La guerrilla colombiana sustituye los morteros por bombonas de butano
Hace una semana, Vig¨ªa del Fuerte y Bellavista, dos de los municipios m¨¢s pobres de Colombia, situados 380 kil¨®metros al noroeste de Bogot¨¢, fueron bombardeados ferozmente por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Murieron 20 polic¨ªas y siete civiles, entre ellos el alcalde de Vig¨ªa del Fuerte, reventados por el fuego graneado de bombonas de butano dom¨¦sticas cargadas con explosivos. Resultaron alcanzados por las esquirlas de unos obuses caseros de efectos demoledores.
Se trata de una artiller¨ªa que hace estragos en edificios y personas y ahorra dinero a la guerrilla m¨¢s poderosa y antigua de Am¨¦rica Latina. Despu¨¦s de observar la destrucci¨®n causada por los cilindros insurgentes en las dos aldeas, y el tiro de gracia asestado a ocho polic¨ªas heridos, el general Rosso Serrano se preguntaba por la sinceridad de la guerrilla m¨¢s poderosa de Am¨¦rica Latina. "Toca preguntar muchas cosas, y preguntarle a los que van a hablar con los guerrilleros que los miren a los ojos y vean si no los est¨¢n enga?ando, si se est¨¢ diciendo la verdad o si lo que se est¨¢ construyendo es una guerra". Las FARC, paralelamente a su participaci¨®n en un complicado proceso de paz con el Gobierno de Andr¨¦s Pastrana, construyen un arsenal at¨ªpico. Para ello compraron o robaron, seg¨²n fuentes oficiales, 23.641 bombonas de gas entre el 1 de enero de 1999 y el 22 de febrero pasado.El primer ataque con estos morteros criollos se efectu¨® en agosto de 1998 contra el batall¨®n antinarc¨®ticos de Miraflores, en el Guaviare. M¨¢s de 50 cilindros cayeron sobre fortificaciones que quedaron reducidas a escombros. Murieron 30 soldados, y otros 75 m¨¢s y 54 polic¨ªas fueron capturados, y a¨²n permanecen detenidos. La opini¨®n p¨²blica asisti¨® desde entonces a 258 asaltos de estas caracter¨ªsticas a comisar¨ªas y cuarteles, a una lluvia de pipetas lanzadas desde catapultas artesanales, desde tubos de boca ancha de 50 kilos montados en veh¨ªculos o anclados en la tierra.
"Si bien los cilindros de gas no son armas convencionales t¨ªpicamente prohibidas como las minas antipersonales, los gases asfixiantes o las armas inflamables", precis¨® el experto Reynaldo Botero al diario El Tiempo, "este tipo de artefactos b¨¦licos generalmente facilita la violaci¨®n de las medidas de precauci¨®n a las que est¨¢n obligados todos los actores armados porque su impacto produce resultados indiscriminados". S¨®lo el pasado a?o murieron 150 personas, entre militares, polic¨ªas y civiles, en estos ataques. Las viviendas y vecinos pr¨®ximos a los objetivos militares sufren frecuentemente las consecuencias de la imprecisi¨®n en el tiro, de la precariedad de unas bater¨ªas con carga propulsora de dinamita muchas veces de fabricaci¨®n casera y sin el poder suficiente para impulsar o dirigir la bombona hasta el blanco deseado.
Las guerrillas ahorran mucho dinero con estos ca?ones que disparan una carcasa met¨¢lica de m¨¢s de 20 kilos, nitramonio, pentonita, p¨®lvora y mecha. A veces, los artificieros incorporan al c¨®ctel ¨¢cido sulf¨²rico. La puesta a punto de cada unidad sale aproximadamente por 176 d¨®lares (30.000 pesetas), mientras que un mortero, de efectos similares, cuesta entre 3.000 y 6.000 d¨®lares.
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