Ram¨®n Barce ocupar¨¢ la vacante de Joaqu¨ªn Rodrigo en Bellas Artes

El compositor Ram¨®n Barce Benito (Madrid, 1928) fue elegido ayer acad¨¦mico de Bellas Artes en la sesi¨®n extraordinaria celebrada en la Academia de San Fernando. Barce ocupar¨¢ la vacante existente desde el fallecimiento de Joaqu¨ªn Rodrigo. El music¨®logo fue presentado por los miembros de la Academia Tom¨¢s Marco, Ant¨®n Garc¨ªa Abril y Manuel Carra.

Con el ingreso de Ram¨®n Barce, la denominada generaci¨®n de 1931, que actualmente festeja sus setenta a?os en sus nombres centrales, cumple el ciclo hist¨®rico y biogr¨¢fico que va desde la vanguardia a la Academia. Ram¨®n Barce es hombre de plural vocaci¨®n y dedicaci¨®n, aunque todas ellas convergen en su v¨¦rtice m¨¢s agudo: la composici¨®n. Pero el nuevo acad¨¦mico entendi¨® siempre lo musical muy inserto en el panorama general de la cultura. Suele ser t¨®pico hablar, en estos casos, de un humanista, pero en esta ocasi¨®n, y en este nombre, la calificaci¨®n cobra singular valoraci¨®n.Conozco bien a Ram¨®n Barce desde los d¨ªas del Grupo Nueva M¨²sica, en el que se aglutin¨® en los a?os cincuenta una vanguardia m¨¢s urgente por el medio predominantemente conservador que imperaba. Dice con tino ?ngel Medina, en sus estudios sobre Barce, que "si hubo un grupo determinante para el afianzamiento posterior de la m¨²sica contempor¨¢nea -aunque fuera breve en su permanencia y polis¨¦mico en sus intenciones-, ese grupo fue Nueva M¨²sica. Y junto a cuantos lo formamos, pesaba cada d¨ªa el acicate y el buen orden de Ram¨®n.

Personalmente es dif¨ªcil dar con una apertura en la que no encontramos a Barce: estaba en ZAJ y en el Ateneo, en las Juventudes Musicales y en la tarea colaboradora de la radio, en las exposiciones de los nuevos pintores, en las publicaciones y revistas, en la b¨²squeda de horizontes hacia el exterior. Podr¨¢ arg¨¹irse que todos, m¨¢s o menos y seg¨²n sus posibilidades, est¨¢bamos en lo mismo, pero Ram¨®n presentaba, insistentemente, su visi¨®n particular. No presumi¨® ni fue iconoclasta a pesar de enrolarse, ya con Marco, en la revista y conciertos Sonda o en el ZAJ de Hidalgo, primera resonancia espa?ola de la postura del americano John Cage.

La obra musical de Barce se acerca al centenar y medio de t¨ªtulos en los m¨¢s distintos g¨¦neros, desde el Coral hablado de 1966 hasta la serie de Conciertos o el amplio cap¨ªtulo de combinaciones de c¨¢mara; desde la edici¨®n de los grandes cl¨¢sicos y rom¨¢nticos para Urtex, hasta la de La verbena de la Paloma, sin olvidar, por su relevancia, sus ensayos y libros como Fronteras de la m¨²sica o el m¨¢s reciente y literario Tiempo de tinieblas y algunas sonrisas. La obra y la personalidad de Barce, durante un periodo importante presidente de la Asociaci¨®n de Compositores, es conocida y comentada fuera de nuestras fronteras con una voluntariosa inclinaci¨®n hacia el mundo iberoamericano. Los premios recibidos por el nuevo acad¨¦mico (Comunidad de de Madrid, Medalla de Oro a las Bellas Artes) subrayan, en los ¨²ltimos tiempos, la labor creativa, la dedicaci¨®n musicol¨®gica o el perfeccionamiento de un sistema propio, como el que denomina "armon¨ªa de los niveles". Al mismo ritmo, prosigue su tarea de traductor desde la Armon¨ªa, de Sch?nberg, a La idea de la m¨²sica absoluta, de Carl Dahlhaus.