Los dirigentes de la regi¨®n se re¨²nen para abordar la crisis
Una cumbre prevista, la de hoy junto a las cataratas Victoria, se va a desdoblar en dos reuniones trascendentales. Una primera, con los presidentes de Mozambique, Joaquim Chissano; de Namibia, Sam Nujoma, y de Sur¨¢frica, Thabo Mbeki. En ella, seg¨²n ha anunciado el portavoz de Mugabe, George Charamba, se hablar¨¢ de la guerra de las granjas. Y una segunda, sobre Congo, incluir¨¢ a los presidentes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo, Laurent Kabila; de Uganda, Ioweri Musevini y de Ruanda, Paul Kagame.Las graves crisis de Zimbabue y Congo est¨¢n interconectadas. La implicaci¨®n de Mugabe en aquel conflicto en apoyo de Kabila (participa con 10.000 soldados) ha arruinado la econom¨ªa del pa¨ªs, ha roto su relaci¨®n con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha servido de lucro a unos cuantos amigos con las concesiones en las minas de Katanga. La bancarrota de Zimbabue dej¨® expuesto electoralmente a Mugabe, que busca en los blancos su chivo expiatorio.
Sur¨¢frica, potencia regional que se al¨ªa en Congo con los enemigos de Mugabe (Uganda, Burundi y Ruanda), est¨¢ llamada tambi¨¦n a desempe?ar un papel clave en la cuesti¨®n de las tierras. Mbeki y Mugabe ya se reunieron a solas en La Habana, en la cumbre del Grupo de los 77, y hoy volver¨¢n a hacerlo. La oposici¨®n a Mugabe, el Movimiento para el Cambio Democr¨¢tico de Morgan Tsvangirai (la semana pasada estuvo en Pretoria), pide a Mbeki que adopte un papel mucho m¨¢s activo. Lo mismo quiere el Reino Unido, pero el Gobierno surafricano se defiende de las cr¨ªticas arguyendo que la diplomacia silenciosa es la ¨²nica que obtiene resultados.
La realidad es que Sur¨¢frica tiene su propio problema de tierras y sus propios veteranos que contentar (seg¨²n The Economist, de las 63.400 reclamaciones de tierras se han resuelto 4.000), y no desea crearse una crisis propia interviniendo en la de su vecino. A Mbeki tampoco le entusiasma la idea de un colapso total de Zimbabue y que una riada de refugiados invada sus fronteras. Una frontera que cada a?o mueve en comercio 1.300 millones de d¨®lares.
Malas relaciones
Las relaciones personales entre Mbeki y Mugabe no son buenas; en realidad son p¨¦simas: se detestan. Hereda el actual presidente surafricano el mismo encono y envidia que produc¨ªan en Mugabe los ¨¦xitos de Mandela.
No parece probable que en esta cumbre se produzcan milagros, pero podr¨ªa servir para dar a Mugabe cobertura internacional a un cambio de pol¨ªtica; ordenar, por ejemplo, el cese de las ocupaciones. De la guerra congole?a, en la que los implicados se enfrentan a opiniones p¨²blicas nacionales cada vez m¨¢s hastiadas por el dispendio, pocas novedades habr¨¢ antes de junio, fecha prevista para el inicio del despliegue de los 5.000 cascos azules aprobado por la ONU. Cinco mil cascos azules para informar de un alto el fuego firmado en julio de 1999 y nunca respetado en Congo, con una superficie 4,5 veces superior a la de Espa?a.
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