Oportunidad desperdiciada
El Zaragoza se descuelga tras empatar con un Espanyol inteligente
El Zaragoza desperdici¨® una buena oportunidad para seguir reivindicando su derecho a entrar en la n¨®mina del gran templo, aunque todav¨ªa le falten nueve jornadas de traves¨ªa del desierto. Ayer perdi¨® ox¨ªgeno y no pudo fagocitar a un Espanyol bien plantado, engastado en eficaces armazones, pero desva¨ªdo en las proximidades del ¨¢rea rival. Cada zona del campo tiene un tempo y una velocidad determinadas, y esta verdad de perogrullo la practic¨® el Zaragoza con cierta soltura durante la primera parte: supo llegar al ¨¢rea rival a la contra en dos toques, pero tambi¨¦n sobando el bal¨®n tras una docena de pases. El madrugador gol de Juanele reforz¨® la moral, agit¨® las neuronas ma?as y pareci¨® abrir la v¨ªa de un partido c¨®modo, sobre todo al observar las inseguridades defensivas del Espanyol.Milosevic se encontr¨® con un par de ocasiones clamorosas pero sigue sin encontrar su zapato ganador. Jamelli anduvo con chispa y Juanele tambi¨¦n tuvo sus opciones, aunque evidenci¨® a las claras, sobre todo tras el descanso, que la regularidad no es lo suyo.
ZARAGOZA 1ESPANYOL 1
Zaragoza: Juanmi; Sundgren, Lanna, Paco, M. Vellisca; Acu?a, Arag¨®n; Juanele, Jamelli (Yordi, m. 67), Garitano (Marcos Vales m. 83); y Milosevic.Espanyol: Cavallero; Crist¨®bal, Nando, Pochettino, Roger; Velamaz¨¢n (Serrano, m. 90), Sergio, Galca, Arteaga; Posse (Soldevilla, m. 69) y Tamudo (Manel, m.84). Goles: 1-0. M. 8. Juanele remacha en la l¨ªnea de gol un remate de Milosevic que ya parec¨ªa entrar. 1-1. M. 54. Golpe de genialidad de Arteaga bombeando un bal¨®n desde 40 metros ante un Juanmi adelantado. ?rbitro: Turienzo ?lvarez. Amonest¨® a Acu?a, Lanna, Pochettino, Roger, Posse, Sergio y Cavallero. Unos 26.000 espectadores en La Romareda. Alrededor de 1.000 aficionados del Espanyol.
La tarjeta de visita del Espanyol no vino emborronada por el miedo a perder, que se traduce con frecuencia en planteamientos conservadores. Por el contrario, los periquitos comenzaron a gobernar la medular y con eso y unos cuantos contragolpes deshuesaron la confianza local. Ah¨ª emergieron Posse y Tamudo.
La segunda parte confirm¨® la debilidad del centro del campo zaragocista. Uno de sus despistes hizo posible un memorable gol de Arteaga desde m¨¢s de cuarenta metros. Menos mal que la defensa segu¨ªa s¨®lida. Paco J¨¦mez, un experto en la anticipaci¨®n y en los balones a¨¦reos, respondi¨® como siempre, o sea, muy bien, y adem¨¢s con elegancia y sin propinar demasiadas patadas.
Los nervios y las prisas, ya se sabe, no son los mejores acompa?antes cuando se trata de decidir en pocos minutos. Y el Zaragoza, olvidado el medio campo, s¨®lo encontr¨® la v¨ªa de los ataques primarios, con bombeo de balones y c¨®rner tras c¨®rner. Pero esta vez, aunque Rojo volvi¨® a recurrir al escudero de segundas partes, no hubo ni Yordigol ni Yordimilagro de ¨²ltima hora.
A pesar del empate, el Zaragoza sigue en harina. El f¨²tbol es sobre todo un estado de ¨¢nimo y un bullir interior de emociones. A estas alturas de la Liga, casi nada es fruto ya de casualidades: quien pueda so?ar y no tenga pesadillas, que sue?e. Eso s¨ª, nadie avala los sue?os.
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