El Bar?a, al pie de su Everest
El equipo azulgrana busca de nuevo su primer y m¨¢s deseado t¨ªtulo en la que ser¨¢ su s¨¦ptima final a cuatro
El Bar?a vuelve a estar a pie de obra, ante su Everest, ante el reto que se ha agrandado a base de tropezar y tropezar desde que lo abord¨® seriamente por primera vez en 1984. A partir de ma?ana, en Sal¨®nica, ante el Maccabi de Tel Aviv y mientras el Panathinaikos y el Efes de Estambul dirimen la otra semifinal, echa otra vez el resto por conseguir el t¨ªtulo que m¨¢s desea y que, precisamente, m¨¢s veces se le ha escapado. Son ya cinco finales las que lleva perdidas y ¨¦sta ser¨¢ su s¨¦ptima presencia en una final a cuatro. Dos aut¨¦nticos r¨¦cords, para lo bueno y para lo malo.No hay otro club que haya resistido semejante permanencia en la ¨¦lite europea, de la misma manera que no hay ning¨²n otro que se haya quedado tantas veces con la miel en los labios. El Bar?a persigue el ¨²nico t¨ªtulo que le falta, tanto en el baloncesto como en cuanto club polideportivo: gan¨® la Copa de Europa de f¨²tbol en 1992, la primera de las cinco de balonmano en 1991 y la primera de hockey patines en 1973.
El meollo del asunto es que, unas veces sorprendido por la extraordinaria calidad de su rival -aquel Jugoplastika es el mejor equipo de los ¨²ltimos tiempos-, otras por la heroicidad de alg¨²n jugador rival -los 27 puntos de Wright en Ginebra, en 1984 o los 26 de Rivers en Roma, en 1997-, otra por un decisivo error arbitral -el tap¨®n ilegal de Vrankovic a Montero en Par¨ªs, en 1996-, el Bar?a no ha sido capaz de estar a la altura de su propia categor¨ªa ni de apuntillar en esta competici¨®n como lo ha hecho en todas las dem¨¢s. Hoy por hoy, no hay club m¨¢s consciente de lo cerca y lo lejos que se puede estar del objetivo en v¨ªsperas de una final a cuatro, ni de lo inculpado o exculpado que puede salir de ella. No hay t¨¦rmino medio para el Bar?a en esta situaci¨®n. Es la gloria o el fracaso.
Las funestas resacas por las finales perdidas han alcanzado de pleno al entrenador. A¨ªto Garc¨ªa Reneses, t¨¦cnico del Bar?a desde 1985 con un par de intervalos de pausa t¨¦cnico, ha aumentado su impopularidad entre buena parte de la afici¨®n y ha empa?ado su historial -por lo dem¨¢s superlativo- a causa de las derrotas en la m¨¢xima competici¨®n continental. El debate es permanente en torno a su figura, pero la filosof¨ªa del club, es decir, el criterio de su presidente, Josep Llu¨ªs N¨²?ez, no pudo ser expuesto de manera m¨¢s expl¨ªcita que cuando el entrenador, despu¨¦s de un a?o de par¨¦ntesis, volvi¨® a tomar las riendas del equipo. "Firmar¨ªa perder seis finales de la Euroliga en los pr¨®ximos 10 a?os como ha sucedido en los ¨²ltimos 10", dijo N¨²?ez el 11 de junio de 1998. Cierto es que el propio A¨ªto apostill¨®: "Yo no firmo eso, pero s¨ª estoy de acuerdo en que es un ¨¦xito y tiene mucho valor haberlo conseguido. Aspiro a lo m¨¢ximo, pero para m¨ª la Euroliga no es una obsesi¨®n". Para la afici¨®n y para muchos jugadores s¨ª es una obsesi¨®n, a la que han contribuido los anteriores fracasos, triunfar en el reto que ma?ana en Sal¨®nica, por s¨¦ptima vez, emprende el Bar?a.
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