La concentraci¨®n del poder econ¨®mico
Antes del atentado de ETA, los principales partidos pol¨ªticos ya hab¨ªan establecido una agenda real para la precampa?a electoral. Mientras el PP, sobre todo a trav¨¦s de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, intentaba acentuar las diferencias con los socialistas alrededor de la Constituci¨®n y el modelo de Estado -una divergencia pol¨ªtica-, el PSOE hac¨ªa lo propio con los conservadores en algunos aspectos relacionados parad¨®jicamente con la econom¨ªa, en la que el PP puede presentar el medallero m¨¢s repleto de la legislatura.Siendo complicado arremeter contra el PP en aspectos macroecon¨®micos como el control de la inflaci¨®n (a pesar de que en el ¨²ltimo ejercicio se haya ido de la mano y los pron¨®sticos no sean buenos), la generaci¨®n de empleo, la reducci¨®n de tipos de inter¨¦s o el crecimiento econ¨®mico, los socialistas han encontrado un nicho de ataque en algunos efectos colaterales de ¨¦ste, sobre todo en lo referido a la concentraci¨®n de poder a trav¨¦s del proceso de privatizaciones, y en la aparici¨®n de una nueva oligarqu¨ªa (que sustituir¨ªa en el imaginario colectivo a la antigua beautiful people) mezcla de intereses econ¨®micos, pol¨ªticos y medi¨¢ticos, de la que Telef¨®nica ser¨ªa su buque insignia y Juan Villalonga su capit¨¢n.
Lo dijo en lenguaje radiof¨®nico y buscando, como siempre, los buenos titulares Alfredo P¨¦rez Rubalcaba: "Un ciudadano se levanta por la ma?ana y enciende la luz y normalmente le est¨¢ pagando algo a Endesa, que hoy es de Mart¨ªn Villa; coge el coche, echa gasolina y le est¨¢ pagando algo a Cortina, al que puso Aznar al frente de Repsol y hoy es privada; llega a su oficina, se fuma un cigarro y aparece Alierta, que es otro de los que puso Aznar al frente de Tabacalera y que hoy es privada; descuelga el tel¨¦fono y le paga stock options a Villalonga; y va al banco y tiene para elegir a Francisco Gonz¨¢lez o a Blesa; o puede decir que se va de vacaciones y tiene a Trasmediterr¨¢nea, Iberia e incluso las autopistas; y si al ciudadano se le ocurre morirse, yo le dir¨ªa que tenga ciudado porque la funeraria en Madrid tambi¨¦n est¨¢ en manos de amigos de Aznar, que la compraron por una peseta".
M¨¢s elaborada (aunque con debilidades de matiz en su an¨¢lisis), la tesis de la concentraci¨®n de poder est¨¢ siendo utilizada abundantemente por el candidato a la presidencia del Gobierno Joaqu¨ªn Almunia y por los t¨¦cnicos del PSOE. La descripci¨®n del problema es la siguiente: la forma m¨¢s directa de identificar el proceso de concentraci¨®n econ¨®mica es acudir al Ibex 35 y ponerlo en relaci¨®n con el PIB. En la actualidad, las empresas que cotizan en ese ¨ªndice tienen un valor de mercado cercano a los 52 billones de pesetas, lo que supone alrededor del 60% del PIB espa?ol. De las 35 empresas del Ibex, 11 han pasado a lo largo de la legislatura por un proceso de privatizaci¨®n: Aceralia, Altadis, Amadeus, Argentaria, Endesa, Gas Natural, Indra, Repsol, Telef¨®nica, TPI y Terra. Siempre seg¨²n datos del PSOE, la capitalizaci¨®n de estas 11 empresas privatizadas asciende a 29 billones de pesetas, lo que supone el 57% del valor de mercado global de las empresas del Ibex. Salvo en el caso de Indra, en todas ellas el Gobierno ha elegido al presidente de la empresa privatizada, lo que supone que el PP ha elegido al m¨¢ximo gestor de las empresas que suponen la mitad del mercado burs¨¢til espa?ol.
El proceso de concentraci¨®n econ¨®mica experimentado en Espa?a es parecido al que se est¨¢ dando en el contexto internacional. Los socialistas denuncian, sin embargo, que lo peculiar de la experiencia espa?ola es que, salvo en el caso de alguno de los grupos bancarios, las empresas que han servido para llevarlo a cabo proven¨ªan mayoritariamente del sector p¨²blico, y sus m¨¢ximos responsables han sido elegidos por el Gobierno. La anomal¨ªa se multiplica por el escaso protagonismo que tienen las agencias nacionales de regulaci¨®n: la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, la Comisi¨®n de las Telecomunicaciones y la Comisi¨®n El¨¦ctrica. Y es que, como dice Nacha Guevara, ya no hay revoluciones; s¨®lo fusiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.