Rascacielos JOSEP MARIA MONTANER
En las ¨²ltimas d¨¦cadas Barcelona se ha poblado t¨ªmidamente de edificios de una veintena de pisos que, relacionados con la escala y la densidad de la ciudad, podr¨ªamos asimilar a rascacielos. Primero fueron los denominados edificios singulares del final de la era de Porcioles. Aquella ¨¦poca, en los ep¨ªlogos de la dictadura de Franco, fue el momento ¨¢lgido de las cr¨ªticas de los movimientos vecinales, coincidiendo con el inicio de una cultura posmoderna que denostaba el artefacto rascacielos por su car¨¢cter insolidario y depredador del tejido urbano. Afortunadamente, aquellos edificios singulares otorgados a dedo no fueron muchos, una docena. Posteriormente, el vigor ol¨ªmpico ha generado otra serie de edificios en altura, fuera de la construcci¨®n ordinaria de la ciudad, como las dos torres de la Villa Ol¨ªmpica o las de la calle de Tarragona.Con el impulso urbano actual, Barcelona se encuentra en una nueva encrucijada: existen operadores interesados en intervenciones singulares. Se trata de un fen¨®meno t¨ªpico de las grandes ciudades, que en Am¨¦rica y en Asia est¨¢n creciendo en altura vertiginosamente, y se trata de una densificaci¨®n terciaria que otras metr¨®polis europeas afrontaron ya hace a?os.
En este momento hay ya media docena de propuestas de posibles edificios altos: el pol¨¦mico de Ricardo Bofill en el puerto, el de Jean Nouvel en la plaza de las Gl¨°ries, el de Dominique Perrault en la nueva Diagonal, el de Ignasi de Sol¨¤-Morales y Antoni de Moragas para Renfe junto a la estaci¨®n de Cercan¨ªas y un hotel de lujo en Diagonal Mar. Respecto a esto, el Ayuntamiento a¨²n no ha explicitado sus criterios, evidenciando la poca convicci¨®n y transparencia al plantear la idea de ciudad; se ha optado por un modelo emp¨ªrico, que se va haciendo al hilo de las presiones de los grandes operadores. No se trata de preparar un plan de rascacielos, que crear¨ªa expectativas de especulaci¨®n inmobiliaria, sino de explicitar unos criterios para unas obras que, aunque sigan siendo especiales y extraordinarias, se van a producir en el inmediato futuro.
En esta direcci¨®n de explicitar criterios, Gas Natural convoc¨® el pasado mes de octubre un concurso restringido entre ocho de los m¨¢s prestigiosos equipos de arquitectos barceloneses para decidir la forma de la nueva sede central en Barcelona, junto a la Villa Ol¨ªmpica y frente al mar. Entendiendo que este edificio iba a constituir un precedente trascendental para la ciudad, se intent¨® que el procedimiento fuera mod¨¦lico y que significase una referencia cualitativa para futuras intervenciones similares. Del concurso destac¨® la calidad de las propuestas y el esfuerzo de cada equipo para plantear obras emblem¨¢ticas y sensibles a las caracter¨ªsticas de la ciudad.
El jurado, formado en su mayor¨ªa por arquitectos, plante¨® una serie de criterios que quiz¨¢ podr¨ªan ser ¨²tiles para delimitar las caracter¨ªsticas de futuros edificios en altura. En primer lugar, evitar los rascacielos en forma de pantalla, como el Pan-Am de Nueva York, por el temor a que se conviertan en grandes muros que act¨²en de barrera en el paisaje urbano, dividiendo y privando de vistas. Por tanto, se tratar¨ªa de primar aquellas soluciones que tiendan a desmaterializar la forma, aligerando del peso de la masa construida y disolviendo al m¨¢ximo su presencia; velando porque cada una de las intervenciones sea capaz de crear espacios p¨²blicos de alto valor, como lobbies, plazas cubiertas, pasajes interiores o parques; y entendiendo que cada propuesta se ha de constituir en interpretaci¨®n del entorno, integr¨¢ndose en ¨¦l, mejor¨¢ndolo, suavizando su impacto. Un ulterior criterio consistir¨ªa en delimitar en qu¨¦ ¨¢reas se podr¨ªan construir excepcionalmente edificios altos y en qu¨¦ barrios -como Ciutat Vella oel Ensanche- nunca estar¨ªan permitidos. En este sentido, parece que la opci¨®n municipal es la de concentrar los rascacielos en el frente mar¨ªtimo y en el nuevo tramo este de la Diagonal.
En dicho concurso, el jurado tom¨® la decisi¨®n de elegir dos proyectos que representan dos caminos totalmente diversos. La propuesta de Enric Miralles-Benedetta Tagliabue, por el hecho de constituir un intento de invenci¨®n de una nueva tipolog¨ªa de edificio en altura, de forma org¨¢nica, que al mismo tiempo aporta espacios p¨²blicos -la calle interior y el parque- y que se configura en resonancia con el contexto: la ronda del Litoral, el parque de la Ciutadella, el barrio de la Barceloneta, las viviendas modernas pr¨®ximas: un dise?o consistente en una amalgama de formas escalonadas y en voladizo situadas en un gran espacio verde. Y la propuesta de Elias Torres-Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Lape?a, por el hecho de representar una sabia s¨ªntesis, tanto de la experiencia contempor¨¢nea de los rascacielos como de la memoria de algunas arquitecturas representativas de Barcelona. El edificio apostaba por una forma discreta y m¨ªnima que, vista de cerca, hubiera presentado una gran cantidad de detalles ir¨®nicos, interpretativos e inquietantes. Como es sabido, la decisi¨®n final del consejo directivo de Gas Natural, con el acuerdo del Ayuntamiento, ha consistido en apostar por que Barcelona tenga un edificio emblem¨¢tico de Miralles. Un reto que es un est¨ªmulo para la compa?¨ªa y para la ciudad.
En todo caso, el hecho de la existencia de estos nuevos procesos urge para que se abra el debate sobre la conveniencia, la altura, las formas, las ubicaciones y las relaciones con el medio de estos rascacielos barceloneses que, si la ciudad sigue pujante y si se reconoce la colmataci¨®n de su superficie, necesariamente van a crecer en el futuro. Un proceso como el que se ha seguido al elegir el proyecto de Miralles es un buen precedente y un buen motivo para iniciar el debate de manera abierta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.