Vivir dentro de un viol¨ªn

Tiene 29 a?os Gil Shaham y es un fen¨®meno, lo cual no le impide planificar su carrera con un pie en el rigor y otro en la diversi¨®n, simultaneando el esp¨ªritu violin¨ªstico de Bartok con el de Paganini, por poner un ejemplo sacado de sus grabaciones discogr¨¢ficas, y tocando maravillosamente bien tanto a uno como a otro.Prueba de este sentido l¨²dico fue su recital de Madrid el viernes. Empez¨® con Bach, sigui¨® con un primoroso, sutil¨ªsimo Prokofiev, y concluy¨® mirando de reojo a la ¨®pera con una deslumbrante incursi¨®n llena de gracia en los valses de El caballero de la rosa, de Richard Strauss, en la transcripci¨®n para viol¨ªn de Vasa Prihoda, y una no menos apabullante excursi¨®n por el mundo de Carmen, a trav¨¦s de las fantas¨ªas elaboradas a partir de la ¨®pera de Bizet por Pablo Sarasate, Franz Waxman y Jen? Hubay.

Gil Shaham toca el viol¨ªn con una facilidad extraordinaria. Tiene un sonido l¨ªrico, dulce, incluso podr¨ªamos decir que familiar.

En la Rapsodia n¨²mero 2, de Bartok, la exhibici¨®n t¨¦cnica no imped¨ªa sino, al contrario, facilitaba el desentra?amiento de temas populares y la interrelaci¨®n de estos motivos con los par¨¢metros ling¨¹¨ªsticos y complejos del universo musical del compositor h¨²ngaro.

Desenfadada y alegre en primer plano fue su versi¨®n de la serenata Ukelele, de Copland, y, en fin, todo el recital se movi¨® a ritmo de sonrisa en un terreno de descarada lucidez.

Fue una fiesta del viol¨ªn como instrumento para vivir, por encima de precisiones historicistas, quiz¨¢s en esta ocasi¨®n en un segundo lugar de preferencias.

Shaham transmiti¨® una contagiosa capacidad de disfrutar haciendo lo que hace. La mayor¨ªa de los espectadores estuvimos encantados con su generoso desparpajo.