OPINI?N Investigadores
A finales de 1999, el Gobierno espa?ol aprob¨® el Plan Nacional de Investigaci¨®n, Desarrollo e Innovaci¨®n (2000-2003) que fija la pol¨ªtica a desarrollar en esta vertiente. El plan se propone, entre otros objetivos, reducir diferencias entre los indicadores de I+D de nuestro pa¨ªs y los correspondientes a la media de los pa¨ªses de nuestro entorno inmediato. Los tres indicadores en los que Espa?a aparece peor situado son:1.- El insuficiente esfuerzo econ¨®mico en Investigaci¨®n y Desarrollo, que en los an¨¢lisis m¨¢s optimistas no supera el 0,9 % del PIB, frente a un promedio del 2.2 % de los piases de la OCDE.
2.- La insuficiente presencia del sector privado en la investigaci¨®n. En t¨¦rminos econ¨®micos, las empresas privadas asumen algo menos del 50 % del esfuerzo espa?ol en I+D, frente al 65 % en los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
3.- El n¨²mero de investigadores por habitante, que en Espa?a asciende al 67% del valor promedio en los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Este indicador es a¨²n m¨¢s significativo por cuanto m¨¢s del 55% de nuestros investigadores son profesores universitarios que simultanean investigaci¨®n y docencia.
Los indicadores citados son sensiblemente m¨¢s desfavorables al referirlos a la Comunidad Valenciana, lo que hace necesaria una seria reflexi¨®n sobre nuestro sistema de I+D. Son datos tomados del borrador del estudio Las Actividades de Investigaci¨®n y desarrollo en el Sistema Universitario, a publicar por la Consejer¨ªa de Educaci¨®n.
Aqu¨ª me referir¨¦ al ¨²ltimo de estos indicadores, puesto de actualidad a ra¨ªz de los recientes acontecimientos en relaci¨®n a los programas de formaci¨®n cient¨ªfica de la Generalitat Valenciana, y que de hecho incide tambi¨¦n sobre los dos anteriores.
El d¨¦ficit en investigadores debe reducirse en todos los ¨¢mbitos para que nuestro pa¨ªs se homologue con su entorno, pero especialmente mencionar¨¦ dos de ellos: las empresas y las universidades. Contrasta con ese d¨¦ficit el hecho de que, cada vez m¨¢s, nuestras instituciones cient¨ªficas mejoran sus programas de formaci¨®n y que nuestro pa¨ªs dispone de una cohorte de cient¨ªficos excelentemente formada en centros extranjeros con apoyo de los gobiernos central y auton¨®mico. Nuestro sistema de I+D no es capaz de absorberlos. En ocasiones, incluso, los rechaza.
No es novedad la escasa presencia de cient¨ªficos en empresas, ni el reducido n¨²mero de ¨¦stas con departamentos o laboratorios de I+D. Es cierto que la dimensi¨®n de una gran parte de nuestras empresas es insuficiente para afrontar ese reto e integrar cient¨ªficos en sus plantillas; pero, de no hacerlo as¨ª, pueden llegar tarde o no llegar a la concurrencia con sus competidores. Deber¨¢n propiciarse iniciativas imaginativas: asociaciones de empresas, institutos tecnol¨®gicos, etc., que integren a nuestros cient¨ªficos en el sistema de I+D empresarial.
La situaci¨®n en la universidad, se concreta en una problem¨¢tica bien distinta. Los investigadores, aqu¨ª, son profesores que realizan su investigaci¨®n a tiempo parcial, en raz¨®n de la docencia que deben impartir. Su rendimiento cient¨ªfico es, por t¨¦rmino medio, excelente y las investigaciones crecen sin cesar en complejidad. Simultanear ¨¦stas con la docencia incide negativamente en los tiempos de respuesta, dificultando por esa misma raz¨®n las relaciones y planes conjuntos de investigaci¨®n con sectores externos. Por ello es cada vez m¨¢s necesario y urgente integrar en los grupos de investigaci¨®n universitarios a profesionales cuya tarea preferente sea la de investigar, a fin de hacer frente al reto de complejidad que el desarrollo de la ciencia exige d¨ªa a d¨ªa, y poder dar una respuesta en su tiempo a las demandas que cada vez m¨¢s el mundo empresarial plantea a la Universidad. En pocas palabras: Es necesaria y urgente la definici¨®n, en el organigrama de la universidad espa?ola, de puestos de trabajo para investigadores, en paralelo a la plantilla docente. Para ello deben adoptarse a la mayor brevedad las disposiciones legales y econ¨®micas que lo permitan e incluso lo fomenten. Es ¨¦sta una reivindicaci¨®n que continuamente viene siendo planteada por la Universitat de Val¨¨ncia ante los poderes p¨²blicos.
As¨ª, podr¨ªa resolverse la paradoja que supone necesitar un n¨²mero importante de nuevos cient¨ªficos en nuestro sistema de I+D, disponer de gran parte de ellos, bien formados y, sin embargo no acogerlos.
Francisco Tom¨¢s es vicerrector de Investigaci¨®n de la Universidad de Valencia.
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