Grandes y peque?os: todos necesarios
El autor considera que las grandes empresas cotizadas en Bolsa y las pyme son complementarias.
Existen algunos sectores de nuestra opini¨®n p¨²blica que encuentran una cierta satisfacci¨®n en el ejercicio de una leg¨ªtima cr¨ªtica contra lo que viene en calificarse "las grandes compa?¨ªas". A menudo, ¨¦stas son presentadas como protagonistas de comportamientos y actitudes de las que las peque?as compa?¨ªas resultar¨ªan v¨ªctimas o perjudicadas. Este planteamiento puede, en ciertos casos, tener justificaci¨®n adecuada; no obstante, los hechos puntuales en que todo ello descansa, no permite ni recomienda su generalizaci¨®n.
Ciertamente, el entramado econ¨®mico de un pa¨ªs y muy especialmente de Espa?a, tiene en las peque?as empresas un elemento fundamen-tal de su crecimiento.
Sin este conjunto de peque?as y muy peque?as empresas no ser¨ªa posible crear las condiciones para una sociedad cohesionada, capaz de protagonizar el desarrollo econ¨®mico que Espa?a viene presentando en estos ¨²ltimos a?os.
No obstante, al lado de este segmento important¨ªsimo de nuestra sociedad, existe tambi¨¦n la creciente necesidad de abrir v¨ªas eficaces para el ahorro popular, del que en muchas ocasiones, resulta tambi¨¦n ser titular el peque?o empresario o el profesional din¨¢mico y creador.
Sin estas v¨ªas de ahorro, estables, s¨®lidas y solventes, nuestra sociedad perder¨ªa una base muy importante de su cohesi¨®n. Muy a menudo, este tipo de ahorro se configura como la retaguardia que permite la asunci¨®n de riesgos en otras actividades.
El agente econ¨®mico de peque?a dimensi¨®n, "arriesga en su iniciativa" que compensa a trav¨¦s de mecanismos m¨¢s seguros para su ahorro. Este ahorro encuentra, precisamente en las grandes compa?¨ªas que cotizan en Bolsa, un elemento fundamental para su canalizaci¨®n.
Miles y miles de peque?os inversores, acuden a la Bolsa atra¨ªdos por la solvencia de los valores emitidos por las grandes compa?¨ªas y depositan en ¨¦stas su confianza para asegurarse, bien sea una rentabilidad complementaria, bien una actualizaci¨®n permanente de su patrimonio.
Por ello, Espa?a est¨¢ teniendo en este momento un incremento incesante de la contrataci¨®n en Bolsa, bien sea a trav¨¦s de operaciones directas que realizan los peque?os inversores, bien a trav¨¦s de los fondos de inversi¨®n m¨¢s profesionalizados, pero integrantes al fin y al cabo de amplios conjuntos de peque?os inversores.
En este planteamiento, la confrontaci¨®n que muy a menudo pretende introducirse entre los intereses de las grandes compa?¨ªas y los intereses de los peque?os empresarios, es m¨¢s aparente que real e incluso, en algunos supuestos, puede derivar hacia posiciones que perjudiquen, en definitiva, a los peque?os accionistas que, como se ha visto, son a su vez titulares de peque?as actividades econ¨®micas.
A t¨ªtulo de ejemplo, en algunas pretendidas contradicciones entre el sector de los grandes contratistas de obras y de los subcontratistas u otros contratistas de menor dimensi¨®n, se pretende ignorar que detr¨¢s de estas grandes compa?¨ªas constructoras existen, entre inversores directos e indirectos, m¨¢s de dos millones de accionistas, que tienen comprometidos m¨¢s de 800.000 millones de pesetas en la suerte econ¨®mica de los resultados de aquellas compa?¨ªas.
Es evidente que esto no altera ni debe alterar una justa correspondencia entre las prestaciones y contraprestaciones que en el mundo de la contrataci¨®n deben darse entre agentes de mayor dimensi¨®n y otros de menor dimensi¨®n.
Pero no cabe en este planteamiento la demagogia de pretender confrontar intereses b¨¢sicos del sistema econ¨®mico que merecen para el legislador y para el conjunto de la sociedad un nivel de similar protecci¨®n: el de los peque?os empresarios y el de los peque?os accionistas. Tanto m¨¢s cuanto, como se ha dicho, muy frecuentemente unos y otros pueden ser los mismos.
Cuando m¨¢s de dos millones de accionistas, repartidos bastante equilibradamente en el conjunto de la geograf¨ªa de toda Espa?a, conf¨ªan el futuro de sus ahorros en el buen comportamiento de los resultados de las compa?¨ªas cotizadas en Bolsa, resulta dif¨ªcil justificar decisiones que puedan perjudicar los resultados de aquellas grandes compa?¨ªas, si el motivo es dotar a las peque?as que con ellas compiten de un marco jur¨ªdico que debilite o aten¨²e los resultados de aquellas otras de mayor dimensi¨®n.
Ello no debe ser obst¨¢culo para el papel de la peque?a empresa y de los est¨ªmulos que la deben favorecer. Pero ello debe ser perfectamente compatible con un marco estable que no altere, en funci¨®n de coyunturas pol¨ªticas moment¨¢neas, el r¨¦gimen b¨¢sico a trav¨¦s del que las grandes compa?¨ªas cotizadas en Bolsa, ofrecen a sus potenciales inversores un marco tambi¨¦n estable, para la inversi¨®n de sus ahorros.
Unos y otros son igualmente respetables y por ello los est¨ªmulos que deban ofrecerse para la generaci¨®n de la actividad econ¨®mica, para la asunci¨®n del riesgo y para la afloraci¨®n de nuevas iniciativas y actividades, no debe hacerse a cargo ni a costa de las condiciones b¨¢sicas que los peque?os inversores han tenido en cuenta para canalizar su ahorro hacia los valores cotizados en Bolsa.
T¨¦ngase en cuenta, como se ha dejado apuntado m¨¢s arriba, que la rentabilidad de estos ahorros es la que har¨¢ posible, muy a menudo, la asunci¨®n de nuevos riesgos por parte de peque?os empresarios. Su tranquilidad econ¨®mica derivada de una buena evoluci¨®n de sus ahorros, favorece la adopci¨®n de nuevos riesgos.
No es necesario, por tanto, incurrir en la f¨¢cil demagogia de amparar aparentemente lo peque?o en perjuicio de lo grande cuando, por esta v¨ªa y al final, el que puede resultar m¨¢s visiblemente perjudicado es el peque?o accionista, muy alejado hoy d¨ªa de una superada imagen del rentista tradicional y que encaja mucho mejor en la figura del elemento din¨¢mico y activo de nuestra econom¨ªa, preocupado por complementar sus rentas o garantizar su futuro.
Hay confrontaciones que son innecesarias, al menos en las actuales circunstancias.
Miquel Roca i Junyent es abogado.
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