Deporte para caballeros o asesinos
Por fin ha tomado medidas un Gobierno con la contundencia necesaria ante un problema que va mucho m¨¢s all¨¢ de la est¨¦tica en los estadios de f¨²tbol y no s¨®lo de f¨²tbol. Cierto que ha sido necesaria una provocaci¨®n de inconcebible repugnancia para que se acabaran por fin las medias tintas, la comprensi¨®n ante el entusiasmo juvenil de los hinchas y la tolerancia ante exabruptos al fin y al cabo proferidos por grupos que quieren bien a su equipo. Todo por la animaci¨®n de la grada a los jugadores. Pero la inmensa pancarta en honor del l¨ªder paramilitar serbio Arkan, uno de los peores asesinos de las ¨²ltimas d¨¦cadas, que fue exhibida el pasado domingo en el estadio ol¨ªmpico de Roma, ha sido en Italia la gota que, seg¨²n algunos, ha colmado el vaso. A partir de ahora y seg¨²n loable acuerdo entre Gobierno, liga y federaci¨®n de f¨²tbol, la aparici¨®n de pancartas o s¨ªmbolos nazis y los coros fascistas, antisemitas y xen¨®fobos podr¨¢n acarrear la suspensi¨®n del partido.En realidad, el vaso estaba ya mucho m¨¢s que colmado. Su viscoso y peligroso contenido se hab¨ªa desparramado por todas las ligas de f¨²tbol ante la mirada complaciente de autoridades y c¨®mplice de directivos. Ha sucedido en Italia, en Alemania, en Francia y en Inglaterra. Y por supuesto en Espa?a. La infamia de insultar a miles de v¨ªctimas de los Balcanes con la pancarta que rend¨ªa tributo a su verdugo no es sino la consecuencia l¨®gica de la sistem¨¢tica e impune presencia en los campos de f¨²tbol de cruces gamadas, s¨ªmbolos fascistas del Ordine Nuovo, hachas con serpientes, goras a ETA y pancartas con las SS zigzageantes. Arropados por las multitudes en las gradas, los apologetas de los asesinos insultan a las v¨ªctimas y hacen proselitismo entre los m¨¢s j¨®venes, tan f¨¢ciles de seducir por la falta de cultura pol¨ªtica e historia y por estas demostraciones de hombr¨ªa resoluta.
Es cierto que en algunos pa¨ªses ha habido intentos de frenar esta evoluci¨®n. Tambi¨¦n en Espa?a. Pero sin el coraje suficiente para que las infracciones supusieran un coste real para quienes las comet¨ªan. Muchos se preguntar¨ªan quien es el guapo que sube a la grada a confiscar las pancartas con sus lemas y s¨ªmbolos que vomitan odio. La reciente cumbre sobre el Holocausto celebrado en Estocolmo puede dar las primeras pautas en una nueva aproximaci¨®n a este detestable fen¨®meno. Primero hay que tener claro que el nivel de tolerancia ante estas manifestaciones debe ser nula. Despu¨¦s hay que conseguir que la mayor¨ªa de los asistentes a los partidos se movilicen contra quienes quieren utilizar el f¨²tbol y la televisi¨®n como instrumentos contra la democracia y la dignidad humana.
La suspensi¨®n temporal o definitiva del partido o su aplazamiento para que pueda jugarse a puerta cerrada son sin duda argumentos que convencer¨ªan a muchos aficionados a intervenir para impedir que unos pocos les priven del f¨²tbol por exhibir sus pancartas. Y los activistas nazis identificados, los de "muerte al negro", "cerdos jud¨ªos" o "Eta m¨¢talos", como los v¨¢ndalos en general, deber¨ªan quedar sin acceso a los campos despu¨¦s de ser debidamente fichados y multados. Seguro que se plantean problemas de orden p¨²blico, pero es a la autoridad a la que compete resolverlos, no evitarlos transigiendo ante quienes, si no se les hace frente, ser¨¢n un problema de seguridad cada vez mayor. No olvidemos que ya hemos tenido muertos, en Madrid o en el Mundial de Par¨ªs, a manos de los que se toman los mensajes literalmente. El deporte era y es una actividad de caballeros. Por eso los rufianes siempre han sido mal vistos en el mismo. Con m¨¢s raz¨®n hay que expulsar del mismo a los c¨®mplices y propagandistas de asesinos.
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