Dos exposiciones descubren la alquimia surrealista de Eugenio Granell Santiago y Palma de Mallorca muestran dos perspectivas de la obra del artista gallego XOS? MANUEL PEREIRO, A Coru?a
La mirada del pintor y escritor surrealista Eugenio Fern¨¢ndez Granell (A Coru?a, 1912) como alquimista est¨¢ patente estos d¨ªas en las salas del palacio de Benda?a, en Santiago, sede de la Fundaci¨®n Granell, donde se muestra la exposici¨®n Eugenio Granell. El elixir del alquimista, junto con otra de collages de su esposa, Amparo Segarra, realizados en los a?os cincuenta. La obra de Granell y Segarra s¨®lo hab¨ªan coincidido antes en una exposici¨®n colectiva."Granell experiment¨® siempre un inter¨¦s especial por la alquimia, como demuestra en sus obras, en las que est¨¢n presentes los elementos que conforman la materia: agua, fuego, viento y tierra", se?al¨® en la presentaci¨®n el comisario de la exposici¨®n, Javier Herrera. "A partir de estos cuatro elementos, Granell reconstruye mentalmente el proceso de formaci¨®n de la vida y se comporta como un alquimista al intentar traducir los secretos del macrocosmos y de su microcosmos particular a un idioma ¨²nico e inconfundible".
Tambi¨¦n hay en estas obras evidentes referencias a la cosmogon¨ªa mas¨®nica. Ya en 1951, Granell hab¨ªa colaborado con Jos¨¦ Vela Zanetti en unos murales para una logia en San Juan de Puerto Rico.
Misterios
El elixir del alquimista est¨¢ estructurada en tres partes, cada una expuesta en una sala. En la primera, Los espejos de los adeptos, se recoge la visi¨®n de la alquimia como adquisici¨®n del conocimiento. La figura del alquimista catal¨¢n del siglo XIII Arnau de Vilanova introduce a Granell en los secretos de la naturaleza en la segunda parte de la exposici¨®n.
Las obras de la tercera sala, denominada El atanor del alquimista, est¨¢n centradas en el sol y la luna, s¨ªmbolos que consiguen realizar todas las metamorfosis y transmutaciones que originan nuevos seres que viven en un para¨ªso en el que el tiempo es infinito "y donde el ¨²nico elemento imprescindible es el encuentro fortuito con la individualidad", seg¨²n Herrera.
Eugenio Granell conoci¨® a la que ser¨ªa su esposa, Amparo Segarra, en 1940, en el tren en el que ambos hu¨ªan de Par¨ªs, v¨ªa el puerto de Le Havre, hacia el exilio americano. Juntos llegaron primero a Santo Domingo, donde Granell entrar¨ªa en contacto con el fundador del surrealismo, Andr¨¦ Breton, que lo incluy¨® en la segunda exposici¨®n de este grupo en Par¨ªs junto a los artistas Matta, Gorky y Giacometti. La dictadura de Trujillo los oblig¨® a salir hacia Guatemala y luego hacia Puerto Rico, donde Granell se relacion¨® con Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. M¨¢s tarde pas¨® dos a?os en Nueva York. En 1969 volvi¨® a Espa?a por primera vez desde su exilio y en 1985 se instal¨® definitivamente aqu¨ª.
La exposici¨®n Amparo Segarra. Collages, expuesta en la primera planta del palacio de Benda?a recoge parte de las composiciones que la esposa del pintor elabor¨®, con la colaboraci¨®n de Granell, en los a?os de su exilio en Puerto Rico.
A principios de los a?os cincuenta, Amparo Segarra bas¨® sus primeros collages, para una exposici¨®n de modas, en recortes de revistas con las que mostraba mujeres elegantes paseando por escenarios parisienses. En la siguiente d¨¦cada, Segarra realiz¨® obras m¨¢s personales e imaginativas componiendo relaciones imposibles entre elementos sin ninguna correspondencia real, "una paradoja que forma parte de su visi¨®n del mundo", en opini¨®n de Javier Herrera.
Eugenio Granell proyect¨® su personalidad tanto en la pintura, la m¨²sica, la fotograf¨ªa y la escultura como en la literatura. Entre sus obras destacan El hombre verde, El calvo y Lo que sucedi¨®. Como reflejo de esa actividad multidisciplinaria, la fundaci¨®n organizar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 27 un marat¨®n de 24 horas de lecturas de fragmentos de sus obras.
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