La llamada de Aznar
La prensa ha se?alado estos d¨ªas los or¨ªgenes izquierdistas de varios de los miembros del Gobierno de Aznar. Efectivamente, Josep Piqu¨¦, Celia Villalobos, Pilar del Castillo y Anna Birul¨¦s hicieron sus primeros pinitos pol¨ªticos durante el tardofranquismo en algunas formaciones de la extrema izquierda. Despu¨¦s vinieron los desencantos, las carreras profesionales, el acceso a las ¨¦lites del dinero o de la pol¨ªtica hasta la integraci¨®n en la derecha aznarista. Pasqual Maragall se ha permitido incluso alguna iron¨ªa sobre unas evoluciones que "parecen travestismos". En 20 a?os el mundo ha cambiado una barbaridad, ?por qu¨¦ no las personas? En los tiempos tan despolitizados que vivimos, a nadie se le ocurrir¨¢ pedir alguna explicaci¨®n a los ministros, y mucho menos a ellos darlas. Y sin embargo, ser¨ªa interesante conocer detalles de la experiencia de estos ciudadanos hasta el momento en que respondieron s¨ª a la llamada de Aznar con toda naturalidad y sin dudarlo, como ha contado la propia se?ora Birul¨¦s. ?Hubo siquiera un instante para la melancol¨ªa despu¨¦s de que el presidente colgara el tel¨¦fono o nuestros personajes tienen perfectamente asumido que los que viven con el turbo puesto no pueden perder un minuto mirando atr¨¢s? Quiz¨¢ si pudi¨¦ramos conocer estos detalles sabr¨ªamos algo m¨¢s de la peque?a historia de este pa¨ªs y no habr¨ªa sido una sorpresa el salto de Aznar a la mayor¨ªa absoluta.Siempre recordar¨¦ a un veterano del PSUC que, en aquellos a?os del antifranquismo, me espet¨®: "En este partido faltan comunistas y sobran gentes como t¨² que, por m¨¢s que cre¨¢is lo contrario, no sois m¨¢s que liberales". En parte, ten¨ªa raz¨®n el hombre. Las familias de las clases dirigentes aportaron muchos hijos al antifranquismo que viv¨ªan a la vez el rechazo de la moral cat¨®lica impuesta y de las r¨ªgidas costumbres imperantes en torno al poder familiar y la aventura de la emancipaci¨®n personal, donde lo individual y lo colectivo se confund¨ªan a menudo. La necesidad de reemplazar la fe sin sentir p¨¦rdida o vac¨ªo conduc¨ªa a otra fe m¨¢s irracional si cabe. Pasados aquellos tiempos, sobre los que tantas leyendas se han construido, en los que parec¨ªa que todo era posible porque el viejo r¨¦gimen ya no ten¨ªa legitimidad y el nuevo a¨²n no hab¨ªa cerrado las reglas del juego, se impuso el principio de realidad y empez¨® la gran dispersi¨®n. Algunos emprendieron el camino de la pol¨ªtica institucional, otros se entregaron a sus carreras profesionales. Y descubrieron el poder del dinero. Curiosamente algunos de ellos, cuando les ha llegado la llamada del poder pol¨ªtico, han dejado, aunque s¨®lo sea por un tiempo, las seguridades del poder econ¨®mico para probar las excelencias del gobierno. Son tiempos en que la econom¨ªa parece ser lo que ¨²nico importante y en que hay una creciente coincidencia entre profesionales de la pol¨ªtica y profesionales del dinero en que debilitar al Estado es lo ¨²nico realmente importante.
En los ochenta entr¨® en juego la incapacidad del PSOE para integrar a profesionales con los que hab¨ªa compartido sensibilidades de izquierda pero que no encontraron sitio ni atenci¨®n por parte de un partido obsesionado con que no se le escapara nada de las manos. El PSOE se encerr¨® en s¨ª mismo hasta la asfixia, insensible para establecer complicidades con gentes que se hab¨ªan movido en los espacios conc¨¦ntricos del socialismo.
No vamos a descubrir ahora las correlaciones entre posici¨®n social e ideolog¨ªa y opci¨®n pol¨ªtica, por mucho que hayan quedado desdibujadas en los tiempos posmodernos. Pero en el momento en que el PP recarga el im¨¢n del poder con el campo magn¨¦tico de la mayor¨ªa absoluta, la ausencia de alternativa hace m¨¢s impune cualquier aproximaci¨®n al que gobierna. El PP es lo que hay. Y apuntarse a lo que hay crea poca escisi¨®n o duda moral al que piensa en t¨¦rminos de poder.
La derecha ten¨ªa poca cantera democr¨¢tica. Durante 40 a?os su r¨¦gimen fue la dictadura y era ¨¦ste el territorio en el que hab¨ªa aprendido a navegar. Han tenido que pasar 20 a?os para que los j¨®venes cachorros posfranquistas hayan completado masters y aprendizajes. No es extra?o que algunos de ellos hubieran tenido en su juventud veleidades de extrema izquierda. Los hitos izquierdistas de los curr¨ªculos de algunos ministros y la par¨¢lisis ideol¨®gica de la izquierda tienen mucho que ver. Se habla de un periodo desideologizado cuando en realidad la ideolog¨ªa es m¨¢s fuerte y potente que nunca: es tan eficaz que incluso se puede hacer creer que no existe. Forma parte de la nueva ideolog¨ªa la transferencia de gentes formadas en la gesti¨®n empresarial a la gesti¨®n pol¨ªtica. A ella corresponde tambi¨¦n el principio de tercera v¨ªa como ¨²nica pol¨ªtica posible, resultante de la superaci¨®n de contrarios (derecha e izquierda). Cuando no hay m¨¢s que un camino, ?qu¨¦ explicaciones se pueden pedir al que se incorpora a ¨¦l? No son unas gotas de iron¨ªa sino unas propuestas realmente alternativas las que pueden poner en evidencia a los antiguos izquierdistas que ahora sienten la llamada de Aznar.
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