Z¨¢rate vuelve a rescatar al Madrid
Los madridistas eliminan al M¨¦rida en la pr¨®rroga tras un p¨¦simo y ag¨®nico partido
El Madrid dej¨® patente que la mutaci¨®n experimentada en los ¨²ltimos tiempos es exclusivamente num¨¦rica. Sus cifras engordan -tercero en Liga y semifinalista en Copa-, pero su juego no est¨¢ a la altura. Se podr¨¢ sostener, eso s¨ª, que no desentona en este tost¨®n de temporada, en la que un extra?o virus ha infectado a la rimbombante Liga de la estrellas. Lo mismo da que sea Liga, Copa o Mundialito. El calendario estrangula -300 minutos han jugado los madridistas en los ¨²ltimos seis d¨ªas-. Tambi¨¦n inciden, y no en menor medida, otras cuestiones: se ha debilitado el compromiso y se ha perdido el buen gusto. Hoy nadie quiere acunar la pelota, que ya no es el sustento primordial de este juego, sino un maldito engorro. Y los grandes deben tirar del carro, porque su efecto mim¨¦tico es may¨²sculo.La cita copera mostr¨® la peor versi¨®n del Madrid. Un pelo pusil¨¢nime cuando tampoco anda sobrado de recursos, m¨¢xime en tiempos de apelotonamiento en la enfermer¨ªa. Al inicio, Del Bosque, un entrenador extraordinariamente sensato, resguard¨® en el banco a Meca y Z¨¢rate, los chicos que han inflado la cuenta de resultados en los ¨²ltimos tiempos. No son ellos quienes deben aupar el escudo. Y tampoco est¨¢n en condiciones de soportar exigencias f¨ªsicas anormales. Del Bosque ha calculado las libranzas al dedillo: en una semana tan sobrecargada s¨®lo Roberto Carlos y Redondo -que no jugar¨¢n en Valencia por sanci¨®n- han acumulado todos los minutos. Ayer, lleg¨® el turno de Illgner, Karembeu, Iv¨¢n Campo, Helguera, Dorado... Jugadores con enormes dificultades para encontrar su sitio dentro de un equipo que se mueve a empujones del azar.
M?RIDA 2REAL MADRID 1
M¨¦rida: Nuno; Mariano (Cort¨¦s, m.111), Unai, De Quintana, Pablo Alfaro; C¨¦sar (Leonardo, m.102), Marcos, Pedro, Tal (?lex, m.104); Sinval y Prieto.Real Madrid: Illgner; Michel, I.Campo, Helguera, R.Carlos; Karembeu (Ognjenovic, m.58), Redondo, Sanchis, Dorado (Meca, m.99); Guti; y Morientes (Z¨¢rate, m.42). Goles: 1-0. M.41. De Quintana. 1-1. M.103. Z¨¢rate. 2-1. M.118. Prieto. ?rbitro: Iturralde. Amonest¨® a Tal, Mariano, Marcos, Sinval, Cort¨¦s, Redondo y Roberto Carlos. Unos 12.000 espectadores. El sorteo de las semifinales se celebrar¨¢ el d¨ªa 25.
Con este perfil el Madrid acudi¨® a la cita con pocas ganas de pelea, con idea de evitar m¨¢s rasgu?os innecesarios. De entrada logr¨® su objetivo y dej¨® al M¨¦rida en la sala de espera. Mirando de reojo las intenciones de su majestuoso rival. Pero no hab¨ªa ninguna y los extreme?os poco a poco dieron alg¨²n que otro arre¨®n. Corto de exquisiteces el equipo de Segunda y trabado, confuso y cansado el Madrid, el choque deriv¨® hacia el esperpento.
El gran disparate ocurri¨® hacia la media hora de juego: en un centro lateral, sencillo, al ¨¢rea de Illgner, Salgado la dej¨® muerta de forma calamitosa, Sinval se hizo un nudo e Iv¨¢n Campo peg¨® un espinillazo para ganar un c¨®rner. Un retrato de lo chusco del encuentro. Sometido a los animosos arrebatos a toque de tambor de los emeritenses, por momentos el Madrid se sinti¨® apesadumbrado, con ocho jugadores siempre por detr¨¢s de la pelota. En medio de la tunda lleg¨® el gol local en un tercer saque de esquina consecutivo. Un gol muy propio del partido: un barullo, un tiro raso de De Quintana desde de la l¨ªnea de porter¨ªa, la pelota que atraviesa un mural de piernas, rebota en Illgner y adentro.
El tropez¨®n presum¨ªa un envalentonamiento madridista. Nada. El equipo est¨¢ sin fuerzas. Y con el ¨¢nimo justo. Adem¨¢s, carece de una idea concreta del juego, supeditado a la ruleta, no a un proyecto com¨²n. S¨®lo as¨ª se entiende su falta de respuesta, porque en ning¨²n tramo del partido tuvo cierto vuelo. La encomiable voluntad de Redondo y Guti qued¨® rebajada por Karembeu y Dorado, superados en los costados. Sobre todo el franc¨¦s, que cada d¨ªa lo hace peor. Es un caso perdido, si es que alguna vez fue lo contrario.
El Madrid tard¨® una hora en medir a Nuno, el portero rival. Lo hizo Dorado, que empez¨® de interior por la izquierda y acab¨® a espaldas de Roberto Carlos, que se plant¨® ante el meta portugu¨¦s tras un gran pase de Guti. En realidad, el ¨²nico toque sutil en toda la noche. Ah¨ª termin¨® todo el repertorio blanco. En la otra orilla s¨®lo cab¨ªa que el M¨¦rida exprimiera su ¨ªmpetu. A punto estuvo de conseguirlo Prieto, pero su pifia final mand¨® al Madrid a la pr¨®rroga. P¨¦sima noticia cuando no hay dep¨®sito, pero en medio de la asfixia surgi¨® su ¨¢ngel de la guarda: Z¨¢rate, el quinto o sexto delantero de la plantilla. Se cuadr¨® en la esquina del ¨¢rea, meti¨® la rosca y a la red. Una fotocopia del gol que hizo el s¨¢bado al M¨¢laga. Suficiente para rescatar al Madrid, favorecido como nunca por la t¨®mbola que domina el f¨²tbol espa?ol.
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