Fabulosas paradojas
Los acordes de Hey Jude, de los Beatles, sirvieron para que los hinchas rojos ensalzaran a su h¨¦roe, el capit¨¢n Roy Keane, con un grito sonoro bajo los voladizos de Old Trafford. Este homenaje emocionante, en el primer minuto del partido, no invitaba a pensar en una posibilidad tr¨¢gica: el propio Roy Keane meti¨® el gol del Madrid, veinte minutos m¨¢s tarde. Se lo marc¨® en propia meta.Es el hombre m¨¢s carism¨¢tico en el Manchester. El medio centro batallador, la voz m¨¢s o¨ªda en el vestuario. Y un tipo querido por su afici¨®n. Precisamente ¨¦l se vio envuelto en una paradoja, una iron¨ªa en un partido cargado de tensi¨®n y de gui?os extra?os. Tambi¨¦n fue parad¨®jico que un centro de Michel Salgado terminara en gol -el gol de Keane-. El lateral madridista fue superado una y otra vez por su par, Ryan Giggs durante los primeros minutos. Salgado estuvo fuera de la onda defensiva, desencajado. Pero en una subida lanz¨® un centro que se termin¨® colando en la puerta de Van Der Gouw con la colaboraci¨®n de Keane. Ni McManaman, ni Savio, ni Roberto Carlos. La palma se la llev¨® el jugador de banda que peor centra en el Madrid. Otra paradoja.
El de Iv¨¢n Helguera fue otro caso sorprendente. Ayer jug¨® como defensa libre por segunda vez en su carrera. La primera vez que lo hizo fue para recibir al Manchester en Chamart¨ªn, hace 15 d¨ªas. En aquella ocasi¨®n, el t¨¦cnico, Vicente del Bosque, lo llam¨® por la tarde, unas horas antes del partido, para comunicarle su nueva obligaci¨®n. Helguera asumi¨® el reto entre la resignaci¨®n y la ansiedad. Nunca hab¨ªa jugado entre los dos defensas, aunque hab¨ªa frecuentado el centro de la zaga desde su a?o en el Espanyol. A lo largo del partido descubri¨® con cierta sorpresa que las cosas marchaban bien.
"Me dej¨¦ llevar, y al final las cosas me salieron con naturalidad", record¨® hace unos d¨ªas. Ayer, Helguera volvi¨® a meterse en la cueva. Y se diplom¨®. Barri¨® todos los pases de la muerte, todos los centros. Intercept¨® los pases interiores y cort¨® las internadas de Keane, en la espalda de Campo y Karanka.
Pero la paradoja m¨¢s colosal se produjo en la segunda parte. Redondo, tan t¨¢ctico como medio centro que casi nunca frecuenta el ¨¢rea, se dej¨® llevar por las musas en una jugada que se convertir¨¢ en un cl¨¢sico del f¨²tbol. Con un regate de tac¨®n, apenas visto en el f¨²tbol, dej¨® atr¨¢s a un defensor del Manchester, progres¨® hasta la l¨ªnea de fondo y dej¨® el gol a Ra¨²l. Es lo que ahora llaman asistencia, lo que sus detractores echan en falta a Redondo. Pues bien, ¨¦sta de Old Trafford quedar¨¢ para la historia.
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