocupan la gran mayor¨ªa de puestos de profesor de dedicaci¨®n completa.
Causas y propuestas
"Las causas de estos fen¨®menos son complejas, no hay que buscarlas s¨®lo en la discriminaci¨®n masculina", dice Vela. "Intervienen valores arraigados muy profundamente en la sociedad y por supuesto en las propias mujeres, como el de que lo m¨¢s importante para ellas es la familia y los hijos". El estudio no analiza estas causas, aunque llama la atenci¨®n sobre el papel de la educaci¨®n y la existencia de personajes p¨²blicos que, al ejercer de modelo, perpet¨²an la divisi¨®n sicol¨®gica entre profesiones masculinas y femeninas.
La lista de propuestas para paliar la situaci¨®n es larga. Se recomienda por ejemplo revisar el proceso de peer-review -el procedimiento habitual de evaluaci¨®n de los trabajos entre pares, investigadores independientes- y el modo en que se adjudican los puestos importantes: seg¨²n el informe, siguen funcionando las redes de influencia de los veteranos, hombres, que cierran puertas a cient¨ªficas valiosas. Y se proponen tambi¨¦n acciones positivas al menos hasta lograr una igualdad que de otra forma no se alcanzar¨ªa: "Como media en la UE, el porcentaje de investigadoras senior se incrementa a un ritmo del 0,5-1% anual. Claramente, esperar a que se alcance un equilibrio natural entre los g¨¦neros no es una estrategia especialmente efectiva", afirman las autoras.
Programas en los que al menos el 40% de los beneficiarios deba ser del mismo sexo; becas especialmente dise?adas para mujeres; y ayudas para compaginar la vida familiar con la investigaci¨®n son algunas de las medidas propuestas, adem¨¢s de marcar el objetivo de que para el 2002 haya un 30% de mujeres en los comit¨¦s decisorios en pol¨ªtica cient¨ªfica, y un 40% en el 2005.
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