Escuela de 'chefs' del Estrecho
30 menores marroqu¨ªes que han emigrado solos aprenden cocina y alba?iler¨ªa para encontrar empleo
Trabajo y papeles. Hamid y Aziz manejan cazuelas y sartenes con estas dos obsesiones martille¨¢ndoles en la cabeza. Estos dos chavales participan en los cursos de cocina y alba?iler¨ªa organizados por el Instituto Madrile?o del Menor y la Familia (IMMF), dependiente del Gobierno regional, para 30 magreb¨ªes de 16 a 18 a?os que viven bajo su tutela tras haber cruzado solos el Estrecho. Son chicos con m¨¢s prisa por salir al ruedo laboral que muchos de sus compa?eros espa?oles y con poca gana de permanecer en clases. Por eso, los talleres est¨¢n organizados para que en s¨®lo nueve meses conozcan un oficio con salida y sepan manejarse en castellano.Andr¨¦s Dom¨ªnguez, alba?il de toda la vida, nunca hab¨ªa sido profesor hasta que en noviembre la Fundaci¨®n Tomillo, encargada de impartir los cursos, le propuso hacerse cargo del taller de construcci¨®n. "Al principio era todo un poco lioso, porque los chavales no sab¨ªan casi nada de castellano, pero van defendi¨¦ndose y se les ven muchas ganas de aprender un oficio", asegura.
Junto a ¨¦l, Gema, la profesora de castellano, complementa su tarea lectiva con clases de lengua a pie de obra, y nunca mejor dicho. Vestida como todos, con un buzo, va repitiendo y explicando las palabras nuevas que usa el profesor. Son clases de sem¨¢ntica combinadas con masa de cemento.
Luis Ruiz del ?rbol, director de actividades pedag¨®gicas de Tomillo, explica que la presencia de Gema en un espacio como el de la construcci¨®n, tradicionalmente masculino, no es casual. "Queremos que estos muchachos rompan con algunos de los roles que tienen y por eso tambi¨¦n hemos buscado un monitor de cocina que sea hombre", asegura.
Abdelhaziz, de 17 a?os, es muy expl¨ªcito cuando se le pregunta si le interesa el curso de cocina. "Claro que s¨ª; si no me interesase, no vendr¨ªa", asegura este muchacho de T¨¢nger que, hasta llegar al centro de acogida de menores de Hortaleza, vivi¨® en un piso "con otros colegas".
Al¨ª, de 16 a?os, fue uno de los compa?eros de piso de Abdelhaziz y ahora vive en una residencia de Fuenlabrada. "Me vine a Espa?a escondido en uno de los barcos que cruzan el Estrecho", explica. Todav¨ªa no tiene permiso de residencia y cuenta los minutos hasta conseguirlo. Pero la tramitaci¨®n de los permisos de residencia y trabajo para estos chavales es larga y compleja, ya que est¨¢n indocumentados.
Algunos, como Kar¨ªn, de 17 a?os, ya trabajaron en Marruecos. "Durante dos a?os fui panadero, pero me vine porque aqu¨ª se gana m¨¢s dinero que en mi pa¨ªs. Me gustar¨ªa mucho encontrar algo como cocinero", dice.
Las clases relacionadas con los oficios se dan por la ma?ana. Las tardes se dedican al aula de castellano, que indirectamente es tambi¨¦n taller de inform¨¢tica porque la lengua la aprenden en un ordenador, y al aprendizaje de la cultura espa?ola. Los dos ¨²ltimos meses del curso se dedicar¨¢n a las pr¨¢cticas en empresas.
Algunos de estos chavales llegan a las residencias de la Comunidad conducidos por el Grupo de Menores de la polic¨ªa (Grume), que les encuentra deambulando sin documentaci¨®n. A otros les convencen los trabajadores sociales de la asociaci¨®n Paideia, que tiene un programa para evitar que estos chicos, que frecuentan barrios como Lavapi¨¦s, caigan en redes de delincuencia.
Trabajo y papeles. Con esa idea fija pelean cada ma?ana con paletas y espumaderas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.