La libra gana la batalla al euro
El Gobierno de Tony Blair frena la campa?a para incorporar el Reino Unido a la moneda ¨²nica
Al cabo de un a?o de convivir al margen del euro, el Reino Unido aumenta la distancia que le separa del proyecto monetario europeo. El punto ¨¢lgido del apoyo de los brit¨¢nicos coincidi¨® con el alumbramiento, en enero de 1999, de la nueva moneda cuando el 32% de la poblaci¨®n se pronunci¨® en favor de su adopci¨®n y el 52% en contra. El porcentaje de opositores aumenta desde entonces hasta el 61% registrado el pasado junio y al cr¨ªtico m¨¢ximo del 69% recogido en las consultas realizadas tres semanas despu¨¦s del primer aniversario.Ante estos resultados, decae el entusiasmo del Ejecutivo laborista, comprometido "en principio" a unirse a la zona euro, y se aleja la fecha factible de su adopci¨®n. El refer¨¦ndum sobre la cuesti¨®n, que el Gobierno de Tony Blair ha prometido convocar ya no se celebrar¨¢ "poco despu¨¦s" de las elecciones previstas en el a?o 2001, sino en una fase indefinida del presunto segundo mandato laborista.
"El Ejecutivo est¨¢ lanzando se?ales confusas que benefician a los euroesc¨¦pticos", censura Tom Jenkins, responsable de la secci¨®n internacional del Trade Union Congress (TUC), la federaci¨®n de los sindicatos brit¨¢nicos. Ken Jackson, l¨ªder sindicalista del gremio de ingenier¨ªa, va m¨¢s all¨¢ en sus cr¨ªticas y acusa abiertamente al Gobierno de Blair de falta de liderazgo en favor de la moneda ¨²nica.
Causa com¨²n
A la voz de los sindicatos se ha unido, probablemente en su primera causa com¨²n, la patronal m¨¢s fuerte del Reino Unido, la Confederaci¨®n de la Industria Brit¨¢nica (CBI). Esta semana, su nuevo presidente, Digby Jones, calific¨® de "est¨¦ril" el debate brit¨¢nico sobre el euro y anunci¨® que dejar¨¢ de promocionar la moneda ¨²nica entre sus asociados. La CBI sigue comprometida con el proyecto monetario, pero, mientras el Ejecutivo no marque la pauta y lidere al pa¨ªs hacia la convergencia con sus socios europeos, dijo su presidente, los recursos se enfocar¨¢n a potenciar y hacer avanzar el libre mercado. "El Gobierno debe tomar el liderazgo y ganar el argumento en favor del euro. La industria est¨¢ preparada a seguir la iniciativa", escribi¨® el pasado d¨ªa 1 en el diario The Daily Telegraph.
"Blair no tiene otra alternativa. Su postura est¨¢ motivada por cuestiones pol¨ªticas, adem¨¢s de econ¨®micas, y en este momento particular no puede, ni debe, pronunciarse a favor o en contra del euro", defiende Ian Fletcher, principal asesor econ¨®mico de las C¨¢maras de Comercio Brit¨¢nicas. Las encuestas dan una pista fiable de la grieta que el Gobierno debe superar para hacerse con el voto favorable del electorado. "No es el ¨²nico obst¨¢culo", advierte Fletcher, "con la libra cotizando en torno a los 3,30 marcos (270 pesetas), la industria no podr¨ªa subsistir dentro de la zona euro". "Antes", coincide el responsable del TUC, "necesitamos una buena devaluaci¨®n".
Hace un par de a?os, el cambio razonable de la libra se fijaba en torno a los 2,50 marcos, pero, dada la reciente recuperaci¨®n del sector industrial, de los exportadores en particular, el horizonte para la entrada en el euro se estima en la actualidad en una banda entre 2,70 y 2,90 marcos. "Ser¨ªa beneficioso que el Gobierno rebajara nuestro cambio en un 10%", se?ala Robin Marris, profesor em¨¦rito de Econom¨ªa en la Universidad de Londres.
