El domador de 'Los tigres albinos'
La realidad tiene pliegues invisibles por los que se puede extraviar un hombre. El escritor Hip¨®lito G. Navarro (Huelva, 1961) conoce esas intersecciones donde el tiempo es un mu?eco y el espacio se moldea como plastilina. Navarro acaba de publicar su cuarto libro de relatos, Los tigres albinos, en la prestigiosa editorial Pre-Textos. Navarro es un aut¨¦ntico especialista en el g¨¦nero del cuento. "El relato me permite m¨¢s los juegos experimentales con el lenguaje. Una novela no me permitir¨ªa ese juego", afirma el autor onubense.Navarro public¨® con anterioridad El cielo est¨¢ L¨®pez (1990), Man¨ªas y meloman¨ªas mismamente (1992) y El aburrimiento, Lester (1996). Los tigres albinos supone una vuelta de tuerca sobre un territorio que puede resultar herm¨¦tico y desconcertante para muchos lectores. Sin embargo, otros entrar¨¢n gustosos en unas p¨¢ginas regidas por las leyes del lenguaje, el humor y el absurdo que se esconde tras los actos cotidianos.
"La novela siempre se ha nutrido del cuento. El relato permite m¨¢s libertad para descubrir nuevos recursos", explica Navarro. Escritores como Cort¨¢zar, Beckett y Kafka han dejado su rastro en Los tigres albinos, que incluye 32 relatos.
"Dos de mis cuatro libros los he dedicado a Cort¨¢zar, que es la fuente donde aprend¨ª a escribir cuentos", indica. Aunque, en apariencia, el mundo literario de Navarro tenga poco que ver con el de Ch¨¦jov, el escritor ruso tambi¨¦n figura entre sus devociones. "Durante mucho tiempo no hice un viaje sin un libro de Ch¨¦jov en la maleta", se?ala. Entre los espa?oles hay tres autores de relatos que han dejado una honda huella en Navarro. Se trata de Antonio Pereira, Medardo Fraile e Ignacio Aldecoa.
La fantas¨ªa y el absurdo vertebran los cuentos de Navarro. "Me ha interesado hablar de las cosas m¨¢s cotidianas salpic¨¢ndolas con un gui?o fant¨¢stico o viendo su lado absurdo. Pretendo se?alar esa parte absurda de la existencia. Me gusta pelear contra la solemnidad, contra esa literatura que va a arreglar el mundo", comenta.
A Navarro no le arredra el rechazo que pueda encontrar en lectores que a la narrativa le piden una trama cl¨¢sica, como la convertida casi en un canon por Maupassant, Baroja o Cheever. "Cuando le llega algo distinto, a la gente le apetece leerlo. No tengo mucho inter¨¦s por un lector al que lo distinto le eche para atr¨¢s. Los libros salen m¨¢s planos y suaves cuando uno da l¨ªneas por perdidas. Un escritor no puede permitirse el lujo de dar l¨ªneas por perdidas", recalca el autor de Huelva.
"He escrito muchos cuentos jugando a la asociaci¨®n verbal y de ideas. Intento contar las cosas de una forma distinta a como lo hicieron los escritores anteriores. Todas las historias est¨¢n ya contadas. Lo m¨¢s importante es la manera de contar esas historias. La forma me interesa much¨ªsimo m¨¢s que los temas", agrega.
Navarro tiene una concepci¨®n l¨²dica de la narrativa. "Para m¨ª la literatura es un divertimento. Intento pas¨¢rmelo lo mejor posible escribiendo. Si no me divierto, lo dejo. Pienso que si yo no me divierto escribiendo, el lector dejar¨¢ el libro", afirma. "Con humor se pueden decir cosas m¨¢s interesantes que poni¨¦ndose serio. El ¨²nico conservante de la literatura es el humor. La mayor¨ªa de las obras que quedan lo hacen porque llevan el conservante del humor. Ah¨ª tenemos el Quijote, el Lazarillo... La seriedad no va a ninguna parte en literatura", concluye Navarro.
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