La exposici¨®n 'Som i serem' IGNACIO VIDAL-FOLCH
Mucha gente est¨¢ recibiendo una invitaci¨®n de Edicions 62 y La Generalitat de Catalunya para ver la exposici¨®n Som i serem. La tarjeta lleva el escudo de la Generalitat, el logotipo de la editorial y un texto redactado en los siguientes t¨¦rminos, que traduzco del catal¨¢n: "Grup 62 y la Generalitat de Catalu?a se complacen en invitarle, como amante de la lengua catalana, a la exposici¨®n Som i serem. Le esperamos sin ning¨²n compromiso en la exposici¨®n, en el hotel Condes de Barcelona, paseo de Gracia, n¨²mero tal. Los amigos de la lengua catalana que visiten la exposici¨®n recibir¨¢n de regalo el libro Els c¨¤tars, del gran especialista Jes¨²s Mestre i Godes, valorado en 11.000 pesetas, y si se presentan acompa?ados de su pareja, recibir¨¢n adem¨¢s un lote de diez libros valorados en 20.000 pesetas. La visita a la exposici¨®n no implica ning¨²n compromiso. Dada la importancia de los regalos, se requerir¨¢ mostrar la invitaci¨®n y el carnet de identidad".Estas precauciones parecen un filtro para que no se cuele en la exposici¨®n gente podrida de autoodio, alg¨²n espa?olista o hasta p¨¦rfidos vidalquadristas (?brrrrr!) que siempre le ven los tres pies al gato; a m¨ª, la verdad, no me hab¨ªan invitado, pero me col¨¦ en el Hotel Condes de Barcelona, mimetiz¨¢ndome con un grupo de pulcros jubilados.
Subiendo una escalinata nos cruzamos con otro grupo -amantes, supongo, de la lengua catalana- que bajaban silenciosos con un ejemplar de Els c¨¤tars. La vida i la mort dels bons homes en una mano, y en la otra un mont¨®n de diez libros amarillos de la caracter¨ªstica colecci¨®n de novelas policiacas La cua de palla. Me pareci¨® que sus rostros llevaban impreso -en los p¨¢rpados entrecerrados, en el rictus amargo de los labios, en la pose encogida, en el desd¨¦n con que encend¨ªan sus cigarrillos- el estigma del aburrimiento y la vejaci¨®n que uno siente cuando un conocido trata de timarle. Aunque no lo logre, la ofensa est¨¢ hecha.
Entramos en el recinto donde sonaba la canci¨®n La fadrina va a la font tra-la-la; es un saloncito angosto, de techo bajo, con una treintena de sillas orientadas hacia una pared; y contra esa pared se extiende, como sobre el altar de una capilla rom¨¢nica, un parapeto de libros y enciclopedias de gran tama?o, adem¨¢s de tres banderas cuatribarradas y dos escudos de la Generalitat: eso es la exposici¨®n Som i serem.
Un hombre se puso a hablarnos, bien oir¨¦is lo que dec¨ªa:
-Como seguramente ustedes ya saben, desde 1962, cuando empezamos, con la Enciclopedia Catalana, nuestra andadura editorial, la Generalitat ha colaborado muchas veces con el Grup 62. Ahora el Departament de Publicacions nos ha pedido que les ayudemos en la distribuci¨®n de su enciclopedia Som i serem. Naturalmente, hemos dicho que s¨ª. Llevamos tres meses recibiendo a gente como ustedes en este hotel, por aqu¨ª ya han pasado 30.000 clientes.
En resumen: se trataba de endosarnos 13 vol¨²menes, a 12.500 pesetas cada uno, de la por tantos motivos notable enciclopedia Som i serem, editada por la Generalitat y redactada por voluntariosos historiadores. El primer y prolijo volumen se titula Catalunya i la Generalitat; el segundo y no menos meritorio, El palau de la Generalitat de Catalunya; el tercero, La sardana, dansa nacional catalana; otro, El patr¨® Sant Jordi... Y hab¨ªa empezado a sonar otra canci¨®n: "Rosor, llum de la meva vida..."
Si compr¨¢bamos, adem¨¢s, los diez vol¨²menes de la Historia de la cultura catalana, de Edicions 62, a 15.000 pesetas el total, nos regalaban un Atlas de Catalunya (premio de la Generalitat al mejor libro del a?o) y un Diccionari normatiu de la llengua catalana.
Yo pens¨¦: "?Hay que ver c¨®mo afecta a nuestro peque?o pa¨ªs el triunfo arrollador del ultraliberalismo, la privatizaci¨®n de las empresas p¨²blicas, las megafusiones! ?Se ha privatizado la Generalitat, y ahora vende sus productos con estrategias de marketing propias de los fabricantes de Tupperware! Pero no s¨¦ si en Proa o en Columna sentar¨¢ bien la fusi¨®n Generalitat-Edicions 62. ?A ti qu¨¦ te parece, Chucky?"
Porque, mientras sonaba -lo juro- Aixequem una senyera, despert¨® el mu?eco diab¨®lico que habita en m¨ª.
-?Som i serem!- dec¨ªa entre carcajadas sordas -?som i serem un pueblo que mantiene con sus impuestos una administraci¨®n, que financia los panfletos que edita esa administraci¨®n, y que luego es invitado por esa administraci¨®n, con triqui?uelas de tah¨²r, a comprar sus panfletos!
Esto me dec¨ªa Chucky, mientras a los dem¨¢s se nos iba petrificando la cara, como a los pulcros jubilados con los que nos hab¨ªamos cruzado en la escalera, cada uno con su mont¨®n amarillo de libros La cua de palla.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/M66ABDFNFABULAZA7FT7DQM53U.jpg?auth=c5ba3751f9ef41c55690c234cb1c97ef2dcc12a6ba970c0cb28287f155af71e7&width=414)
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