Nuevo pulso entre la Comisi¨®n y el Parlamento Europeo
La amenaza de una nueva crisis institucional parece abatirse sobre la Uni¨®n Europea. La debilidad y el creciente descr¨¦dito de la Comisi¨®n que dirige Romano Prodi puede agravarse si el Parlamento, desestabilizado por el creciente radicalismo de los conservadores alemanes en el seno del Partido Popular Europeo (PPE), confirma su intenci¨®n de retener la aprobaci¨®n de las cuentas de 1998, el arma que permiti¨® al ala m¨¢s radical de la C¨¢mara forzar la dimisi¨®n de la Comisi¨®n Santer hace un a?o. Representan una nueva manera de ser euroesc¨¦ptico."Cuando Theato estornuda, el Parlamento tiembla", se lamentaba esta semana en privado un influyente diputado conservador. Se refer¨ªa a Diemut R. Theato, alemana, 63 a?os, antigua locutora de radio, presidenta de la Cocobu (siglas francesas de la Comisi¨®n de Control Presupuestario del Parlamento Europeo). Profundamente conservadora, totalmente desconocida en la pol¨ªtica alemana, Theato se ha convertido en menos de dos a?os en el ogro de la Comisi¨®n Europea. Ha transformado la Cocobu en un arma terriblemente poderosa. "Ha convertido en ejercicio pol¨ªtico lo que hasta ahora hab¨ªa sido un control de cuentas", reconocen sus adversarios.
Theato forma una extra?a pareja con el brit¨¢nico James Elles, un tory elegante y pol¨ªglota, pero tambi¨¦n "un pol¨ªtico escurridizo y con pocos escr¨²pulos al que los conservadores brit¨¢nicos encargan las tareas m¨¢s delicadas", dicen gentes pr¨®ximas a su grupo. Miembro de la Comisi¨®n de Presupuestos, suplente en la Cocobu, Elles fue una pieza clave en la campa?a del Parlamento contra la Comisi¨®n Santer. El objetivo no ha cambiado: derribar a Prodi.
Primera bofetada
La primera andanada fuerte ha llegado en la sesi¨®n de esta semana, cuando el pleno acord¨® retrasar un mes la votaci¨®n sobre las cuentas de 1998, el llamado "descargo", porque la nueva Comisi¨®n no ha aclarado los esc¨¢ndalos de a?os anteriores. As¨ª empez¨® el acoso a Santer. Pero el tiempo parece no haber pasado en balde. En esta ocasi¨®n, la C¨¢mara ha reaccionado y le ha propinado a la Cocobu y a Theato una primera bofetada.
Entre los socialistas y el ala m¨¢s centrada y europe¨ªsta del PPE lograron aprobar una enmienda en la que rebajan a "panfleto que no representa las ideas de la C¨¢mara", en palabras de un diputado, la exposici¨®n de motivos del informe sobre el descargo de las cuentas de 1998, realizado por otra socialcristiana alemana, Gabriele Stauner. "No podemos amenazar con el bot¨®n nuclear todos los a?os", reconoce el espa?ol Javier Pom¨¦s (PPE), coordinador de la Cocobu, para justificar la bofetada a su comisi¨®n parlamentaria.
El poder de que han gozado hasta ahora Theato y Elles es un reflejo de la crisis que atraviesa el Parlamento Europeo, y se explica por la preeminencia que tienen dos grupos hasta hace poco enfrentados y cada vez m¨¢s coincidentes en el euroescepticismo: los conservadores brit¨¢nicos y los socialcristianos alemanes.
"El PPE anunci¨® que convertir¨ªa la legislatura en oposici¨®n a un Consejo Europeo dominado por los socialistas", explica Enrique Bar¨®n, portavoz del grupo de los socialistas europeos. "Los tories no enga?an a nadie, est¨¢n con el antieurope¨ªsmo de siempre: de cada tres votaciones s¨®lo en una votan con su grupo", explica. "Los alemanes tratan de presentar todos los temas de forma que puedan ser explotados en clave de pol¨ªtica interna. Eso les lleva a la confrontaci¨®n", afirma.
"Es verdad que en el grupo del PPE hay un problema: los alemanes", admite un funcionario de la Comisi¨®n en la ¨®rbita de los populares. "No tienen comisario, no tienen altos cargos en la Comisi¨®n, est¨¢n en pleno cambio de l¨ªder en Berl¨ªn y quieren desmarcarse de la herencia de Helmut Kohl, que era integracionista y defensor del m¨¦todo comunitario", explica. "Los conservadores brit¨¢nicos son tambi¨¦n un problema, porque ahora tienen una importante mayor¨ªa num¨¦rica. Cambian de posici¨®n seg¨²n su conveniencia inmediata y lo mismo votan con radicales de la Cocobu del estilo de Stauner como con Bourlanges", concluye.
Jean Louis Bourlanges, franc¨¦s, centrista de la UDF, es uno de los diputados que combaten la creciente deriva antieuropea de su grupo y uno de los impulsores del Grupo Schumann, foro formado por una cuarentena de diputados que engloba a la UDF, populares espa?oles, democristianos belgas y holandeses y tambi¨¦n "algunos alemanes", explica, para centrar al PPE.
"No es en absoluto una maniobra antialemana", advierte Bourlanges, aunque admite que "el desencadenante ha sido el conflicto sobre Austria". "No somos pocos los que tenemos la sensaci¨®n de que en el grupo no fuimos escuchados. Por eso hemos decidido organizarnos. Y algunos nos hemos sentido agredidos por el lenguaje vehemente y agresivo del proyecto de informe sobre el descargo propuesto por la se?ora Stauner, que quer¨ªa hacer revivir la crisis del a?o pasado", a?ade. "Nosotros somos el punto de equilibrio del Parlamento", apostilla su compa?era de partido, la diputada Marielle de Sarnez.
"Se trata de encontrar un equilibrio de sensibilidades en el seno del PPE, donde conviven euroesc¨¦pticos junto a europe¨ªstas", tercia Fran?ois Bayrou, l¨ªder de la UDF. "El ala derecha del PPE vive en una l¨®gica de enfrentamiento con los socialistas. As¨ª no hay forma de que se apruebe ninguna decisi¨®n. Europa s¨®lo puede progresar y s¨®lo se puede gobernar si hay di¨¢logo entre las dos grandes fuerzas pol¨ªticas", sostiene.
La comisaria espa?ola Loyola de Palacio, vicepresidenta de relaciones con el Parlamento Europeo, prefiere quitar hierro al radicalismo de los conservadores alemanes. "Los grupos tienen una configuraci¨®n menos r¨ªgida que en un parlamento nacional", admite. "Hay tensiones, pero tambi¨¦n colaboraci¨®n", puntualiza.
"El Parlamento sale de una situaci¨®n de confrontaci¨®n. M¨¢s del 50% de los diputados han vivido la crisis anterior y se mantienen los recelos entre las dos instituciones. Es verdad que algunos siguen con clich¨¦s de la situaci¨®n de hace un a?o y tienen la tentaci¨®n de mantener esa tensi¨®n porque les fue rentable entonces, pero hay un sentimiento generalizado de reacci¨®n y se ha visto en el voto de la famosa enmienda de Bourlanges. Ah¨ª hay una cierta reacci¨®n de sensatez y de responsabilidad", enfatiza.
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