Con privatizar no basta GIN?S DE RUS MENDOZA
Alguien defini¨® los aeropuertos como centros comerciales entre dos aparcamientos. Trat¨¢ndose, sin duda, de una exageraci¨®n, no es una afirmaci¨®n descabellada: el 40% de los ingresos de los grandes aeropuertos espa?oles no procede de las tasas aeroportuarias (en Estados Unidos alcanzan el 70%-80%). Sin embargo, adem¨¢s de ¨¢rea de actividad comercial, el aeropuerto es una infraestructura insustituible para las l¨ªneas a¨¦reas, y cualquier problema de organizaci¨®n o de insuficiencia de capacidad tiene efectos negativos de gran magnitud sobre el conjunto de la sociedad.Cambios ideol¨®gicos sobre el papel del Estado en la econom¨ªa, la desconfianza creciente en el sector p¨²blico como productor directo y sobre todo la crisis fiscal de muchos Estados explican la expansi¨®n del sector privado en ¨¢reas tradicionalmente reservadas al sector p¨²blico. Adem¨¢s, la mayor¨ªa de los economistas comparten la idea de que el sector privado es m¨¢s eficiente en la producci¨®n de bienes y servicios que el sector p¨²blico, aunque todos tengamos un caso a mano que demuestre lo contrario. La posibilidad de quiebra parece ser un incentivo m¨¢s poderoso que la vocaci¨®n de servicio.
Hay tambi¨¦n otra certeza a compartir: si el operador privado no est¨¢ expuesto a la competencia, como ocurre con muchos de los aeropuertos, aumenta el riesgo de abuso de posici¨®n dominante. Resulta parad¨®jico que el sistema m¨¢s eficiente de producci¨®n pueda convertirse en el m¨¢s caro para los usuarios. ?ste es el n¨²cleo del problema de la privatizaci¨®n de los aeropuertos. La sociedad puede beneficiarse de la entrada (en realidad, de una intensificaci¨®n de su papel) del sector privado en estas actividades, obteniendo a cambio financiaci¨®n adicional para otros gastos p¨²blicos o para aliviar la presi¨®n fiscal. Pero al mismo tiempo, si no se pone remedio, y si nos limitamos a sustituir un monopolio p¨²blico por uno privado, los usuarios pueden acabar pagando precios m¨¢s altos y recibiendo una calidad inferior de servicio.
La privatizaci¨®n de los aeropuertos espa?oles generar¨¢ un excedente importante si los nuevos operadores privados consiguen reducciones de costes y mejoras organizativas. Tan importante como el tama?o de dicho excedente es su reparto entre los contribuyentes, grupos empresariales, trabajadores y usuarios (enumerados por orden alfab¨¦tico). No s¨®lo importa por cu¨¢nto se vende, sino a qui¨¦n se vende y qu¨¦ pasa despu¨¦s de la venta. Con privatizar no basta. El reto del sector p¨²blico en el nuevo contexto de participaci¨®n privada se concentra en la b¨²squeda de equilibrios entre participaci¨®n privada y precios-calidad ¨®ptimos, entre incentivos y riesgo, entre eficiencia y equidad; pero sobre todo en garantizar que las compa?¨ªas a¨¦reas tengan igualdad de trato en su uso de las instalaciones aeroportuarias. La mejor ley de competencia en el transporte a¨¦reo es papel mojado si la capacidad de los aeropuertos es insuficiente o se reparte de manera arbitraria.
La privatizaci¨®n es s¨®lo una pieza de la reforma. El reto de la nueva regulaci¨®n econ¨®mica de monopolios naturales como los aeropuertos exige la constituci¨®n de organismos reguladores independientes; independencia no s¨®lo de las empresas, sino tambi¨¦n del Gobierno. Los beneficios para los usuarios depender¨¢n crucialmente de la regulaci¨®n que se establezca en el nuevo marco regulador. Es esencial la sustituci¨®n de discrecionalidad por normas; y aunque no existe un contrato que pueda incorporar todas las contingencias, la relaci¨®n entre el operador de una infraestructura privatizada y el sector p¨²blico debe estar tan bien estructurada y los acuerdos ser tan cre¨ªbles, que se garantice la inversi¨®n privada en capacidad sin que los usuarios tengan que pagar un precio injustificable en garant¨ªas y renegociaciones. En este contexto de aumento de la participaci¨®n del capital privado en la econom¨ªa, es ineludible potenciar y reforzar el papel del Tribunal de Defensa de la Competencia.
Privatizar sin dicho marco regulador es demasiado arriesgado y complica la tarea posterior. Puede que el Gobierno consiga vender (concesionar) los aeropuertos al precio m¨¢s alto, pero quiz¨¢s el pago que la sociedad reciba de los compradores sea ¨²nicamente el valor actual de las rentas de monopolio esperadas.
Gin¨¦s de Rus Mendoza es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
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