Inconformismo
Para Las Juventudes Musicales de Madrid actu¨® la Orquesta Ciudad de M¨¢laga, dirigida por Pedro Halffter (Madrid, 1971). Un programa escasamente conformista, cosa nada rara en el ¨²ltimo Halffter llegado a la m¨²sica espa?ola, se iniciaba con Par¨¢frasis, sobre el lamento de Dido y Eneas, de Purcell, del propio director, ya escuchada en ocasiones anteriores. Un muy bello trabajo de introducci¨®n derivada del lamento y un tratamiento orquestal de gran refinamiento, claridad y fidelidad al esp¨ªritu purcelliano volvi¨® a ser aplaudido por el p¨²blico que llenaba el auditorio. En la segunda parte, el joven Halffter desentra?¨® con gran musicalidad y cierta tendencia a enaltecer la brillantez la Sinfon¨ªa n? 4 (de 1916) cuyo subt¨ªtulo precisa con claridad ?lvaro Guibert al traducirlo como "lo inextinguible" y no en una adjetivaci¨®n que, a secas, hace pensar que la obra no va a terminar nunca. No es as¨ª, pues su duraci¨®n no excede los 35 minutos, a lo largo de los cuales Nielsen unifica los cuatro tiempos habituales de la forma sinf¨®nica.Nacido el mismo a?o que Sibelius (1865), el finland¨¦s sobrevivi¨® a Nielsen, dan¨¦s, 26 a?os. Entre uno y otro existen ciertas analog¨ªas, pero verdaderamente se trata de dos autores de distinta sustancia y diferente vena instrumental. Nielsen tiende a la diversificaci¨®n de las secciones y grupo, aunque organice sonoros y espectaculares tutti. La recuperaci¨®n de las seis sinfon¨ªas de Nielsen, relativamente cercana, explica mejor el movimiento musical contempor¨¢neo en Escandinavia.
Entre Purcell-Halffter y Nielsen, el Concierto n? 3, en do menor tuvo como protagonista a la pianista madrile?a Rosa Torres Pardo, cuyo nombre ha accedido en pocos a?os a la popularidad. Cuanto hace Torres Pardo jam¨¢s deja de interesar y ser¨ªa pueril anotar algunos detalles que la pianista, tan inteligente como sensible, corregir¨¢ por s¨ª misma, tal ciertos -y no grandes- recursos procedentes de la vieja escuela. En general, el juego fue claro, el sonido m¨¢s personal en los pianos que en los fuertes, el canto, sobrio y, a la vez, afectivo, justos los acentos, perfectos los trinos y firme, aunque abierto a una human¨ªsima flexibilidad, el ritmo que en Rosa es pulso antes que metro. Halffter colabor¨® muy justamente y la orquesta malague?a demostr¨®, una vez m¨¢s, un alto nivel de profesionalidad. Al final, el maestro ofreci¨® a su padre, Crist¨®bal Halffter, una impetuosa o po¨¦tica -seg¨²n los casos- versi¨®n del Tiento y batalla, par¨¢frasis sobre Cabez¨®n y Cabanilles. ?xito grande para todos.
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