Disputas en un solo espacio FRANCESC DE CARRERAS
La oferta concreta de Almunia a Izquierda Unida no puede llevarse a efecto en Catalu?a: ha llegado tarde. En efecto, el PSC ya ha aprobado las listas electorales al Congreso de los Diputados y, en coalici¨®n con ERC y con IC, tambi¨¦n ha aprobado las del Senado. El partido correspondiente a IU en Catalu?a, Esquerra Unida y Alternativa (EUiA), ha quedado al margen de estos pactos y por tanto, para las pr¨®ximas elecciones, el acuerdo no es posible. Sin embargo, el optimismo reinante en estos momentos tanto en el PSOE como en IU sobre la perspectiva de llegar a un importante grado de colaboraci¨®n en estas elecciones y en el futuro hace que debamos plantearnos algunas de las peculiaridades que todo ello presenta en Catalu?a.En primer lugar, no parece que la tendencia del PSC en los ¨²ltimos tiempos -y quiz¨¢ desde siempre- vaya en el sentido de la oferta de Almunia. Maragall, en su estrategia electoral para las auton¨®micas pasadas, se ha escorado claramente hacia el centro nacionalista y no hacia alianzas por la izquierda. Es cierto que siempre ha contado -desde su ¨¦poca de alcalde- con la colaboraci¨®n de IC, pero la opci¨®n de Almunia es muy distinta a las f¨®rmulas, tan alabadas ¨²ltimamente por Maragall, ensayadas en Baleares y Arag¨®n, en las cuales se pacta con partidos de derechas, como son Uni¨® Mallorquina y el PAR, que ofrecen unas perspectivas de colaboraci¨®n simplemente circunstanciales -desbancar al PP del Gobierno- pero que no son ning¨²n modelo con perspectivas de futuro.
La propuesta de Almunia es m¨¢s seria, ofrece mejores perspectivas de estabilidad y se corresponde m¨¢s con los deseos de una militancia socialista que vota a Borrell en las primarias y con un electorado de izquierda que quiere ganar las elecciones pero no a costa de perder ciertos principios. Por el momento, parece que la izquierda espa?ola comienza a entrar en una fase nueva en la cual felipismo y anguitismo pronto ser¨¢n t¨¦rminos del pasado y en la que los actuales dirigentes del PSOE y de IU, con posiciones distintas, est¨¢n m¨¢s en sinton¨ªa con una determinada izquierda europea que, en la ¨¦poca de la globalizaci¨®n, tiene opciones realistas pero no claudicantes. Adem¨¢s, la propuesta de Almunia tiene el acicate inmediato de la posibilidad de ganar la pr¨®ximas elecciones y establecer un gobierno de colaboraci¨®n de toda la izquierda, lo cual supone un est¨ªmulo para sectores desencantados de unos y de otros que, hasta hace dos d¨ªas, hab¨ªan optado por la abstenci¨®n.
El pacto del PSC, ERC e IC para el Senado no tiene un encaje claro en este sugestivo panorama global. Sin embargo, plantea la cuesti¨®n del espacio pol¨ªtico que existe en Catalu?a a la izquierda del PSC y que, tras estas elecciones, debe ser puesto en cuesti¨®n. Desde el punto de vista electoral, este espacio est¨¢ ocupado por IC y por EUiA, que han demostrado ya suficientemente el error que supuso su divisi¨®n, como ponen de relieve los resultados electorales del ¨²ltimo a?o.
De esta contienda electoral a dos que mantienen ambos partidos, el triunfador, por el momento, ha sido IC. Ahora bien, el hecho de haberse celebrado las elecciones locales y auton¨®micas antes que las generales ha dado al partido de Rib¨® una ventaja de partida y ha perjudicado, por consiguiente, a EUiA, que basaba su fuerza electoral en el referente espa?ol. Sin embargo, un triunfador claro y definitivo no lo ha habido y probablemente no lo habr¨¢. Las encuestas indican, por ejemplo, que en los pr¨®ximos comicios EUiA obtendr¨¢ un esca?o por Barcelona -que ocupar¨¢ la prestigiosa pedagoga Rosa Ca?adell, primera de la lista-, quedando IC sin representaci¨®n a pesar de que encabeza su candidatura Joan Saura, un magn¨ªfico pol¨ªtico y experimentado parlamentario. Quiz¨¢ debe concluirse que, en estos momentos, el espacio electoral a la izquierda del PSC es as¨ª de reducido y, por ello, quiz¨¢ convenga una reflexi¨®n encaminada a examinar si no son muchas m¨¢s las cosas que unen que las que separan.
En toda lucha partidista entre afines, siempre hay que contemplar dos niveles: el de los dirigentes y cuadros, y el de los militantes de base y votantes. Normalmente, las diferencias irreductibles se concentran en los primeros, estando mucho m¨¢s pr¨®ximas las ideas y posiciones de los militantes y votantes. Es probable que sectores de la direcci¨®n de IC y de EUiA se sientan m¨¢s inclinados a aproximarse al PSC o a ERC que a reconciliarse entre s¨ª. Sin embargo, hay otros, sobre todo entre los militantes y votantes, que pueden encontrarse a gusto en un partido socialista de izquierda radical, con planteamientos rigurosos respecto a los problemas ecol¨®gicos, alejado de todo nacionalismo, partidario de una democracia participativa y pr¨®ximo a los movimientos sociales. Ah¨ª hay un espacio por cubrir que no puede trocearse en dos partidos que no hacen otra cosa que destruirse el uno al otro. Los resultados de tres elecciones seguidas quiz¨¢ pueden mover a una reflexi¨®n constructiva. El divorcio est¨¢ resultando un lento suicidio. Quiz¨¢ tambi¨¦n la nueva orientaci¨®n de las izquierdas en Espa?a puede ser un ejemplo para una izquierda catalana que, precisamente porque es y debe ser plural, no puede seguir disput¨¢ndose est¨¦rilmente el mismo espacio electoral, pol¨ªtico, social, cultural e ideol¨®gico.
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