La industria brit¨¢nica escap¨® a la recesi¨®n pero a¨²n se resiente de la fuerte cotizaci¨®n de la libra, y multinacionales extranjeras -Sony, Toyota, Ford, Komatsu, entre otras- presionan por un compromiso expl¨ªcito del Ejecutivo. Amenazan con trasladar nuevas inversiones al continente, como es el caso de BMW e, incluso, comienzan a recortar el n¨²mero de suministradores brit¨¢nicos, como ha anunciado Marks and Spencer. "El riesgo a perder inversores no es tan serio como se da a entender en algunos medios. El Reino Unido aporta otras ventajas en cuanto a flexibilidad del mercado laboral, bajo r¨¦gimen fiscal empresarial y, dado que el porcentaje m¨¢s elevado de las inversiones procede de EE UU, la lengua inglesa", destaca el economista de las C¨¢maras de Comercio, organizaci¨®n con 126.000 asociados entre las peque?as y medianas empresas.
Parad¨®jicamente, el ¨¦xito de la pol¨ªtica del ministro de Finanzas, Gordon Brown, contribuye al auge del rechazo del euro. Una de sus primeras iniciativas, la independencia parcial del Banco de Inglaterra, responsable del control de la inflaci¨®n mediante la fijaci¨®n de los tipos de inter¨¦s a trav¨¦s de un comit¨¦ independiente, ha creado un clima de relativa seguridad en la econom¨ªa de la isla.
"Esta medida no ha ayudado a promocionar el euro. Parece que tenemos por primera vez una pol¨ªtica monetaria cre¨ªble. La perspectiva de que podr¨ªamos apoyarnos en un organismo independiente como el Banco Central Europeo para fijar los tipos de inter¨¦s era uno de los principales atractivos de la moneda ¨²nica. Pero ya tenemos su equivalente en el Comit¨¦ Monetario del Banco de Inglaterra desde 1997", se?ala Fletcher.
Brown guarda silencio en los ¨²ltimos meses. Particip¨®, junto a Blair y ex ministros conservadores como Michael Heseltine y Kenneth Clarke, en el lanzamiento de la campa?a Britain in euro en favor de la moneda ¨²nica. El acto tuvo lugar el pasado octubre y, desde entonces, ambos l¨ªderes laboristas relegan la promoci¨®n del proyecto euro a los ministerios de Asuntos Exteriores y Comercio e Industria. A falta de una redefinici¨®n definitiva por parte de los mandos de control, el resto de pa¨ªs asume un enfriamiento del nuevo laborismo respecto al euro.
Refer¨¦ndum aplazado
En este clima, el refer¨¦ndum sobre el euro ya no se celebrar¨¢ "poco despu¨¦s" de las elecciones del a?o 2001 porque, dijo esta semana el ministro de Comercio e Industria, el europe¨ªsta Stephen Byers, al confirmar el cambio de pol¨ªtica oficial, "no ser¨ªa correcto arrastrar al electorado" hacia la moneda ¨²nica en la fase euf¨®rica de una victoria laborista. Con este viraje, el Gobierno de Tony Blair intenta eliminar el debate sobre la abolici¨®n de la libra de la campa?a electoral y centrarse, en cambio, en la buena gesti¨®n econ¨®mica del ministro Gordon Brown y en el programa de reforma del nuevo laborismo.
El euro aparece como el ¨²nico elemento que puede ahuyentar a los votantes hacia la oposici¨®n conservadora. Los sondeos de opini¨®n as¨ª lo sugieren y, en la pr¨¢ctica, se demostr¨® en los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado junio. Habiendo rechazado el ingreso en el euro durante la pr¨®xima legislatura, el partido de William Hague obtuvo entonces una clara ventaja frente a los laboristas. Blair impuso, a partir de su primera derrota en las urnas, el freno en su objetivo de llevar al Reino Unido "al coraz¨®n de Europa".
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