Estudiantes se gana el respeto de todos

Hay personas que s¨®lo cuando el obst¨¢culo que se les ofrece delante parece insuperable son capaces de dar ya no el 100%, ni siquiera el 200%, m¨¢s bien el 300% de s¨ª mismos y de convertir la monta?a en un grano de arena y de dejar a mucha gente con la boca abierta de admiraci¨®n. Hay personas como Gonzalo Mart¨ªnez, Juan A¨ªsa, Nacho Azofra, nacidas para jugar al baloncesto, aunque no lo parezca; m¨¢s: nacidas para ganar. Hay, entonces, equipos como Estudiantes, conjuntos as¨ª, "de patio de colegio", que dicen sus fieles dementes, que s¨®lo cuando las cosas se ponen dif¨ªciles hacen jugar su coraje, su hambre de victoria, su sed de triunfos. Hay equipos que se buscan, como el Caja de San Fernando, el favorito ayer derrotado; y hay equipos que saben desde hace mucho tiempo donde est¨¢n. Y donde estar¨¢n hoy: en la final de Copa, la s¨¦ptima de su historia, la primera desde que ganaron la Copa en Granada en 1992.Defensas individuales, partido de choque. Sabe bien Javier Imbroda, t¨¦cnico del Sevilla, lo que hay que hacer: cansar a Azofra, el genio, cerrar a los p¨ªvots, a los hermanos Reyes, a Vandiver, a Thompson, su rebote, su todo. Turner no deja respirar al base madrile?o, y si sale del regate le espera el gigante Romero. Atasco ofensivo estudiantil. Siete puntos (8-15) se pone el equipo sevillano por delante en el minuto siete. Scott se mueve a gusto en la zona. Turner a¨²n no se ha encontrado con el verdadero A¨ªsa; Thompson a¨²n duda... Arreglo dr¨¢stico: zona estudiantil: sequ¨ªa sevillana. Desconcierto. ?C¨®mo salir? ?Por triples? Ya: 12 intentos de los sevillanos en el primer tiempo. Lo prueban todos: los bajos (Turner, tres veces) y, m¨¢s, los altos: Solana (dos), Scott (una), Cargol (1), Fortier (una), Romero (2), Smith (dos). Desastre: un acierto, el del veterano base norteamericano. Y as¨ª, con aplicaci¨®n defensiva, deseo, orden, calidad y mucha cabeza, pues eso, descanso: 34-28 para Estudiantes. Les quedaba, sin embargo, lo m¨¢s duro. Con un equipo limitado (el alero Jim¨¦nez, con gripe, no jug¨®), con pocos hombres h¨¢biles, lograr no s¨®lo no cansarse, sino mantenerse, romper al peligroso Caja, al equipo segundo de la Liga, al de los veteranos dorados, Turner, Smith, Scott, Salva D¨ªez, Cargol; al de los jugadores en saz¨®n: el veloz Solana, el contundente Corrales. Superar a un equipo que ha jugado tres finales (dos de Liga y una de Copa) en los tres ¨²ltimos a?os. A un equipo que supo no dar facilidades a Felipe Reyes, la joya que se faja y pelea, que no para de luchar, que siempre corre; que supo cerrar tambi¨¦n a Vandiver. Al equipo que agot¨® a tres bajos, a Turner, a Corrales, a Salva D¨ªez, para cansar y cerrarle la inspiraci¨®n y abrirle el flato a Azofra.

Hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªa en un partido as¨ª de importante un c¨¢lculo tan met¨®dico, un concepto de econom¨ªa de esfuerzos y rentabilidad m¨¢xima, la eficiencia al cubo, tan bien llevado a la pr¨¢ctica como el de Estudiantes. Bien defendidos, muy bien defendidos, los jugadores del conjunto estudiantil, faltos de recursos ofensivos ortodoxos, tiraron de coco, tiraron de Gonzalo Mart¨ªnez y de Thompson. Uno y otro, el base y el alero de amplio espectro, capaz de jugar de poste y de base tambi¨¦n, cog¨ªan el bal¨®n, botaban, esperaban a la menor rendija en la defensa cerrada individual sevillana, fracturas bien logradas con bloqueos en los que se aplicaron todos sus compa?eros, y entonces, ras, como flechas iban al frente, a la busca del choque inevitable, sabiendo, muy conscientes de ello, que su defensor llegar¨ªa una d¨¦cima tarde, que la personal ser¨ªa el premio. Y as¨ª, con cuentagotas, personal a personal (35 tiros libres lanzaron los de Estudiantes en el partido, 26 de ellos en el segundo tiempo, de los que convirtieron 29, 21 en la segunda parte), ganaron el partido, desconcertaron a los sevillanos, les dejaron en ese estado que asalta y neutraliza muchas veces a la gente: jugaban bien y perd¨ªan: no sab¨ªan qu¨¦ hacer. Y as¨ª les fue en ataque: Turner acab¨® odiando (deportivamente) a A¨ªsa; los p¨ªvots sevillanos, tambi¨¦n. Al primero, la garant¨ªa anotadora otras veces, lo sec¨® (siete puntos: 3 aciertos de 7 intentos); a los otros, desde su inferior talla, les birl¨® los rebotes decisivos.

Y cuando ya la desesperaci¨®n se hizo inevitable, cuando todo lo sembrado empez¨® a florecer, se puso Estudiantes a jugar sencillo y f¨¢cil, se puso Thompson a anotar sin parar (27 puntos, con tres triples), se puso Mart¨ªnez tambi¨¦n. Acabaron sonriendo y disfrutando, el gozo tras el sufrimiento. Y llevaron la alegr¨ªa al repleto pabell¨®n: el ¨²nico equipo que hasta ahora ha llegado a 80 puntos, una cifra que para muchos ya es sin¨®nimo de catarata de puntos.