Globalizar los derechos de los trabajadores
Todos los Primeros de Mayo son una reivindicaci¨®n radical contra el sistema que produce la marginalidad, la exclusi¨®n, la explotaci¨®n y que implica condiciones alienantes para los integrados en las redes de producci¨®n y distribuci¨®n de los recursos.Si algo define, a mi juicio, la esencia ideol¨®gica del sindicalismo y del movimiento obrero es el haber fundido los conceptos de libertad e igualdad. El haber descubierto que la libertad se transforma en privilegio de unos pocos cuando no hay igualdad, y que no existe igualdad en tanto unas personas sean clase dominante de los dem¨¢s seres humanos.
El historiador Eric Hobsbawn nos advert¨ªa que el capitalismo global, hoy, ha perdido todo sentido del miedo. Se aceptan niveles de desigualdad y de recorte de derechos que antes no se hubieran tolerado. Estados Unidos, Canad¨¢, la Uni¨®n Europea y Jap¨®n poseen alrededor del 75% del PIB mundial, representando a menos del 20% de la poblaci¨®n. Tres mil millones de personas subsisten por menos de dos d¨®lares al d¨ªa. El capital de las 225 personas m¨¢s ricas del mundo equivale al ingreso anual del 47% m¨¢s pobre de la poblaci¨®n mundial. ?ste es el resultado del principio din¨¢mico del liberalismo, que no es otro que la competici¨®n. El principio din¨¢mico del sindicalismo es la cooperaci¨®n y la solidaridad. No podemos abdicar de la aspiraci¨®n a una sociedad donde sea efectivo y no meramente declarativo el derecho al trabajo y el derecho de todo trabajador a una vivienda digna, a una educaci¨®n y a una sanidad, a unas condiciones de existencia dignas, a no ser parias de la tierra sino ciudadanos con derechos.
En la actualidad se consideran privilegiados a los que tienen trabajo, aunque sea mal pagado y en malas condiciones. El derecho al trabajo empieza a obligar a muchas personas a trabajar sin derechos.
"Lo importante es siempre la estabilidad econ¨®mica, para lo que hay que cercenar y controlar la inflaci¨®n. No importa tanto el empleo. Hay que privatizar el m¨¢ximo de empresas. Hay que restringir la protecci¨®n al desempleo, ya que desanima la b¨²squeda de trabajos con salarios bajos, adem¨¢s de reducir el temor al despido. Los salarios m¨ªnimos son un elemento de rigidez para la creaci¨®n de empleo. Los convenios sectoriales ya no sirven, por ser 'r¨ªgidos'. S¨®lo sirven los de empresa. Desfiscalizar las rentas del capital es una necesidad para animar la inversi¨®n, el crecimiento econ¨®mico y el empleo. Flexibilizar, desregular y desreglamentar las relaciones laborales es sin¨®nimo de modernidad, competitividad, dinamismo y eficacia econ¨®mica". Todas estas son las recetas del pensamiento ¨²nico, de un capitalismo sin reglas, sin sem¨¢foros, sin controles, de una econom¨ªa que por ser tan libre se convierte en salvaje.
Pero estas "recetas" provocan exclusi¨®n, desigualdad y tambi¨¦n incertidumbres e inseguridades, con sus des¨®rdenes y tormentas financieras y monetarias. Esto ¨²ltimo comienza a preocupar a los poderes dominantes. El aumento de las desigualdades comienza a ser una amenaza para la estabilidad del propio sistema. Parece que se empiezan a resquebrajar los principios fundamentalistas del pensamiento ¨²nico.
Las pol¨ªticas econ¨®micas de talla ¨²nica tambi¨¦n han sido practicadas, tanto por el Gobierno central como por el Gobierno vasco. En los ¨²ltimos tiempos hemos asistido a una erosi¨®n permanente de los mecanismos institucionales de redistribuci¨®n que se hacen desde los poderes p¨²blicos. As¨ª, nuestros impuestos est¨¢n sufriendo una verdadera transformaci¨®n. Los indirectos suponen ya casi la mayor¨ªa de la recaudaci¨®n y los directos merman. La fiscalidad es cada vez menos redistributiva. Las rentas altas, los beneficios y el capital contribuyen cada vez menos al sostenimiento de los gastos comunes. En nuestra Comunidad Aut¨®noma Vasca el debate de los impuestos se ha reducido a la defensa de un Concierto Econ¨®mico en beneficio de los empresarios.
En nuestra comunidad aut¨®noma llevamos seis a?os con un crecimiento acumulativo del 3,8% del PIB de media anual. Esto es una oportunidad social que no se est¨¢ aprovechando. Se ha reducido el gasto p¨²blico en relaci¨®n con el PIB. Lo mismo ocurre en sanidad, que se ha reducido a un 4% del PIB previsto para el 2000 frente al 4,5% del 98 y en educaci¨®n tambi¨¦n se ha reducido su porcentaje a un 3,7% frente al 3,9% en 1998. El mapa social de nuestra comunidad aut¨®noma habla de la existencia de m¨¢s de 35.000 familias viviendo por debajo del umbral de la pobreza. 40.000 j¨®venes no pueden independizarse de sus familias por falta de recursos.
Podemos seguir hablando de la erosi¨®n de los salarios y sobre todo de los derechos laborales: siniestralidad, precariedad y discriminaci¨®n. Ser mujer, joven y parado de larga duraci¨®n es potencialidad de exclusi¨®n.
En la vida de las personas y de las sociedades hay algo m¨¢s grave que la enfermedad y esto no es otra cosa que equivocarnos en el remedio para corregir. Estoy convencido de que toda organizaci¨®n sindical en Euskadi est¨¢ de acuerdo con el diagn¨®stico de esta situaci¨®n. El 1? de Mayo es una fecha de encuentro reivindicativo de todos los trabajadores y trabajadoras del mundo en defensa de la igualdad, la solidaridad y la seguridad, por el derecho a un trabajo digno y al reconocimiento de los derechos fundamentales como la libertad sindical, la negociaci¨®n colectiva y la huelga, la desaparici¨®n del trabajo forzoso, la prohibici¨®n del trabajo infantil y la eliminaci¨®n de la discriminaciones que a¨²n persisten en el empleo.
La reciente cumbre de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, celebrada en Seattle, ha demostrado que hay rebeldes con causa y que hay que poner l¨ªmites a las dictaduras de los mercados. Esta es una batalla m¨¢s all¨¢ del mundo sindical. Es lo m¨¢s importante. Termino esta reflexi¨®n recuperando un anuncio l¨²cido, claro y preocupante de Alain Touraine: "A finales del siglo XIX y principios del XX, las naciones que perd¨ªan el control de sus econom¨ªas se lanzaban de cabeza hacia el nacionalismo, ya fuera ¨¦ste de cariz reaccionario o revolucionario. Si hoy nos sometemos a los intereses de un capitalismo financiero estaremos preparando un siglo XXI todav¨ªa m¨¢s violento y militarista de lo que haya podido ser el siglo XX". Globalizar los derechos de los trabajadores es una exigencia democr¨¢tica que nos afecta a todos. Esto es un reto colectivo, que en un 1? de Mayo es oportuno recordar y sobre todo comprometerse en contra de las pol¨ªticas econ¨®micas de talla ¨²nica, que no tienen ¨¢mbitos, que eliminan derechos a los trabajadores y que excluyen, marginan y dividen a la ciudadan¨ªa.
Carlos Trevilla Acebo es secretario general de UGT-Euskadi.
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