La Andaluc¨ªa de la 'e'
En 1956, D¨¢maso Alonso habl¨® de la "Andaluc¨ªa de la e". Son las tierras en los l¨ªmites de M¨¢laga, Sevilla y C¨®rdoba donde las terminaciones -al y -ar pasan a e. Por ejemplo, canal: can¨¦, trabajar: trabah¨¦. Y hay que a?adir la personalidad que, en el l¨¦xico, encontramos asentada en un vocabulario no poco original. Pero ?por qu¨¦ esa "Andaluc¨ªa de la e"? Porque ese rasgo, unido al de -as, -az: ¨¦ (mesas: mese, capataz: capat¨¦) hace que la lengua presente una gran cantidad de palabras terminadas en e.Ciertamente el hecho se da en la Andaluc¨ªa de Puente Genil y Lucena (en C¨®rdoba), Estepa, Casariche y La Roda (en Sevilla) o Alameda (M¨¢laga). ?stos son los resultados ¨²ltimos pero, para m¨ª, lo que caracteriza a la zona es la conversi¨®n de -al y -ar en e. La cuesti¨®n de -as: e creo que nada tiene que ver con ella, aunque los resultados sean iguales. Es cierto que en gran parte de Andaluc¨ªa -a se hace -e en el plural de los sustantivos en -as y de las terminaciones verbales que tienen la misma desinencia. As¨ª, el vendedor que se nos acerca a la terraza de un aguaducho nos ofrece pape frite (patatas fritas) o lleva un carrito con cuatro ruee (ruedas). Pero no es ¨¦ste el hecho sorprendente, sino el de escuchar a una mujer de Alameda que su "mar¨ªo ha ¨ªo a trabaj¨¦ ar can¨¦" (el marido ha ido a trabajar al canal).
Creo que el cambio es moderno y no peculiar de los hombres. Arca¨ªsmo es decir dehayo y haceyo como me hablaba un viejo contrabandista de la regi¨®n, pero no esas pape frite que nos ofrece el muchachito que se acerca al velador donde descansan unas cervezas. Para m¨ª, -al y -ar tienen neutralizada la consonante final en l y, desde esta posici¨®n, la l se realiza con tendencia a la vocalizaci¨®n, tal como dicen aigo (algo), aito (alto) en muchos pueblos de Andaluc¨ªa. Qued¨¦monos con la sorpresa, pero sepamos que en la Toscana hay dialectos vulgares en que se palataliza la l ante consonante, lo mismo que se oye en las monta?as Salinas, en el sur del Lacio, en ciertas hablas de las Marcas y en los Abruzzos.
Para m¨ª las cosas est¨¢n claras: -as responde a la oposici¨®n a (singular), l (plural), que es un sistema, mientras que -al y -ar son consecuencia de un archifonema (signo neutralizado) en el que -l y -r convergen en -l. Ahora sabemos por qu¨¦ aqu¨¦ mar¨ªo se hab¨ªa ¨ªo a trabaj¨¦ a can¨¦ y acaso, tambi¨¦n, en sus descansos se com¨ªa un cucurucho de pape frite. Pero o¨ªmos, y los ni?os no condicionan su habla, ni la condicionan los viejos y predomina en las mujeres de mediana edad.
Pienso que es un rasgo que manifiesta incultura, que se escucha en mujeres poco instruidas, que no se da entre los viejos y que no ha llegado al habla de los ni?os: ?Ni?e, a bord¨¦ le serviyete! Y la admonici¨®n queda entre las mujeres del grupo, mientras los ni?os oyen ?Ni?o, a lee en loh libro! y se sienten incluidos bajo la admonici¨®n que cae sobre sus hermanas. ?Dialectolog¨ªa pintoresca? S¨ª, porque hablar es m¨¢s, mucho m¨¢s, que ejercitar de d¨®mine.
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