Susurros de buhardilla
Una rara ocasi¨®n: Rodrigo Garc¨ªa, al que ocasionalmente vemos actuando en la capital con Adolfo Rodr¨ªguez y Jos¨¦ Mar¨ªa Guzm¨¢n, llegaba desde su refugio de Chiclana de la Frontera (C¨¢diz) para presentar en solitario su riqu¨ªsimo repertorio, construido a lo largo de tres d¨¦cadas. Reaparici¨®n oportuna, ya que se acaban de reeditar en CD Rodrigo y Solera reservada, los bellos discos que public¨® en Fonomusic durante los a?os ochenta.Un lujo que atrajo a un p¨²blico c¨®mplice, con abundante presencia de colegas de profesi¨®n que aprecian tanto su vena sat¨ªrica como su romanticismo bohemio: de Pepin Tre a Javier Bergia, pasando por Ismael Serrano. Adem¨¢s, Rodrigo aprovech¨® para promocionar Verde veron¨¦s, su hermoso libro de letras y textos varios.
Rodrigo Garc¨ªa
Rodr¨ªgo Garc¨ªa (voz, guitarra el¨¦ctrica). Sala Clamores. Madrid, 26 de enero.
Desde que debut¨® con Solera, antesala de aquel supergrupo guadianesco llamado C¨¢novas, Adolfo, Rodrigo y Guzm¨¢n, Rodrigo nos ha habituado a compartir su fascinaci¨®n "que ya es vocacional" por las mujeres de toda edad (seguramente no hay cancionero hispano con tanto nombre propio femenino), sin olvidar aquella pu?alada a la censura franquista que titul¨® Se?ora azul.
Un talento literario y mel¨®dico que el personal paladea inadvertidamente, a traves de voces m¨¢s promocionadas: en tiempos recientes su S¨®lo pienso en ti ha tenido versiones tan dispares como las de Amistades Peligrosas, Enrique Urquijo y Miguel Bos¨¦; como ¨¦l explica en el escenario: "Ahora voy a cobrar a la Sociedad General de Autores y hasta me saludan, parece que ya tienen alguna referencia de m¨ª".
Tuvo menos suerte con la interpretaci¨®n que hizo Guillermo D¨¢vila, enorme ¨¦xito en Venezuela: "Me dijeron que los derechos de autor me iban a hacer rico, pero el bol¨ªvar se devalu¨® salvajemente y lo que al final lleg¨® era la cent¨¦sima parte de lo que esperaba. Me conform¨¦ cuando me mandaron un v¨ªdeo donde se ve¨ªa a 20.000 personas entonando S¨®lo pienso en ti".
Elocuencia
En directo, Rodrigo Garc¨ªa hace gala de extraordinaria elocuencia y relajado sentido del humor al presentar sus temas: Linda prima llega precedida de una reflexi¨®n punzante sobre el federalismo asim¨¦trico que predica Pasqual Maragall.
Desdichadamente, las suyas son piezas de orfebrer¨ªa pop que necesitan arropamiento instrumental, y el sevillano ha optado por recrearlas con arreglos pregrabados que prescinden del colorido tropical de las versiones discogr¨¢ficas.
Adem¨¢s, unos fondos lastrados por ritmos excesivamente pl¨²mbeos para un repertorio que de origen ya tiende hacia la sensualidad y el tono confesional (y uno plantea esas objeciones con precauci¨®n, ya que Rodrigo tiene escasa paciencia con los cr¨ªticos, como demostr¨® en su feroz Margaritas a los cerdos).
Pero tal error -o necesidad mal resuelta- no pudo hundir la sinuosa belleza de las 24 canciones cl¨¢sicas e in¨¦ditas que interpret¨® el mi¨¦rcoles en Clamores.
Joyas l¨²bricas o melanc¨®licas que constituyen uno de los tesoros secretos de la canci¨®n de autor en castellano.
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