El desfile de Barcelona
Los de Converg¨¨ncia i Uni¨®, aliados necesarios del Partido Popular durante la anterior legislatura y en la que ahora inauguramos decididos votantes de la investidura cantada del candidato Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como nuevo presidente del Gobierno, han desarrollado otra vez ideas propias en el ¨¢mbito de la Defensa y de las Fuerzas Armadas. Ideas que conviene atender. Porque recordemos que el ¨²nico programa electoral donde constaba la supresi¨®n del servicio militar obligatorio cuando las generales de 1996 era el de CiU. Una formaci¨®n, cuya presencia territorial, limitada a las cuatro circunscripciones provinciales catalanas, la dejaba a cubierto de cumplir promesa de tan amplia aplicaci¨®n, cualquiera que hubiera sido el escrutinio de las urnas. Pero exigencias del gui¨®n de la alianza parlamentaria necesaria para aquella investidura de Aznar hicieron que la supresi¨®n del servicio militar figurara en el discurso program¨¢tico y se convirtiera de manera sobrevenida en un hallazgo anticipador, qui¨¦n sabe si ahora descubriremos que escrito con tinta invisible en el cuaderno azul. En todo caso, enseguida pudo pregonarse, adem¨¢s, como uno de esos puntos revolucionarios tan al gusto de los discursos a la juventud espa?ola de Josep Piqu¨¦ y de Te¨®fila Mart¨ªnez.En esta ocasi¨®n las ideas sobre Defensa y Fuerzas Armadas de CiU han adoptado el formato de una moci¨®n no de Ley presentada la semana pasada por su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Se resumen en una propuesta para que del D¨ªa de las Fuerzas Armadas, a celebrar el pr¨®ximo s¨¢bado 27 de mayo en Barcelona, se elimine la parada militar y la exhibici¨®n armament¨ªstica y todo se limite a un homenaje a las tropas que est¨¢n participando o hayan participado en misiones internacionales de paz y muy especialmente en recuerdo de quienes han pagado con sus vidas dicha participaci¨®n. La mencionada proposici¨®n se completa con una pregunta sobre el coste global de esta celebraci¨®n en Barcelona y en base a qu¨¦ conceptos. Es decir, que se quiere factura detallada.
Llegados aqu¨ª, conviene volver sobre los or¨ªgenes de este D¨ªa de las Fuerzas Armadas, establecido por el vicepresidente del Gobierno y ministro de la Defensa, teniente general Manuel Guti¨¦rrez Mellado, como alternativa democr¨¢tica al llamado Desfile de la Victoria. Aquel desfile tan bien resumido en los versos de Carlos Oroza recitados desde la puerta del Caf¨¦ Gij¨®n: "en esta avenida / se celebra el crimen / todos los a?os". Porque la victoria exhibida para orgullo de los unos se hab¨ªa consumado sobre la derrota y permanente humillaci¨®n de los otros. Y los otros eran compatriotas, connacionales, conciudadanos, a los que se situaba en la antiEspa?a, que segu¨ªa siendo preciso aniquilar como al mal absoluto. Por eso, emprendido el camino de la recuperaci¨®n de las libertades p¨²blicas, era preciso construir un nuevo orgullo para las Fuerzas Armadas (v¨¦ase el art¨ªculo Construir un nuevo orgullo, publicado en la p¨¢gina 11 de la edici¨®n de EL PA?S correspondiente al 24 de abril de 1982). Un orgullo en cuya invocaci¨®n todos pudieran coincidir, un orgullo que a nadie dejara en la humillaci¨®n de la derrota.
En ese camino estamos. Los ej¨¦rcitos de Franco, aqu¨¦llos que formaban parte de la amenaza nacional, a los que se quiso comprometer indefinidamente como atadura que bloqueara la libre expresi¨®n de la voluntad general, los que fueron dados en garant¨ªa a los franquistas del bunker, los que se quiso vincular a la consigna del todo quedar¨¢ atado y bien atado bajo la guardia fiel de nuestro ej¨¦rcito, se extinguieron. Ahora las Fuerzas Armadas forman parte de la Defensa de todos, de nuestras libertades, de la expresi¨®n de nuestra lib¨¦rrima voluntad pol¨ªtica. Tienen las armas, pero est¨¢n bajo nuestra disciplina, a las ¨®rdenes del poder constitucional, sometidas por el honor de la palabra dada. Es bueno que desfilen y se sientan ambientadas en sus misiones. CiU deber¨ªa rectificar y no mirarse s¨®lo en el simulacro de los mossos d?esquadra rindiendo honores.
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