'Escobarismo'
ALEJANDRO V. GARC?AEl primer hombre que descafein¨® un caf¨¦ ignoraba que estaba desencadenando un proceso de desnaturalizaci¨®n sin precedentes que afectar¨ªa no s¨®lo a los alimentos sino a los h¨¢bitos intelectuales. Hoy, gracias a aquel tipo, se habla ingl¨¦s sin esfuerzo, se come pollo vegetal, panceta sin grasa y se practica el sexo frente al ordenador port¨¢til.
En Granada, ciudad que aspir¨® un d¨ªa a ser capital de la cultura europea, esta degeneraci¨®n de las sustancias se manifiesta de muchas maneras. Jes¨²s Valenzuela, el concejal de Cultura que trat¨® de acabar con el festival de tango, present¨® el martes la actuaci¨®n de Manolo Escobar. El cantante almeriense aprovech¨® la ocasi¨®n para disertar sobre el escobarismo, un concepto que en estas ¨¦pocas propicias al pensamiento flojo equivale al kantismo en la Ilustraci¨®n, o al tomismo medieval.
El escobarismo, ha dicho su inventor, es la aptitud innata de los ni?os a preferir las canciones de Manolo Escobar. El escobarismo, como las paperas, es una enfermedad de la infancia, una predisposici¨®n del gusto hacia canciones como La minifalda o Mi carro. En la adolescencia, sin embargo, los s¨ªntomas desaparecen abruptamente y el escobarista abraza el rock y le salen espinillas. Esa transfiguraci¨®n biol¨®gica descubierta por Manolo Escobar predispone al joven a iniciar una vida sana y aspirar a ideales sin cafe¨ªna, como el puesto de concejal de Cultura para presentar a Manolo Escobar.
Jos¨¦ Espadafor, propietario de una ins¨®lita industria de licores sin licor, representa la versi¨®n mercantil de ese proceso degenerativo. Espadafor, adem¨¢s de distribuir por medio mundo el whisky sin whisky, ha acu?ado una nueva terminolog¨ªa para denominar las sustancias depuradas. Ah¨ª est¨¢n el wihsin, el ronsin y, ahora, como novedad, el champ¨ªn, el champ¨¢n sin alcohol que beben los ni?os escobaristas.
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